Tal día como hoy de hace un siglo, el 28 de julio de 1914, se inició la Gran Guerra. Los primeros disparos sonaron en Serbia, cuando las tropas del Imperio Austro-húngaro iniciaron la invasión del país balcánico. Horas más tarde, Rusia movilizó el ejército en apoyo de sus hermanos eslavos; Alemania invadió Bélgica[de nada sirvió que el rey perteneciera a una familia de la nobleza germana e hiciera una declaración de neutralidad] y Luxemburgo camino de París, al tiempo que declaraba la guerra al imperio zarista; en paralelo, la invasión de Bélgica y el inminente ataque a Francia motivó que Gran Bretaña declarara la guerra a la belicosa Prusia.
Así empezó una conflagración que había sido largamente preparada e incluso anunciada. Más tarde, en noviembre del mismo año, a las potencias centrales se unió el Imperio Otomano en virtud del pacto que había sellado con Berlín pero, sobre todo, porque ansiaba recuperar el poder perdido en los Balcanes; Turquía fue apoyada por Bulgaria y luego, uno tras otro, entraron en guerra Montenegro, Italia, Portugal y Rumanía, los cuatro en el bando aliado.
Ya en 1917, Grecia para sacar tajada en el Egeo y Estados Unidos por motivos más económicos que «morales» [Wall Street cofinanciaba el esfuerzo bélico de Londres] acudieron en ayuda del amigo británico.
Todo empezó en el verano de 1914 pero el conflicto empezó a fraguarse mucho antes, durante casi dos decenios. En rigor, el atentado de Sarajevo (Bosnia) que costó la vida al archiduque Francisco Fernando de Austria, no fue la chispa, sino la excusa.
Ampliar en: Im-Pulso
Licencia CC