El Gobierno de Reino Unido está estudiando la posibilidad de prohibir a los médicos del Sistema Nacional de Salud (NHS) que prescriban homeopatía, dado que no existen pruebas de que su eficacia supere la del placebo. La medida tiene su origen en una campaña de la sociedad Pensamiento Bueno para incluir la homeopatía en la lista negra de tratamientos que no pueden recetar los médicos porque hay alternativas más baratas o carecen de efectividad. La asociación escéptica, fundada por el periodista Simon Singh, ha amenazado con llevar el asunto a los tribunales, ante lo cual el Ministerio de Salud ha decidido revisar el estatus de la homeopatía.
Los dos principios de la homeopatía son que lo similar cura lo similar y que, cuanto más pequeña es la dosis de una sustancia, mayores son sus efectos. Así, un remedio en dilución 200C es mucho más potente, homeopáticamente hablando, que uno en 10C. Esas falsedades se traducen en unos preparados tan diluidos que no queda en ellos ni una molécula de principio activo, como demostramos en Escépticos al analizar un supuesto somnífero homeopático con la tecnología más avanzada, y una muy rentable industria de venta de agua y pastillas de azúcar a precio de oro. La preparación de un producto homeopático empieza con un principio activo que se disuelve en 99 partes de agua, alcohol o lactosa (1 CH o centesimal hahnemaniano, llamado así por el inventor de la homeopatía, aunque también simplemente 1C). Luego, se toma una parte de esa primera dilución y se mezcla con otras 99 del disolvente elegido (2 C); seguidamente, se toma una parte de esa segunda dilución y se mezcla con otras 99 del disolvente (3 C); y así, sucesivamente. Cada una de esas mezclas va seguida de una sacudida mágica y hay productos de venta en farmacias con diluciones de cientos de C. Para que se hagan a la idea, una dilución 13C equivale a una gota disuelta en tres cuartas partes de los océanos terrestres y una 26C a una gota en una esfera de disolvente del diámetro de la Vía Láctea.
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El 10 de abril el colectivo a favor de la homeopatía conmemora el nacimiento de su inventor, Christian Friedrich Samuel Hahnemann (1755-1843) con el “día internacional de la homeopatía”. Dicho colectivo engloba también, por desgracia, a médicos, farmacéuticos, e incluso a sus colegios oficiales.
Uno de los brazos publicitarios de uno de sus fabricantes (BOIRON SOCIEDAD IBÉRICA DE HOMEOPATÍA S.A., fabricante sin productos autorizados por AEMPS a ser comercializados en España) es el blog “Hablando de homeopatía”. Lo sabemos porque además de su publicidad en el blog, y aunque han protegido el “whois” de ese dominio para que no se sepa quién paga con una empresa de privacidad, no lo han hecho con “hablandodehomeopatia.org”.
En él varios facultativos y trabajadores de Boiron dan rienda suelta a sus creencias sobre esta pseudociencia. Su ‘post‘ de hoy además se ha convertido en “nota de prensa” por lo que lo verán en varios medios de comunicación. Lo han titulado “Diez razones por las que, como profesionales, confiamos en la homeopatía” y, aunque carece de evidencia alguna (como es habitual) a favor de esta práctica, aunque lo repasamos como buen entrenamiento que es sobre falacias argumentales:
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La medicina se basa en la evidencia y en la demostración de que sus técnicas, intervenciones y fármacos tienen valor curativo y efectos terapéuticos. El investigador y químico J.M. Mulet arremete contra las prácticas de pseudomedicina, sin base científica, más cercanas a las creencias, en su libro “Medicina sin engaños”.
La homeopatía es la “aristocracia” y la “élite” de la pseudomedicina, una “absurdez” que ha sobrevivido 200 años, asegura el investigador y bioquímico José Miguel Mulet, quien advierte de que “cuando un médico te empieza a hablar de acupuntura u homeopatía no te está hablando como médico, sino como creyente”.
Así lo señala a Efe Mulet, quien acaba de publicar “Medicina sin engaños” (Destino), con el subtítulo “Todo lo que necesitas saber sobre los peligros de la medicina alternativa”, un libro que -dice- está documentado y tiene base científica, y con el que quiere dar a los lectores “instrumentos para distinguir entre lo que es medicina y lo que no lo es”.
