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Imágenes de métodos de tortura practicados por la Iglesia Católica

Noticias criminología. Imágenes de métodos de tortura practicados por la Iglesia Católica. Marisol Collazos Soto. Criminologia, ciencia, escepticismo

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Museo de la Tortura de Ámsterdam

Uno de los museos más tétricos del mundo  se encuentran en Ámsterdam, es el Museo de la Tortura, donde se exponen los objetos más dantescos y crueles que  se puedan imaginar.

En el blog «VIAJEROS BLOG»  se muestran  herramientas fabricadas con el único objetivo de causar dolor y sufrimientoa los ladrones o violadores, pero en especial a los acusados de brujería o herejía.

La siguiente imagen es una muestra de los salvajes métodos de tortura.

Noticias Criminología. Museo de la tortura en Holanda. Marisol Collazos Soto

 

Cacería de brujas

Las culturas antiguas otorgaban a los fenómenos de la naturaleza un poder divino, no es de extrañar que de esos tiempos se creyera en la magia y los rituales mágicos para que los dioses y demonios de la naturaleza obraran en nuestro favor. Es así como muchas culturas se desarrollaron con base en una fuerte relación con los dioses, la magia, hechicería y personajes de alto rango responsables de estas actividades: Grecia, Roma, Egipto, Babilonia, China, son sólo algunos ejemplos.

Desafortunadamente, con la llegada del cristianismo comienza el monoteísmo, es decir, la creencia en un sólo Dios; más tarde, alrededor del siglo III  Constantino I fue el primer emperador romano en convertirse al cristianismo, revistiendo de legitimidad a esta religión y con ello inició la persecución de cualquier actividad que tuviera por objeto adorar a dioses paganos que comenzaron a considerarse como demonios. En el siglo IV el emperador Teodosio II elabora el Código Teodosiano que contenía 65 códigos contra la herejía, relacionada con la magia, los dioses paganos y las brujas.

A partir del año 1050 se comienza a dar una furtiva lucha contra la brujería, que se acentuaría en el siglo XIII cuando aparece en Europa el tribunal de la Inquisición y se agravaría en 1484 con la bula Summis Desiderantes Affectibus promulgada por el Papa Inocencio VIII donde se reconoce la existencia de la brujería (anterior a esta bula, aceptar la existencia de la brujería se consideraba herejía) y se comienzan a tomar todas las medidas para combatirla, tres años más tarde se publica por vez primera el Malleus Maleficarum o Martillo de brujas que con el tiempo se convertiría en el tratado más célebre en materia de persecución de brujas. Otro tratado destacado sobre brujería fuer el Directorium Inquisitorum de Nicolás Eymeric publicado en 1376

La cacería de brujas alcanzaría su punto más álgido y sanguinario en el siglo XVII; sin embargo, durante este largo y doloroso periodo de la historia humana, se derramó mucha sangre y cabe mencionar que varias de las acusaciones tuvieron un trasfondo de venganza, así que resultaba muy sencillo deshacerse de un enemigo acusándolo de brujo. No nos sorprenda que en aquél entonces familias enteras fueron llevadas a la hoguera, tampoco es de sorprender que los maridos acusaran a sus esposas, los hijos a sus madres, muchas disputas entre vecinos se resolvían en el tribunal de la Inquisición con sólo mencionar la palabra “brujería”.

Ampliar información en: LAS COSAS QUE NUNCA EXISTIERON

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Enlaces relacionados:

–  La web de Maco048. Noticias criminología: Inquisición

–  La Inquisición como instrumento de poder

–  Los Torquemada de la Iglesia Católica ecuatoriana

–  20 cosas que usted no sabía Sobre… Galileo …

–  El timo de la religión

Instrumentos de tortura usados por la Inquisición (ICAR)

La Sierra

Un maravilloso día en el campo

La dama de Nüremberg

Perfecto para echar la siesta.

