El negocio de tratar a los niños autistas con cosas que no sirven para absolutamente (como psicoanálisis) nada salvo para esquilmar a los padres parece tan lucrativo que hay otras sugerencias igual de ilógicas, por ejemplo:
–Equinoterapia: genera estímulos eléctricos en el cerebro, lo que hace que el niño esté más alerta. También ayuda al área vestibular (equilibrio) y propioceptiva (percepción interna).
– Musicoterapia: la mayoría de niños autistas tienen hipersensibilidad auditiva y áreas disfuncionales. La música les permite relajarse y algunos logran hasta interpretar canciones y tocar un instrumento.
– Hidroterapia: trabaja la tonificación muscular, el equilibrio y la disminución de la ansiedad.
– Trabajo con sistemas: actividades lúdicas y terapéuticas a través del ordenador. Se empieza con lo fundamental, conocer el monitor y el ratón, hasta el manejo de programas que enseñan colores, formas, sonidos, etc.