Escrito en tono irónico, está estructurado en tres partes. En la primera, “Medicina”, Mulet intenta contestar a cómo sabe el médico qué tiene que recetar y defiende que la actual práctica médica es el resultado de miles de años de estudio de la medicina, de muchos ensayos y, también, desgraciadamente de muchos errores.
En la segunda, comienza a ahondar en las pseudomedicinas: “Solo existe una medicina, la que tiene base científica”, y en la tercera analiza las pseudomedicinas más populares (homeopatía -según él el azúcar más caro del mundo-, la acupuntura o el psicoanálisis).
Las “más intolerantes”, las que dicen tratar el cáncer u otras enfermedades graves.
Para este licenciado en química y doctor en bioquímica y biología molecular por la Universidad de Valencia, es “muy, muy fácil” ponernos en malas manos, porque se confunde lo que es medicina y lo que no, “partiendo muchas veces de los propios colegios médicos farmacéuticos, que tienen secciones, por ejemplo, de homeopatía”.
Entrevista completa en: EFE SALUD
Que la homeopatía es una terapia centenaria ya era de dominio público después de que el alemán Samuel Hahnemann (1755-1843) la teorizase y plasmase en libros como “Allöopathie. Ein Wort der Warnung an Kranke jeder Art.” (‘Cómo decir “hola” y que te contesten’) o “Heilung der asiatischen Cholera und Schützung vor derselben.” (‘Helicópteros asiáticos: con cola son más silenciosos’)
Pero hace unos años un arqueólogo de la Magie Universität Leipzig (ya sabeis, en Hexerei Straße de toda la vida), el conocido Dr. Armin Zola, descubrió en una colección de papiros egipcios la primera pista de que posiblemente esta antigua civilización ya utilizase la ultradilución de venenos para curar enfermedades de la época (entre las que no tenían, claro, ninguna causada por ondas electromagnéticas).
Tras seguir la pista por casi todo medio oriente de esta práctica, el Dr. Zola consiguió localizar en la zona de Oscillococzonia un enclave clave que sería a la postre el emplazamiento del mayor descubrimiento histórico relacionado con la homeopatía de todos los tiempos.
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Una gota de agua con azúcar a 16€ ¿alguien me la compra? Muchos de ustedes lo hacen sin darse cuenta cuando acuden a la farmacia a comprar homeopatía. No confundir con fitoterapia que es eso de los bebedizos de plantas, infusiones y tés de hojas que al fin y al cabo de ahí se sacan todos los medicamentos y efectos más o menos controlados tienen, un té de digital o de cicuta es mortal y son plantas, luego efecto si que hacen. Pero yo hablo de homeopatía, que es eso de las dosis superdiluídas de algo para conseguir el efecto contrario.
Una mínima cantidad de una sustancia que se diluye en agua y que posteriormente se diluye otras 16 veces y que no deja rastro de nada, tan solo lo que ellos llaman memoria en el agua, o lo que es lo mismo, si ponemos una gota de propóleo en el pantano que abastece Bilbao en unos días no debería nadie de allí volver a cogerse un catarro. Esto ya se ha hecho ante notario y las consultas en invierno siguen estando llenas. Esa gota de nada, se vierte sobre una bolita de azúcar, se envasa y se vende a más de 15€. Ningún laboratorio especializado del mundo ha conseguido encontrar ninguna sustancia en una de esas bolitas, más allá de agua y azúcar.
¿Por qué tiene tanto éxito?¿Por qué mueve tantísimos millones?¿Por qué mueve tantas voluntades? ¿Por qué hay gente que confía tanto y dice que le ha curado no sé qué cosas? ¿Por qué no usan homeopatía como anticonceptivos?¿Por qué no hay homeópatas sin fronteras en las catástrofes? Yo confieso que tomo unas bolitas de esas cada vez que voy a la Puerta del Sol de Madrid para que no me ataque el Oso, desde entonces no he sufrido ni un rasguño.
La fe mueve montañas y nos curamos de lo que queremos curarnos, el efecto placebo existe y cura a un 10% de la población, sobre todo enfermedades del alma, podéis tomar lo que queráis, podéis gastar el dinero en lo que queráis, pero pensadlo dos veces antes de darles nada a los pequeños, respetad su inteligencia. No les deis cosas para curar vuestra inseguridad y ansiedad.