El desgarrador de senos

Ideal para abrir cocos, melones o sandías

La pera oral, anal o vaginal

Un inocente dildo medieval

La cigüena

Ideal para hacer ejercitar la flexibilidad

Máscara infamante

A pesar del nombre, con ésta máscara eras la envidia del barrio

Fuente: El Rey Carmesí

Historiadores mexicanos documentan la ineficiencia y el letargo del tribunal de la Inquisición

El tribunal inquisitorial de la Corona Española convirtió a los libertarios en herejes de la fe y combatió las ideas revolucionarias del movimiento de Independencia en la Nueva España, confirman los historiadores Cristina Gómez Álvarez y Guillermo Tovar de Teresa en el libro Censura y revolución: libros prohibidos por la Inquisición de México (1790-1819), publicado en Madrid por Trama Editorial, el cual fue presentado en el Antiguo Palacio de Medicina.

Los dos historiadores exhuman tres décadas claves para el devenir de México mediante los 28 edictos publicados por ese tribunal para la defensa de la fe, una lista de autores censurados, el catálogo de las 762 obras prohibidas y 40 portadillas facsimilares de algunos impresos. Es un libro único: aquí está el espacio de la subversión. Esta historia es de la censura de una institución que estuvo aquí, afirmó Cristina Gómez en el edificio que hasta 1820 fue palacio de la Inquisición.

Edictos con efecto búmeran

El volumen –presentado por el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, que dirige Tovar de Teresa–, se divide cronológicamente en tres partes: de 1790 a 1809 se destaca la censura al pensamiento ilustrado y la propaganda de la Revolución Francesa que comenzó en 1789; el segundo, de 1810 a 1815, cuando se intentó sofocar la propagación del movimiento independentista en México y las ideas de transformación; por último, el tercer periodo, de 1816 a 1819 abarca los últimos años del órgano inquisitorial, que finalmente fue abolido junto al Santo Oficio en 1820, un año antes de la consumación de la Independencia.

Censura y revolución: libros prohibidos por la Inquisición de México (1790-1819) documenta la ineficiencia y letargo del órgano judicial de la corona española, pues los impresos, panfletos y fascículos constantemente escapaban del control inquisitorial, por lo que los edictos más bien funcionaban como promoción de una lista de novedades prohibidas, coincidieron en señalar Laurence Coudart y Enrique González, presentadores del volumen en el solemne salón, donde se invocó el espíritu de fray Servando Teresa de Mier, víctima de la censura eclesial y a quien se culpó de las constantes fallas en el micrófono.

Información completa en: laJornada (México)

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Los Torquemada de la Iglesia Católica ecuatoriana

La moral violenta

violenciat.jpg¿Es el ser humano el animal más violento de la evolución? Guerras, caza de brujas, cruzadas, invasiones, terrorismo, genocidios, inquisición, etc. Todo ello teñido por el viscoso elemento de glóbulos rojos. Muchas veces en nombre de dioses, otras en nombre de una nación o bandera; muchas veces por simple instinto animal, el peor depredador.

Harto de leer las noticias, las guerras de religión, las guerras preventivas (campañas bélicas) amparadas en una pseudo-legalidad con el patrocinio de un dios evangélico, de maltrato, de crimen, de locos., etc. Saturado de todo esto me pregunto si la sociedad es más o menos violenta que en tiempos de Torquemada y la Inquisición Española.

En tres siglos se procesaron 120.000 mujeres y casi la mitad fueron ejecutadas ahorcadas o quemadas. 60.000 mujeres según dataciones fidedignas muertas, acusadas por brujas. ¿Tanta bruja había? No lo creo. Unas curanderas en tiempos que faltaba remedios científicos sobre enfermedades y males comunes. Conocedoras de hierbas silvestres y sobre remedios caseros contra el mal, verdaderas impulsoras del Dioscórides de la herboristería actual. Ellas sostenían a un pueblo necesitado en “ciencias” de la salud. ¿Qué pudo pasar por la cabeza de los violentos religiosos para acusarlas de brujería? ¿Envidias, recelos, herencias, tierras, venganzas, poder, ira…? Todos los pecados capitales ofertados de la mano del propio cristianismo.

