La iraní Sakineh Mohammadi Ashtiani, madre de dos hijos y encarcelada en el 2005, fue condenada a recibir 99 latigazos por mantener relaciones sexuales ilegales. Peor aún, con posterioridad fue declarada culpable de una «relación extramatrimonial« y condenada a morir por lapidación. [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE].
Esta y otras barbaridades son habituales en Irán, uno de los países donde mejor queda reflejada la única utilidad pública de las religiones: idiotizar y dominar.
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Enlaces de interés:
– Religiones una visión crítica y escéptica
– La vida corta y la muerte cruel de Atefeh Rajabi