Artículo completo en: El médico de mi hij@
“No hay ninguna prueba de que la homeopatía pueda curar el ébola. Los pacientes graves necesitan cuidados intensivos”, alertaba en Twitter hace un rato la Organización Mundial de la Salud. El aviso es pertinente. Miembros de la comunidad homeopática están, como suele ser habitual ante alertas sanitarias, aprovechando el brote de fiebre hemorrágica de África Occidental, que ya se ha cobrado más de 670 vidas, para hacer publicidad de su pseudoterapia.
El tuit de la OMS puede considerarse, de hecho, una respuesta al homéopata indio Wilton Noronha. Hace dos días, éste decía en esa misma red social que el remedio homeopático contra el ébola es el Crotalus horridus, preparado a base de veneno de serpiente de cascabel. Diluido hasta el límite de que no quede ni una molécula en la pócima final, el Crotalus horridus tiene un enorme poder curativo, según los homeópatas y en contra de toda lógica.
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La homeopatía es estúpida. Realmente estúpida. Simplemente no creerás lo vasta, inmensa y alucinantemente estúpida que es la homeopatía. Quiero decir, uno pensaría que el reiki es una estupidez pero eso es un poroto comparado con la homeopatía.
Con los perdones (¡y agradecimientos!) necesarios a Douglas Adams pero la homeopatía realmente es estúpida y se las arregla para romper récords de estupidez con cada nueva iteración. La mera idea de que una substancia se hace más “potente” cuando más se la diluye va en contra de todo lo que sabemos de biología, química y física pero a los homeópatas ese pequeño detalle parece no importarles demasiado. Qué más da que mi práctica viole analmente leyes básicas de la ciencia si tengo una pila de anécdotas que me indican que a mis pacientes le funciona, ¿no? La acupuntura al menos tiene ‘principios activos’ (si uno clava agujas en la piel no es loco pensar que el cuerpo va a responder de alguna manera) pero sólo un delirante podría pensar que una pastilla de lactosa que alguna vez tuvo una gota de agua que alguna vez formó parte de una solución que en un pasado tuvo contacto con un principio activo pueda curar. Pero si hay algo infinito en este mundo es la credulidad humana y nuestra capacidad de engañarnos a nosotros mismos y es así como la homeopatía continúa vigente en el Siglo XXI.
Ahora, si a la absurdidad que es la homeopatía en su forma original la potenciamos, ¿qué nos queda? Oscillococcinum; un preparado homeopático de una bacteria que no existe. ¿Y si la potenciamos aún más? Aqua Nova, un preparado homeopático de agua… diluida en agua. Sí, leyeron bien, agua diluida en agua. Esto es o una de las más grandes sandeces de la historia o una de las mejores sátiras que he visto.
Una crítica muy común hacia la homeopatía es que si el agua realmente tuviera la “memoria” de todas las substancias con las que tuvo contacto entonces cada vez que abrimos la canilla estaríamos tomando preparados homeopáticos de caca, o de dinosaurio… o de caca de dinosaurio. La respuesta es que el agua crea la memoria sólo si se le aplican los pases mágicos “sucusiones” mientras se la diluye. Pero la solución de este grupo de homeópatas es más innovadora: usar ¡agua nueva! Lo que hacen es obtener Hidrógeno y Oxígeno por medio de electrólisis del agua para luego quemarlos juntos nuevamente y obtener… agua. Pero este agua, según ellos, no contiene la memoria de ninguna substancia ya que fue creada hace algunos minutos por lo que es verdaderamente “pura”.
Fuente: ARP-SAPC
El Ministerio de Sanidad ha iniciado un proceso de regularización de los productos homeopáticos con el objetivo de que puedan ser vendidos legalmente como medicamentos. Aunque el Ministerio ha intentado justificarse asegurando que se trata de cumplir las Directivas europeas y garantizar la seguridad de estos productos, la regulación prevista se olvida de las normas protectoras de los consumidores y pacientes y potencia únicamente aquellas que resultan más beneficiosas para la industria homeopática.
Si el proceso sigue adelante los fabricantes de homeopatía podrán vender como medicamentos productos sin necesidad de demostrar su seguridad, podrán hacer publicidad de ellos sin ninguna limitación, y hasta podrán afirmar que sirven para curar sin tener que aportar ninguna prueba.
Estamos convencidos de que el Ministerio de Sanidad debe garantizar el derecho a la salud de los ciudadanos, exigiendo que todos los productos que se vendan como medicamentos demuestren su eficacia y seguridad y velando por el derecho de los pacientes a no ser engañados con afirmaciones y expectativas falsas. Pero el proceso de regularización de los productos homeopáticos, en lugar de avanzar en este camino, es un paso atrás de consecuencias imprevisibles.
