Una mujer de 49 años que, en noviembre de 2013, decidió unilateralmente suspender su medicación con levotiroxina (125mg/día) para el hipotiroidismo, sustituyendola por homeopatía.
El más mínimo sentido común nos diría que algo inefectivo como es la invención de Hanneman no puede sustituir a la tiroxina. La curiosidad en este caso es, además, la incongruencia con los principios homeopáticos. El producto utilizado, Thyroidinum, es en realidad una dilución de glándula tiroides de Oveja o de Buey. Contradice, por tanto, los mismos (y absurdos) principios de la homeopatía, que en teoría aplicaría algo que produjera los mismos síntomas que el hipotiroidismo para combatirlo, y no una glándula similar de otro animal.
Las consecuencias no se hicieron de esperar, tan pronto los niveles hormonales de esta persona descendieron y en su inevitable visita a un médico de verdad presentó: astenia, importante ganancia de peso, debilidad general y parestesia en diversas zonas. Tras la correspondiente analítica, los indicadores de TSH y T4 libre confirman el problema. Afortunadamente, la paciente reanudó de inmediato su tratamiento (misma dosis anterior de levotiroxina), con lo que a día de hoy sus niveles hormonales son correctos. Dentro de los síntomas, la astenia ha remitido, aunque sigue presentando parestesia en ambas manos, lo que impide que su vida sea 100% como antes de su equivocada “decisión homeopática”.
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