La actual coyuntura económica se debe, no sé si en mucho o en poco, a que hemos sido crédulos, muy crédulos. Durante años hemos abandonado el pensamiento crítico y el escepticismo, y todos, bueno, seguramente todos no, pero una gran parte de la población, abrazó una creencia que se repetía como un mantra. La creencia en cuestión era esta “el precio de los pisos no va a bajar”, esta creencia se instaló en nuestros cerebros y tuvo efectos perniciosos. Si los precio de los pisos no van a bajar puedo comprarme el piso que quiera, poco importa si dentro de unos años no lo puedo pagar, lo vendo y como el precio habrá subido saldré ganando «pasta».
Hemos sido crédulos y esa credulidad, en mayor o menor grado, nos ha metido en este berenjenal, si hubiéramos sido críticos, si hubiéramos tenido el valor de ser escépticos, lo mismo no estaríamos tan mal.
Se me dirá que no era fácil, y es cierto, es difícil mantenerse independiente cuando todo el mundo alrededor piensa de una determinada manera, pero esto no es más que una excusa y lo que se sigue de ella no es que no debamos ser críticos, sino que el ser escépticos requiere algo, o al menos, una forma de valor, y esto es relevante, porque normalmente al escéptico se le cataloga como una persona de cierta arrogancia, pero nos estamos equivocando con ese juicio, no es arrogancia, es valor, valor a dudar de lo que todo el mundo acepta, valor para no conformarse con creer sino querer saber.
Cuando somos escépticos estamos haciendo una declaración de principios, no queremos aceptar las afirmaciones porque la mayoría lo crea sino por si son ciertas o no. Muchas veces me han dicho: qué más da lo que crea la gente, o no seas tan crítico, o que manía tienes con criticar las creencias de los demás déjales que crean lo quieran. Todo esto te lo dicen por querer saber que hay de cierto en esas creencias, es decir, por querer saber si son creencias justificadas o si esas creencias no son más que pura y llana credulidad. ¿Qué más da lo que crean los demás? No da lo mismo, la credulidad, como parecen demostrar los hechos, es peligrosa.
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También son conocidos como timo Rip Deal, y su funcionamiento es
similar al extendido «timo de la estampita», en el que el estafador
obtiene dinero de la víctima en concepto de adelanto a cuenta de una
supuesta cantidad millonaria de dinero que se le ha prometido.
Ya se han producido muchos intentos de estafas de este tipo, y también
ha habido afectados, que por la naturaleza del asunto, han preferido
no denunciarlo.
Un promotor inmobiliario, ha querido revelar el funcionamiento de
estos engaños, después de que haya sufrido el intento de estafa
recientemente.
¿Cómo operan estos estafadores? Toman información de inmuebles en
España, contactan con los promotores o propietarios directamente,
preparan una reunión en el extranjero y ejecutan su timo.
Estas operaciones se centran en transacciones inmobiliarias de
inmuebles de alto valor , en las que al comprador no le importa pagar
con un sobreprecio.
Existen varios grupos de mafias que repasan diariamente paginas web de
foros y sitios de compraventa entre particulares, con el fin de
hacerse pasar por empresarios (algunos financieros, otros
industriales, otros magnates de piedras preciosas), que residen en
grandes capitales europeas (Milán, París, Amsterdam) que desean
invertir en propiedades inmobiliarias.
Se comunican mediante email de cuentas gratuitas o telefónicamente
desde el extranjero, solicitando una reunión en su terreno, bien en
hoteles o en mismo aeropuerto, ya que ellos (los empresarios o sus
intermediarios) no pueden viajar por problemas de una agenda muy
apretada.
Siempre se quieren reunir con los gerentes de las promotoras
inmobiliarias o con los propietarios de los terrenos o viviendas.
Se suelen interesar por propiedades, viviendas, terrenos o parcelas,
de un valor elevado, y no discuten el precio, porque avisan que tienen
cantidades en dinero B, en metálico, de las que se quieren deshacer.
En esa primera reunión comentan que quieren enviar un arquitecto a ver
la obra o terreno y confirmar las condiciones.
Pero antes de firmar el contrato piden algo; aquí viene el truco, o
los trucos, porque hay para elegir:
– solicitan cambio de moneda grande, dólares, libras esterlinas,
francos suizos o billetes de 500 €, a billetes en euros más pequeños,
alegando que en su país es difícil cambiarlos (Rip Deal); si el dinero
es verdadero, posteriormente un par de testaferros se quedan con ese
dinero de la manera que sea necesaria, o
– si el dinero es falso, te quedas sin tus billetes verdaderos, o
– para sacar adelante la operación, hay que adelantar un dinero para
la comisión del intermediario.
Los nombres y emails utilizados los van cambiando, por lo que se
dificulta su rastreo.
Atención a promotores inmobiliarios, propietarios de terrenos o de
viviendas: si reciben llamadas desde el extranjero con prefijos 0033,
0036, 0039, 0044 o similares, y diciendo que son intermediarios de
inversores que tienen mucho dinero para invertir, ofreciendo el pago
de una cantidad en A y otra en B, o quieren pagar en divisas, tengan
claro que será una estafa.
Para denunciar estas estafas: https://www.policia.es/denuncias/entrada
Fuente: Blog Inmobiliario