Por ese motivo invitamos a todas las personas y entidades que compartan nuestra defensa de una medicina eficaz y nuestro rechazo a la pseudociencia para que se unan a nosotros en la protesta que llevaremos a cabo frente a la sede del Ministerio, en el Paseo del Prado de Madrid, el próximo 12 de julio (12/07) a las 12,00 horas.
Convocantes:
#Nosinevidencia,
Círculo Escéptico,
ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico,
Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia,
Naukas.com,
Hablando de Ciencia.
El Día Internacional de la Homeopatía le ocurre lo mismo que a los productos homeopáticos: que carece de fundamento.
Una mujer de 49 años que, en noviembre de 2013, decidió unilateralmente suspender su medicación con levotiroxina (125mg/día) para el hipotiroidismo, sustituyendola por homeopatía.
El más mínimo sentido común nos diría que algo inefectivo como es la invención de Hanneman no puede sustituir a la tiroxina. La curiosidad en este caso es, además, la incongruencia con los principios homeopáticos. El producto utilizado, Thyroidinum, es en realidad una dilución de glándula tiroides de Oveja o de Buey. Contradice, por tanto, los mismos (y absurdos) principios de la homeopatía, que en teoría aplicaría algo que produjera los mismos síntomas que el hipotiroidismo para combatirlo, y no una glándula similar de otro animal.
Las consecuencias no se hicieron de esperar, tan pronto los niveles hormonales de esta persona descendieron y en su inevitable visita a un médico de verdad presentó: astenia, importante ganancia de peso, debilidad general y parestesia en diversas zonas. Tras la correspondiente analítica, los indicadores de TSH y T4 libre confirman el problema. Afortunadamente, la paciente reanudó de inmediato su tratamiento (misma dosis anterior de levotiroxina), con lo que a día de hoy sus niveles hormonales son correctos. Dentro de los síntomas, la astenia ha remitido, aunque sigue presentando parestesia en ambas manos, lo que impide que su vida sea 100% como antes de su equivocada “decisión homeopática”.
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El Consejo de Salud e Investigaciones Médicas australiano ha publicado un documento sobre la efectividad de la homeopatía. En el se afirma que :
NHMRC concluye que la evaluación de las evidencias de las investigaciones en humanos no muestran que la homeopatía sea efectiva para el tratamiento del rango de condiciones de salud considerado.
No existen estudios de suficiente calidad, bien diseñados, ni con suficientes participantes sobre este tratamiento:
- Para algunas enfermedades, la homeopatía no ha demostrado una eficacia mejor que una sustancia placebo
- Otros estudios soportan que la homeopatía produce mejores resultados que un placebo, o que es tan eficaz como otro tratamiento convencional, pero esos estudios no son fiables.
- En otros casos, no es posible llegar a una conclusión sobre la eficacia de la homeopatía, porque no se muestran suficientes evidencias.
Para estar seguros de que los beneficios de la homeopatía reportados en algunos estudios, no son fruto de la casualidad, o del efecto placebo, estos tienen que ser confirmados por otros estudios concisos y bien diseñados.
[…]
Las personas que eligen la homeopatía en vez de un tratamiento convencional testado, pueden poner su salud en peligro si reemplazan el tratamiento convencional por el homeopático.
La homeopatía no debería de utilizarse para combatir enfermedades serias o que pueden desencadenar enfermedades serias.
Las personas que estén considerando utilizar homeopatía, o que ya la estén utilizando, deberían consultar con un profesional de la salud.
El documento fue publicado el 8 de abril pasado, una fecha especialmente oportuna si consideramos que dos días después, el 10 de abril, fue el primer día internacional de la homeopatía. Esta fecha fue escogida en honor a Samuel Hahnemann, fundador de este cuento del agua con azúcar, que nació el 10 de abril de 1755.