Hoy la mujer sigue siendo maltratada y ninguneada por muchas religiones, por hombres sin escrúpulos, por fanatismos machistas y comportamientos misóginos. Por qué el machismo impera mayoritariamente en las religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo, islam, etc.) es otra pregunta a colación de la anterior. Un repaso a las filosofías y religiones orientales también producirá preguntas en relación mujer y religión, y llegamos al mismo callejón sin salida.

¿Es la sociedad más o menos violenta? ¿Ha conseguido la moral religiosa algo en este sentido? ¿Por qué en pleno siglo XXI se permiten guerras amparadas por gobiernos ultra religiosos de todos los colores? ¿Es una moral violenta o se nutre de la violencia?

olo encuentro las respuestas desde el análisis científico, la antropología y desde la psicología. No desde ningún dios.

Fuente: El Averno

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Religión e integrismo

Religiones: una visión crítica

En la Inquisición el origen del capirote o capuchón en semana santa

El origen del capirote o capuchón esta en los comienzos de la Inquisición, cuando a las personas que estaban castigadas por motivos religiosos se les imponía la obligación de usar una prenda de tela que les cubriera el pecho y la espalda y un cucurucho de cartón en señal de penitencia.

Durante los actos y procesos del tribunal de la inquisición, a muchos de los penitenciados se les imponía el uso de una prenda de tela que cubría el pecho y la espalda, llamada sambenito, además de un capirote o cucurucho de tela, cartón u otro material, que debían llevar colocado encima de la cabeza, en señal de la penitencia que les había sido impuesta. Con estas prendas penitenciales vemos gran cantidad de procesiones y actos de inquisición en obras pictóricas desde finales del siglo XV (cuando se instituyo la Inquisición) hasta finales del siglo XIX. Por lógica transposición del sentido penitencial, fue adoptado por algunas cofradías de Semana Santa y aun por instituciones y cofradías que desarrollan sus actos en otros momentos del ciclo litúrgico. Un caso de este segundo aspecto es la llamada procesión de la Lagaña, de Vilalba dels Arcs (Tarragona), en la que varios de los que toman parte en ella salen a recibir a los peregrinos que vuelven de la ermita de Santa María Magdalena de Berrus, vestidos de riguroso negro y cubiertos con capirote del mismo color.

En la Semana Santa de diversas ciudades se ha adaptado el capirote, pero con diversas alteraciones: en unos lugares, tan solo el cucurucho de cartón cubierto con tela, pero sin el antifaz que cubre el rostro, como los portadores de pasos de Murcia, que recuerda el capirote de los penitenciados por la Inquisición, y normalmente, en numerosos otros sitios, el capirote de cartón que se cubre con la tela, que es prolongada por delante en el antifaz y por la espalda en la muceta. En Andalucía hay diversas alturas de capirote, con su significado especial, que no se ha traspuesto a la Semana Santa de Zaragoza. Si decir que la Cofradía zaragozana con el capirote mas alto es la de Las Siete Palabras y de  San Juan Evangelista.

En la reforma de procesión del Santo Entierro de 1909 ya se intento introducir varios hermanos vestidos con túnica amplia y capirote, todo negro, para que llevaran el guión y los faroles al comienzo de la procesión, y aun antes, en algunas descripciones de esta procesión, se da la existencia de encapuchados, tal vez con capirote, que llevaban las banderas, cruces, estandartes y faroles.

Esta costumbre fue adoptada por algunas cofradías de Semana Santa y dependiendo la zona son diferentes (en unos sitios se usa con antifaz y en otros sin él).

