Acanthaspis sp. es un insecto de la familia de las chinches asesinas que se camufla con los cadáveres de los insectos que se come, habitualmente hormigas. La estrategia le sirve de escudo protector, camufla su olor y le permite infiltrarse en las colonias de hormigas para alimentarse mientras pasa desapercibido. El Aníbal Lecter de los insectos.
Fuente: Wired
Prochyliza nigricornis es un díptero extremadamente raro y exclusivo de Europa. Ha sido citado en Alemania, Eslovaquia, Holanda, Reino Unido, República Checa y Suiza. Un reciente estudio de la Universidad de Alcalá describe esta especie en el centro de España. El catálogo de insectos necrófagos peninsulares aumenta así su biodiversidad hasta once especies de piofílidos.
Con su peculiar distribución geográfica, se convierte en un valioso informador forense para las investigaciones policiales. Estos insectos son imprescindibles en la descomposición y reciclaje de la materia orgánica, siendo muy importantes a la hora de realizar estimaciones del intervalo postmortem en cadáveres en avanzado estado de descomposición. Además, como el Prochyliza nigricornis está asociado a hábitats y épocas del año muy concretas, su observación puede ser útil para ubicar geográficamente la investigación policial.
El estudio ha sido realizado por Martín y Baz del Departamento de Zoología y Antropología de la Universidad de Alcalá. El descubrimiento de esta nueva especie de piofílidos ha sido publicada en el último boletín de la Asociación Española de Entomología.
Los insectos y otros artrópodos han aportado datos clave en la investigación de más de 150 casos a la Policía Nacional, una información «útil» en asesinatos, abandono y maltrato de menores y ancianos, así como adulteración de drogas o trayectoria de vehículos sospechosos, según ha informado la institución este domingo.
Así, dípteros y coleópteros son testigos mudos en la escena de un crimen y fieles confidentes en las investigaciones policiales. Concretamente, la Policía Nacional es pionera en poseer un laboratorio de Entomología Forense que estudia y analiza los insectos y otros artrópodos que acuden a colonizar un cadáver en casos de homicidios y asesinatos.
Entre estos insectos, la familia de la ‘Calliphorida’ es la primera en llegar a la escena del crimen y su evolución aporta datos esenciales en la investigación. El laboratorio de Entomología de la Comisaría General de Policía Científica, creado hace diez años, es el único que existe actualmente en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españolas.
De hecho, analiza unos 30 casos anualmente y durante esta década ha emitido más de 150 informes periciales claves para la resolución de delitos. Los primeros pasos de la entomología forense se remontan a un manual de medicina chino del siglo XIII. Sus aplicaciones iniciales fueron para fijar el momento de la muerte e incluso el lugar de la comisión del delito gracias al estudio de la fauna cadavérica y sus ciclos vitales.
De esta forma, los especialistas en este área de la Policía Científica examinan los insectos para obtener información esencial en otros tipos de delitos como el narcotráfico, para determinar rutas o ubicación de laboratorios clandestinos; los movimientos de criminales como secuestradores o terroristas, analizando los bichos adheridos a sus vehículos que apuntan a un posible itinerario; en casos de maltrato o abandono de menores y ancianos, al detectar insectos que se presentan en organismos vivos en casos de miasis; o para determinar el consumo de drogas o sustancias tóxicas en personas fallecidas.
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