El Ministerio de Sanidad ha informado (digamos) sobre una inminente normativa que “regulará los medicamentos homeopáticos para garantizar su calidad y eficacia”. Es realmente complejo enhebrar una frase tan corta y al tiempo sembrada de necedades como esta. Existe, obviamente, la homeopatía, pero no cosas tales como medicamentos homeopáticos. La homeopatía es una seudociencia y sus engañosos productos no pueden considerarse racional ni empíricamente como medicinas. Sin duda por eso, al Ministerio de Sanidad le bastará, según la normativa a punto de aprobarse, que el fabricante del producto homeopático justifique el uso tradicional del mismo. No puede hacer otra cosa, por supuesto, porque es imposible aportar pruebas clínicas de la eficacia o eficiencia de los tratamientos homeopáticos. Lo que significa, llanamente, que el Gobierno dará cobertura legal a una estafa científica que resulta, sin embargo, un negocio fabuloso que mueve miles de millones de euros anualmente en todo el mundo y que, por esa misma razón, cuenta con complicidades crecientes entre médicos fulleros, farmacéuticos ansiosos y empresarios carentes de escrúpulos, sin olvidar, desgraciadamente, a ciertos profesores, colegios profesionales y departamentos universitarios. La legitimación legal de la homeopatía – como su sinuosa penetración en ámbitos universitarios — es una derrota del pensamiento crítico y de la medicina en este país y llega de la mano de un Gobierno cuya titular de Sanidad ya hizo, el pasado verano, un elogio a los “medicamentos alternativos” para abaratar los costes de la atención farmaceútica. A la modernización del nacionalcatolicismo le viene bien el toque chic que significa promover la magufería en el sistema de salud pública.
Cualquier persona con un bachillerato medianamente cursado descubre de inmediato en la supuesta terapia homeopática una estafa evidente. Puede parecer, al fin y al cabo, una práctica inofensiva, unos inocentes botecitos de agua ligeramente azucarada o unas grageas con sabor a fresa. Y generalmente lo son: solo proporcionan un efecto placebo que les reconforta y nada más. Pero intenta curarte una gastroenteritis, una neumonía o una meningitis con basura homeopática y te encontrarás criando malvas, que diluidas al 1.000% son magníficas para el tratamiento de catarros y bronquitis y contribuyen a vencer la timidez y la soledad no deseada.
Fuente: Hasta el amanecer
“La homeopatía, un placebo demasiado caro”, titula hoy Diario Médico un editorial en el cual advierte de que esta pseudomedicina no ha demostrado nunca efectividad alguna y pide que eso quede claro en la información de sus productos. La definición de medicamento “es un esquema bastante amplio, pero en el que hoy por hoy no cabe la homeopatía. Basta con darse una vuelta por las bases de datos científicas para comprobar la inexistencia de estudios que la avalen, salvo los promovidos por los propios fabricantes y publicados en revistas alternativas de dudoso rigor”, sentencia el texto.
Diario Médico considera “poco afortunadas y bastante confusas” las declaraciones de Belén Crespo, farmacéutica y directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), a [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] y El País, y pide al Gobierno central que la ordenación del mercado homeopático se haga “con mucho cuidado para no confundir aún más a la población. Sus certificados [se refiere a los de los remedios de esta industria] deberían indicar con claridad efectos e indicaciones de estos productos, si es que tienen alguno, y alertar de que, por ejemplo, no pueden sustituir a las vacunas. En supuestos como éste algo inocuo puede resultar peligroso”.
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Crece la movilización contra el proyecto para registrar 19000 productos homeopáticos, que beneficia a las empresas que comercializa estos remedios que no han probado su eficacia. Dos campañas tratan de concienciar a autoridades y consumidores.
Frente a la ignorancia, movilización. En los últimos tiempos, varias iniciativas están tratando de levantar un muro entre la homeopatía y los pacientes para que no se consuman sus productos sin saber, al menos, que su eficacia no se ha probado frente a ninguna dolencia. Sus resultados son los mismos que los del placebo, según concluyó un informe del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, el departamento que dirige Ana Mato pretende poner en marcha la regularización de 19.000 productos homeopáticos para que se vendan en las farmacias como medicamentos, favoreciendo enormemente en sus términos a esta industria. Y ha sido la gota que ha colmado el vaso de médicos y activistas.
Los últimos en lanzar una campaña —La homeopatía es 100% agua— contra esta decisión de Sanidad han sido los miembros del Círculo Escéptico, una asociación que trata de fomentar la ciencia frente a las creencias y el sentido crítico entre la sociedad. Desde su perspectiva, el proyecto de orden ministerial “está provocando una saludable reacción de buena parte de la comunidad científica y médica, que se está manifestando en contra de que estos placebos se vendan como si fuesen medicamentos”. Sin embargo lamentan la actitud “muy preocupante” de las autoridades sanitarias al [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] como un medicamento más.
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