Hace 75 años (el uno de abril de 1939), a las 22:30 horas y a través de la emisora Radio Nacional, el locutor Fernando Fernández de Córdoba leía el que sería el último parte de la Guerra Civil Española, el cual había sido redactado y firmado, unas horas antes, por el dictador Francisco Franco en la sede del gobierno del bando nacional que él encabezaba situado en el Palacio de la Isla (Burgos).
El texto del último parte de la Guerra Civil Española, tal y como se puede ver en la imagen adjunta a la derecha, decía lo siguiente:
En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.
El Generalísimo
Franco (firma)
Burgos 1º abril 1939
Para acceder a la grabación en audio: 20Minutos.es
Preston, el investigador del franquismo más reconocido a escala mundial, quiso desmontar algunos tópicos que fabricó la propaganda franquista en torno a la figura del dictador. Por ejemplo, «el mito de un caudillo compasivo y atormentado hasta la madrugada por las sentencias de muerte que debía firmar». Muy lejos de aquella idea, Paul Preston aseguró ayer que Franco leía y firmaba las sentencias de muerte de los condenados «mientras comía», «tomando café antes de la siesta» o «viajando en coche». Eran «cosas de trámite», como las calificó el Generalísimo en alguna ocasión ante su cuñadísimo.
En una conferencia pronunciada íntegramente en catalán, el historiador británico atacó el mito de Franco como «magnánimo patriota» y «salvador del alma de la nación». Sólo una razón le bastó a Preston para desmontar esa idea: «Hasta su muerte, tuvo a España rencorosamente dividida entre vencedores y vencidos».
Además de ajusticiar históricamente a Franco, Paul Preston quiso ensalzar la firme resistencia del último jefe de gobierno de la República, el socialista Juan Negrín. «Su política de resistencia era realista, porque capitular -o pactar con Franco, como le pedía hasta el presidente Azaña- era abrir las puertas a la represión», afirmó. Negrín le dijo a un colega socialista: «Para la rendición incondicional, que el Partido Socialista no cuente conmigo. Yo no entrego indefensos a centenares de españoles para que Franco se dé el placer de fusilarlos». Por desgracia, concluyó Preston, «los hechos le dieron la razón».
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
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