¿Podría existir una persona tan obesa que pudiera sobrevivir a los disparos de una pistola, es decir, deteniendo el proyectil antes de que llegue a los órganos vitales?
Para saber el daño que puede producir una bala deben medirse dos cosas: la profundidad de penetración y la cantidad de daño tisular por centímetro de dicha penetración.
Considerando el Compendium of Modern Firearms de K. Dockery y R. Talsorian, una bala común, es decir, una bala de pistola de nueve milímetros, es capaz de penetrar unos 60 centímetros en la carne humana, originando una media de un centímetro cúbico de lesión por centímetro de penetración. Esto ocurre así siempre que la bala no sea frenada por algún hueso, claro, algo que ocurre con frecuencia.
Sin embargo, esta penetración no es aplicable a la grasa, que es aproximadamente un 10 % más blanda y menos densa que el músculo. Pero para simplificar las cosas, vamos a imaginar que la grasa de la barriga es como cualquier otra parte del cuerpo. Y que pasamos por alto la distancia a la que disparamos la pistola, reduciendo la capacidad de penetración a 30 centímetros. Entonces el tipo capaz de detener balas debería tener una masa de 650 kg, si atendemos a los siguientes cálculos (sin mucho rigor científico):
Existen varias fórmulas para calcular el área superficial del cuerpo, utilizando la fórmula de Mosteller, que considera que el área de la superficie corporal de un individuo en metros cuadrados es igual a la raíz cuadrada del producto de su altura en centímetros y su peso en kilos, dividido todo ello por 60. En el caso de un hombre de 175 centímetros de altura y 75 kilos de peso, esto nos da un área de superficie corporal de 1,91 metros cuadrados. Así que para cubrir esa área con una capa de grasa de 30 centímetro de espesor y de una densidad de un gramo por centímetro cúbico, necesitaríamos por lo menos 573 kilogramos. Si se añade eso al peso del cuerpo, se llega a la conclusión de que el individuo a prueba de balas característico tenadría una masa aproximada de 650 kilogramos.
Fuente: Xataka Ciencia
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