En el barrio ultraortodoxo de Mea Sharim, en Jerusalén(Israel9, ofrecen una solución para quienes no quieran verse tentados por el aspecto de mujeres vestidas de manera inapropiada (según ellos): por seis dólares pueden adquirir unas gafas que literalmente las dejarán fuera de su campo visual.
La tecnología es simple: las gafas tienen una pegatina transparente en sus lentes que permite a su propietario ver todo en un radio de unos pocos metros para que no se caiga o no choque con un obstáculo.
Pero más allá de esta distancia todo pasa a ser borroso, incluidas las mujeres con amplios escotes. Cabe mencionar que no es la primera medida que toman los judíos ortodoxos de Mea Sharim para aproximarse lo más posible a una vida piadosa y sin ‘distracciones’ mundanas.
Los dos sexos ya están segregados en los autobuses, aceras y muchos otros lugares públicos del barrio. Los muros de las casas están adornados con carteles que instan a las mujeres a llevar blusas cerradas y faldas largas.
Evitar contactos entre hombres y mujeres
Esta comunidad está segura de que mujeres y hombres no deben tener ningún contacto si no están casados.
Para quienes se ven obligados a viajar fuera de la ciudad, especialmente en aviones y otros medios de transporte públicos en los que podrían estar sentados al lado de cualquier persona, también se ofrecen capuchas y escudos que bloquean la visión periférica.
Fuente: eitb
«La exposición a la cobertura mediática de los ataques terroristas con misiles aumenta los niveles de dolor en personas que ya sufren de dolor crónico», según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Ben Gurión del Negev (BGU), Israel .
El artículo «Does War Hurt? Effects of Media Exposure After Missile Attacks on Chronic Pai,«, publicado en la versión en línea de Journal of Clinical Psychology in Medical Settings, demostró que la exposición a los ataques a través de los medios de comunicación prevén un aumento en la intensidad del dolor y en el componente sensorial del dolor durante el período de guerra, pero no se predijo la depresión o la ansiedad.
Estos resultados contribuyen a la comprensión de los efectos del terrorismo sobre la angustia física y emocional, e identificar los pacientes con dolor crónico como una población vulnerable que requieren una atención especial, durante el terrorismo, relacionada con el estrés.
El profesor Shahar Golán y el Dr. F. Lerman Sheera del Departamento de Psicología de la Universidad Ben-Gurion, junto con el Dr. Zvia Rudich de Soroka University Medical Center, evaluaron a los pacientes sobre su dolor, la depresión y la ansiedad, así como su nivel de exposición después de los ataques con misiles durante la Operación Cast Lead en la región del Negev, Israel. El profesor Shahar también está afiliado a Yale University’s Department of Psychiatry en New Haven, Connectica.
El estrés y la exposición a los medios de comunicación también se mostraron fuertemente relacionados, lo que sugiere que la audiencia televisiva en relación con los ataques terroristas puede haber influido mucho en la experiencia personal.
«Los niveles anteriores de estrés emocional de los pacientes puede afectar su capacidad para hacer frente a situaciones de estrés, por lo que los factores de estrés más prominente y de influir en ellos para buscar más información acerca de la situación», explica el profesor Shahar.
El estudio evaluó a 55 pacientes con dolor crónico atendidos en una clínica especializada del dolor. Los pacientes completaron cuestionarios de autoinforme sobre su dolor, depresión y ansiedad antes y después del ataque con misiles durante tres semanas.
La investigación fue apoyada por la Fundación de Ciencias de Israel (Grant No.751/08).
Referencia: Sheera F. Lerman, Zvia Rudich, Golan Shahar. Does War Hurt? Effects of Media Exposure After Missile Attacks on Chronic Pain. Journal of Clinical Psychology in Medical Settings, 2012; DOI: 10.1007/s10880-012-9313-4
Así lo confirma a swissinfo.ch, Reto Rufer, responsable de la sección suiza de AI en Israel y los territorios ocupados.
«Hamás y los grupos armados palestinos dispararon cientos de cohetes de manera indiscriminada contra territorio israelí. Mientras que el ejército de Israel mató a centenares de civiles, no solamente con armas de gran precisión como misiles aire-tierra y bombas guiadas, sino también con artillería. Además usaron obuses con fósforo blanco sobre zonas con gran densidad de población», explica Rufer.
El informe de 117 páginas ‘Operación Plomo endurecido: 22 días de muertes y destrucción en Gaza’, difundido por la organización defensora de los derechos humanos, es una verdadera acta de acusación contra Israel y su ejército, que confirma el balance de 1.400 palestinos muertos, establecido por los servicios de seguridad palestinos.
Una delegación de AI se desplazó a Gaza por la frontera con Egipto durante los meses de enero y febrero. Allí se entrevistaron con cientos de heridos, supervivientes, afectados y familiares de la población palestina. Después compararon los resultados con estadísticas publicadas por otras fuentes.
Misión Internacional
La ofensiva dejó además unos 5.000 heridos y devastó amplios sectores de la Franja de Gaza, con más de 2.700 edificios destruidos, afirma AI, que pidió a la comunidad internacional «apoyar sin reservas» la misión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU encargada de investigar la operación y de buscar pruebas.
«Una investigación que se espera que pueda estar acabada en septiembre y que es clave para poder llevar a los culpables ante la Justicia y someterlos al derecho internacional», indica Reto Rufer.
El representante de AI en Suiza también denunció «la continua negativa de Israel a cooperar con la misión internacional e independiente de investigación de la ONU. Israel rechaza la colaboración con la misión y no deja entrar en la franja de Gaza ni a trabajadores de organizaciones de derechos humanos ni a periodistas independientes».
La organización acusa al ‘Tsahal’ (ejército israelí) de no haber «diferenciado entre blancos civiles y militares» en una situación en que no podía ignorar la presencia de civiles en los sectores bombardeados. El resultado de ello fue «la muerte de cientos de civiles desarmados, entre ellos 300 niños, 115 mujeres y 85 hombres mayores de 50 años».
AI también culpa a Hamás y a los grupos armados palestinos de haber disparado multitud de cohetes contra territorio israelí, que causaron tres muertos civiles y provocaron el éxodo del sur de Israel de cientos de miles de habitantes.
«El tono general del informe demuestra que la organización sucumbió a las manipulaciones de Hamás, una organización terrorista», sostiene el portavoz del ejército israelí en un comunicado.
En respuesta a un informe preliminar publicado en febrero, el Ministerio de Exteriores israelí aseguró que Israel no había atacado de manera deliberada a blancos civiles y que «todas las armas utilizadas eran conformes al derecho internacional y al uso que les dan los ejércitos occidentales».
Amnistía rechaza esos argumentos, y subraya que hasta ahora, las autoridades israelíes «se abstuvieron de llevar a cabo una investigación independiente e imparcial sobre la actitud de sus fuerzas».
Respecto a Hamás, AI estima que «este grupo tampoco realizó nunca ninguna investigación sobre los disparos de cohetes, y además persiste en justificar estas acciones ilegales».
En Gaza, el portavoz del Hamas, Sami Abu Zuhri, desmintió las conclusiones de este informe, afirmando que el mismo no era «ni equitativo, ni equilibrado».
Rufer concluye que ante las quejas de ambas partes respecto al informe, la gente tiene que analizar la credibilidad de las distintas posiciones.
Fuente: Iván Turmo, swissinfo.ch