Fuente: www.erroreshistoricos.com

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Caza de brujas

Las brujas siempre han existido, al menos en el imaginario colectivo. Pero su persecución y quema no es propia de la Edad Media ni exclusiva del catolicismo de los países del sur de Europa. Las ejecuciones en las plazas públicas coincidieron con el Renacimiento y el Siglo de Las Luces. Más importante aún: fue el miedo colectivo el que creó a estos personajes y no al revés.

Estas son algunas de las conclusiones de un estudio inédito del ruso Yuri Lotman, difundido ahora en España por el semiólogo Jorge Lozano y publicado en el número de octubre de la Revista de Occidente . Lotman, interesado en la psicología de masas y la dicotomía ellos/nosotros, estudió el fenómeno de la caza de brujas, llegando a la conclusión de que es el miedo colectivo el que crea la supuesta amenaza que suponen y no al revés.

El fenómeno del miedo de una sociedad puede tener una causa objetiva. Así ocurrió con la epidemia de peste de mediados del siglo XV, conocida como la muerte negra, o las grandes invasiones, como la de los turcos que llegaron a las puertas de Viena. Pero hay otras explosiones de miedo que no tienen una causa bien definida. A este tipo se corresponde el desatado entre la segunda mitad del siglo XVI y la primera del XVII, cuyo hecho más extremo fue la quema de brujas.

Una de las primeras cosas que hace Lotman es desmontar varios mitos. En primer lugar, la persecución de las brujas no es algo medieval, sino que aparece y crece con el avance de la razón y la ciencia, ya en la Edad Moderna. Aunque hubo ejecuciones en los siglos anteriores, el fenómeno explota un siglo después de la aparición de la imprenta y a muchas décadas del descubrimiento de América. En concreto, el clímax de las persecuciones tiene lugar entre 1575 y 1625.

Para Lozano, director del Grupo de Semiótica de la Cultura de la Fundación Ortega y Gasset y becado en la actualidad en Roma, Lotman no busca las causas de las persecuciones, «sólo hace una descripción que sirva más que una apresurada explicación».

No sólo la Inquisición

Otro de los mitos que Lotman echa abajo es el protagonismo de los países del sur y la Inquisición. «Más de una vez se intentó relacionar el auge del miedo y las supersticiones con el espíritu y la práctica de la Contrarreforma. Sin embargo, esta hipótesis se ve debilitada por el hecho de que las hogueras ardían tanto en la Europa católica como en la protestante», se puede leer en el texto del semiólogo ruso.

Lotman, que manejó gran cantidad de material sobre brujería y persecuciones, ve las habladurías, los chismes y los rumores como elementos clave que van dando forma a la amenaza. En ellas, se ve a las brujas como una minoría organizada, que se comunican mediante un código secreto. «La mayoría social, para motivar su propio miedo irracional frente a una minoría insignificante a la que niega cualquier posibilidad de defenderse, crea una situación absolutamente mistificada: esa misma minoría se presenta como misteriosamente poderosa», escribe Lotman.

En cuanto a las destinatarias de los miedos populares, al principio las víctimas son mujeres viejas. Pero también las hay muy jóvenes. Así, en la lista de las 29 hogueras de Würzburg (Alemania) de 1629 hay niñas menores de 10 años. Es una constante en las explosiones de miedo social que la mayoría elija a la parte más débil como objeto de sus ataques. Y en aquél momento eran las mujeres.

Pero, aunque la minoría perseguida eran las mujeres, la paranoia se extiende después a los forasteros, las feas, pero también las guapas, a los más pobres y los más ricos, llegando la insensatez al punto de que, los que una vez acusaron, acaban también en la hoguera, como muchos religiosos. La irracionalidad se extiende hasta que, de pronto y quizás por hartazgo social, disminuye hasta desaparecer.

El estudio pormenorizado del fenómeno permite a Lotman asegurar: «Se perfila así el rostro del acusador: se trata de la masa de nivel medio, carente de rasgos marcados, dominada por el miedo, el odio y la envidia hacia aquellos que poseen alguna cualidad sobresaliente».

Fuente: Público.es

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