La denominada «zona caliente» de la aviación, son los lugares donde los vuelos de aerolíneas comerciales, y sus pasajeros, corren el riesgo de ser derribados por armamento utilizado en conflictos armados.
La mirada ha vuelto a posarse en la seguridad aérea luego de que el jueves un avión de Malaysia Airlines cayera en el este de Ucrania, zona disputada entre ucranianos y separatistas prorrusos. Todo apunta a que fue derribado por un misil.
Inmediatamente, las autoridades aéreas internacionales, así como las propias aerolíneas se inclinaron a evitar o abiertamente prohibir el paso de sus aviones por la zona.
Este jueves, funcionarios de aviación en Argelia dijeron haber perdido contacto con una aeronave fletada por la aerolínea española Swiftair y operada por Air Algerie con 116 personas a bordo. Hasta el momento no se tienen detalles de la razones de este incidente, pero la ruta del vuelo -desde Burkina Faso hasta Argel- sobrevolaba una de las zonas consideradas peligrosas para la aviación civil.
Y el conflicto en Gaza también ha tenido sus consecuencias en la industria aeronáutica.
El martes la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, según sus siglas en inglés), prohibió a las aerolíneas estadounidenses volar al aeropuerto de Tel Aviv, en Israel, luego de que un cohete cayera cerca del aeropuerto de Ben Gurion, en el contexto del conflicto entre el país y el grupo islamista Hamas.
Luego de que la autoridad estadounidense anunciara la medida, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA, según sus siglas en inglés), emitió una circular donde «recomienda enfáticamente a los usuarios del espacio aéreo abstenerse de operar desde y hacia el aeropuerto internacional de Tel Aviv Ben Gurion».
Algunas aerolíneas europeas, como Lufthansa, Air France y KLM, cancelaron sus vuelos.
Pero el aeropuerto israelí y el este de Ucrania sólo se suman a la lista de prohibiciones aéreas de la FAA.
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La venta mundial de armas descendió un 38 por ciento durante el año pasado, alcanzando así el nivel más bajo de comercio armamentístico desde el 2003, según ha confirmado este sábado el conocido como think-tank del Congreso estadounidense, Congressional Research Service.
La recaudación por la venta de armamento durante el año 2010 se redujo a 40 400 millones de dólares (casi 30 000 millones de euros), cuando en 2009 la cifra rondaba los 65.200 millones de dólares (más de 48 300 millones de euros), de acuerdo con las cifras de esta organización.
Sin embargo, a pesar de la fuerte crisis financiera que sacude a las principales economías globales, Estados Unidos continúa liderando el mercado armamentístico al concentrar el 57,2 por ciento de los acuerdos comerciales de este tipo. En el caso norteamericano, el descenso se cifró en un seis por ciento hasta los 21.300 millones de euros (cerca de 15 800 millones de euros).
En la segunda posición se encuentra Rusia, que aglutina el 19,3 por ciento del comercio y recibió un total de 7 800 millones de dólares (unos 5 800 millones de euros) a cambio de la venta de armas. A Estados Unidos y Rusia le siguen, por este orden, Francia, Reino Unido, China, Alemania e Italia.
Los países desarrollados son los principales vendedores de armas a nivel internacional, de acuerdo con el informe realizado por el Congressional Research Service, que está considerado como uno de los documentos más detallados sobre la venta de armamento disponible para el público.
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