Los acontecimientos que están ocurriendo en Córdoba con la masiva inmatriculación de bienes públicos por parte de la Iglesia rebasan todo criterio de racionalidad y se inscriben dentro de lo puramente arbitrario, cuando no delictivo.
Apropiarse, por medio de una ley obscura y preconstitucional, del monumento emblema e icono de la ciudad, la Mezquita, y ahondar en su particular itinerario de rapiña, hasta en el cambio de nombre, es toda una categoría, mucho más cercana al sectarismo doloso que a la supuesta aconfesionalidad de un también supuesto estado de derecho.
Pero la perplejidad del ciudadano atracado y atropellado no queda ahí. Con cuenta gotas van apareciendo nuevas inmatriculaciones, todas hechas con ocultamiento y sin publicidad alguna, lo que no deja de ser una prueba de su ilicitud, sino que en un paradigma que sería hilarante sino fuera trágico, la voracidad infinita de estos iluminados,que ofertan en su ideología que su “reino de este mundo”, se apropian alevosamente hasta de la plaza pública.
Todo este confinamiento de la razón, todo este atropello a la “res pública”, no sería posible si no contaran con el servilismo y la impostura de unos mal llamado representantes de la ciudadanía, que anteponen su adoctrinamiento, su alianza de poderes pasajeros entre la codicia eterna y el sillón provisional.
Ampliar en: Lucas Leon Simon
Ante la lectura de la carta de monseñor Demetrio Fernández González, desde la Asamblea de Mujeres de Córdoba YERBABUENA, manifestan:
Córdoba es desde hace unos días la única ciudad del mundo que cuenta con un Tribunal de Inquisición para su exclusivo uso y disfrute. O sea, eso mismo que acabas de leer, incrédulo lector. Y aquí nadie parece haberse enterado. A esta ciudad le pasan las posibilidades de promoción, de rellenar la Marca Córdoba con contenidos impactantes. Ningún medio de comunicación local, ni religioso ni laico, se ha olido siquiera la importancia de tan espeluznante acontecimiento que aparece en Facebook. O sea, una ciudad tan necesitada de promoción turística como ésta, se convierte en una ciudad única en una cosa tan inquietante como esa. Y mira que el obispo Don Demetrio, un auténtico supershowman, uno de los más histriónicos personajes públicos que han prosperado en esta ciudad, por encima incluso del gran Sandokán, se deja las tiras de pellejo en la titánica labor de promocionarnos. Desde su denuncia de que la Unesco quería convertir a la humanidad al mester de mariconería, hasta su defensa de los valores de la Sección Femenina, pasando por su rebautizo de los monumentos cordobeses, ha hecho grande el famoso dicho: que hablen de nosotros, bien o mal pero que hablen. Ni Patios, Ni Noche Blanca, Ni Rally Sierra Morena, ni Cabalcor ni ná ¡Así es como se venden los flamenquines!
La Inquisición rediviva se está constituyendo en la ciudad por obra y gracia del mayor benefactor del turismo local con el que nunca hubiéramos soñado contar: Monseñor Demetrio Fernández. Porque la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuyo único brazo local, después de 178 de abolida en España, se ha reinstaurado en Córdoba, no es nada más que el nuevo nombre con que Pablo VI rebautizó a la antigua Inquisición, que en Roma nunca llegó a abolirse. Se da la feliz circunstancia de que el Santo Padre Benedicto Decimosexo fue su Director, o sea Gran Inquisidor, durante años y de que nuestro actual pastor, el heredero actual de la Sede de Osio, Monseñor Demetrio, fue miembro destacado de la comisión episcopal de su sección española, desde la que, siguiendo los pasos de quien fuera Martillo de Arrianos en el siglo IV lo ha sido en pleno siglo XXI [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]. Así que nuestro Gran Inquisidor español ha decidido regalarse y regalarnos un Tribunal para su uso -y nuestro- disfrute exclusivo. Nada menos que 31 inquisidores serán los encargados de velar por la pureza de la doctrina en nuestra ciudad. Todos ellos aparecen retratados en la página del facebook de la Diócesis de Córdoba jurando el cargo. Quién no conoce a la mayoría de ellos y quién puede dejar de afirmar que no podían haberse elegido mejores candidatos y mejores miembros, porque entre ellos hay de todo de todo. Lo que se dice de to-do de to-do. Perfectamente preparados para descubrir todas y cada una de las desviaciones de la fe que en la ciudad pudieran cometerse.
Fuente: La Colleja
Según un informe aparecido en el diario La Mañana de Córdoba (República Argentina), los presos estudiantes universitarios tienen en promedio calificaciones mejoes que los alumnos en libertad. Los presos tienen calificación 7.40, mientras que los alumnos comunes promedian 6.40.
La mayoría de los internos de Córdoba son proclives a estudiar o a aprender algún oficio. De los 5500 presos que tiene la población penal de la provincia, 3000 están trabajando.
Según Bouvier, jefe del Servicio Penitenciario de Córdoba: “Antes, el interno procesado no tenía actividades, mientras que hoy en Bouwer se están abriendo talleres para capacitarlo en algún oficio. Hace varios años que el Servicio Penitenciario viene trabajando en este tema. No es fácil generar en un establecimiento carcelario un ámbito de estudio. Cada día vamos creciendo más”.
“Es fundamental la educación en el Servicio Penitenciario. Todo esto genera un diálogo distinto, de otro nivel con los presos. Las agresiones se bajan, es muy importante la educación”, enfatizó Bouvier.
Por otra parte, el jefe del sistema carcelario de Córdoba resaltó la vocación de los docentes que arriban al establecimiento penal para impartir las clases. “Los docentes van todos los días a la cárcel en horarios estipulados para ayudarlos en la educación”, precisó.
Fuente: CADENA 3.COM (Argentina)
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