n grupo de científicos de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) analizan los posibles intentos de fraude en diversos sistemas de identificación biométrica para tratar de mejorar su seguridad. Este campo de investigación se conoce como «anti-spoofing» y básicamente se trata de detectar todos los posibles intentos de fraude que pueda llegar a tener un sistema de identificación biométrico.
Estos científicos trabajan en «anti-spoofing» en la mayoría de las modalidades de identificación biométrica. Por una parte evalúan la robustez de los sistemas biométricos actuales frente a distintos tipos de ataques, y por otro lado, crean algoritmos, dispositivos, técnicas colaterales y políticas de uso que eviten o detecten esos intentos de fraude.
En la actualidad, los sistemas de seguridad biométricos están siendo cada vez más utilizados en bancos y comercios. Algunos ordenadores ya no necesitan una clave para acceder al sistema, sino la huella dactilar del usuario. Es justo este método el más difundido, aunque técnicas como la identificación vascular se comienzan a implementar en hospitales y cajeros automáticos, donde podrían sustituir o complementar a las tarjetas inteligentes o la huella dactilar.
Otra técnica biométrica importante utiliza el iris ocular. Este sistema presenta tasas bajas de lo que los investigadores llaman «falso rechazo» (cuando el sistema no te identifica pese a que eres la persona correcta) y, a la vez, una «falsa aceptación» (cuando no eres la persona, pero el sistema te acepta) prácticamente nula. No obstante, el coste tanto computacional como económico es elevado, si se compara con otras técnicas biométricas, como la vascular o la dactilar.
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El polen, como una especie de ‘huella dactilar’ de las flores, marcó los ajuares funerarios, los atuendos, los vendajes o la piel de las momias, aportando valiosas informaciones. Y es que este gránulo microscópico –cada uno con la forma peculiar de su especie– como si de una de cápsula del tiempo se tratara, es capaz, en ciertas condiciones, de resistir durante varios miles de años o más.
Los granos de polen contienen en su interior la célula sexual masculina que, generalmente, para que se produzca la germinación tiene que desplazarse. Para protegerla de peligros como la deshidratación, los hongos o las radiaciones ultravioletas, posee una cubierta resistente y ésta morfológicamente es única en cada especie.
Las plantas con flores se valen del viento o los animales (insectos, pájaros o mamíferos) para que el polen llegue a su destino, por lo que su estructura varía, dependiendo del medio de transporte. En las anemófilas (arrastrado por el viento) es seco, poco denso, pequeño o con sacos aéreos. En las plantas zoófilas suele ser rugoso y adhesivo, lo que facilita que se pegue al cuerpo de los polinizadores.
La membrana del polen (exina) está constituida por una materia orgánica muy resistente que le permite soportar altas temperaturas y presiones; si sedimenta en un medio donde no pueda oxidarse como una turbera, la fosilización de su cubierta externa posibilita que se puede extraer, identificar y datar mostrando, por ejemplo, cómo era la vegetación de épocas pasadas y cómo ésta ha ido adaptándose a los cambios del clima, reflejando las condiciones medioambientales de un lugar en un determinado momento.
De hecho, el polen es uno de los principales elementos que analizan los paleontólogos a la hora de reconstruir la historia y la vegetación de un territorio, ya que a través de muestras antiguas es posible obtener la información que ayude a determinar cómo ha variado en el tiempo el clima de una región.
Del estudio del polen y las esporas en todos sus aspectos se ocupa la Palinología, una disciplina de la Botánica que sirve de apoyo en diferentes áreas, que van desde la Arqueología o la Medicina a la Criminología, pasando por Historia Geológica o el control de calidad de las mieles. Su nombre procede del término palin en griego (polvillo).
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Siemens ha presentado el primer sistema de identificación para transacciones financieras a través de la huella dactilar que dotará de «mayor seguridad» a este tipo de operaciones, según ha subrayado el director de Siemens IT Solutions and Services, hoy Enrique Torres.
El sistema utiliza una tarjeta del tamaño de una tarjeta bancaria normal pero de mayor grosor, que incorpora una pequeña pantalla LCD y una serie de sensores ópticos en su reverso. Dichos sensores interpretan una señal óptica encriptada enviada sobre la pantalla del ordenador por la entidad financiera, sin requerir ningún contacto físico. Esta información codificada contiene detalles concretos de la operación bancaria que el cliente ha solicitado realizar.
La seguridad del cliente
Para garantizar la seguridad del cliente y posibles usos fraudulentos o robos, la tarjeta solo funciona con una determinada temperatura del dedo y cuenta con el denominado panic finger, o dedo del pánico, un sistema por el que el cliente podrá operar en caso de atraco, pero que permite a la entidad reconocer esa situación, por lo que la operación no se efectúa.
El director de desarrollo corporativo de Siemens IT Solutions and Services, Gabriel Tarazona, ha destacado que el objetivo del lanzamiento es garantizar la seguridad de los clientes en sus operaciones por internet, ya que diversos estudios ponen de manifiesto que la sensación de inseguridad entre los usuarios hace que sean reacios a operar a través de la banca digital.
Pruebas piloto
Con este sistema, el cliente solo necesita adquirir la tarjeta Internet ID-Card, ya que ésta interactúa sobre la pantalla de cualquier dispositivo conectado a internet o cajero automático, sin que deba adquirir ningún otro mecanismo. De momento no se ha fijado un precio para la tarjeta porque depende de la entidad financiera que la comercialice, según Torres, que ha destacado que el sistema está aún en una fase inicial, y que muy pronto también se podrá utilizar a través de móvil y PDA.
En este sentido, también adelantó que Siemens se ha puesto en contacto con algunas entidades para desarrollar este modelo y que han mostrado un gran interés, aunque no ha especificado el nombre de ninguna «por motivos de confidencialidad». La compañía ya ha realizado pruebas pilotos en algunas entidades financieras de países como Alemania o Suiza.
Fuente: Europapress