Una busca que se respete a la familia atea — particularmente a la hijas que es objeto de matoneo por parte de las directivas y los profesores:
La constitución política de Colombia consagra esta nación como «laica» es decir. libre de todo credo para ejercer la libertad individual, en sus artículos 18 y 19 se proclama la libertad de culto y difusión del mismo, sin pena de ser coaccionado a recibir o practicar otro culto, la clase de religión en los colegios constituye un daño moral y un peligro a dicha libertad, ya que en algunas instituciones de carácter religioso se ejerce presión directa e indirecta para que los estudiantes se unan a un credo, y en el caso de la estudiante se hizo uso de maltrato psicológico y retiro del cupo escolar, además que la tutela fue denegada, y a estas instancias la procuraduria y el ministerio de educación debieron haber tomado sus respectivas medidas, la petición no solo abarca el índole de lo personal, sino la protección de la libertad de los ateos y agnósticos a opinar sin restricciones, ademas de cultos y credos que no siguen la ideología católica o cristiana, respetando la diversidad cultural y cosmogónica de la nación.
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• La otra —un poco más amplia y muy apropiada para la temporada de elecciones— busca que todos los candidatos garanticen el laicismo y no discriminen a ateos, agnósticos y no creyentes:
Según una encuesta el 12% de la población en Colombia es no creyentes Así pues haciendo una extrapolación de esta cifra a Bogotá, aproximadamente entre 500000 y 1000000 de personas escarian interesadas en defender el estado laico y ser protegidos contra la discriminación por no creer o dudar. Ayudamos a encontrar candidatos que nos ayuden a protegernos y a proteger la separación de iglesia y estado
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Fuente: DE AVANZADA
“Las ceremonias de toma de posesión de los cargos públicos”, vino a decir Francisco Delgado, presidente de Europa Laica a propósito de la toma de posesión del nuevo ministro de Justicia Rafael Catalá, “deben ser laicas, esto es, sin simbología religiosa”.
Llueve sobre mojado, pues el nuevo ministro no viene a ser sino “más de lo mismo”. Pero con todo, lo peor es que la de Delgado haya sido la única voz crítica contra la presencia de simbología religiosa católica en las tomas de posesión. ¿Dónde están los movimientos sociales por la laicidad, los partidos –teóricamente– laicos, las otras confesiones religiosas…?
“Prometer el cargo delante de una Biblia o un Corán”, explica Delgado, “es como hacerlo con una camiseta del Real Madrid o del Barça: las creencias religiosas pertenecen al ámbito privado de la persona, en este caso de la persona que ejerce el cargo público, pero no al ámbito público, es decir, no al propio cargo en sí mismo.”
El sacrosanto ámbito privado es el espacio de la diferencia personal, donde cada cual tiene sus propias opiniones, creencias o gustos particulares. “Ahí no debe entrar el Estado ni las leyes”, recuerda Delgado, justo por tratarse de “un ámbito particular y que debe estar protegido de injerencias externas”.
“En ese ámbito se decide si uno cree en un dios, en muchos o en ninguno; es ahí donde la mujer decide, de acuerdo a su conciencia, si quiere continuar o no con un embarazo, por ejemplo. Pero el ámbito público es el espacio común, el de las leyes, en el que nos reconocemos todas y todos como ciudadanas y ciudadanos, y cuya simbología debe ser inclusiva, universal, no puede ser la de una parte de la sociedad, ni de la religiosa ni de la atea”.
La laicidad supone la separación de estos dos ámbitos para garantizar la libertad de conciencia. Una asignatura que sigue pendiente en el Estado “católico” Español.
Fuente: PERIODISTAS en español.com
La Delegación del Gobierno de Madrid ha prohibido la manifestación «Ningún privilegio a las iglesias. De mis impuestos, a las iglesias CERO», convocada por varias asociaciones laicas para el jueves 5 de abril en Lavapiés. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid, ante el que recurrieron las organizaciones convocantes, ratificó la decisión de la Delegación de Gobierno, vetando la manifestación.
Las razones aducidas por ambos estamentos asustan al más pintado: el TSJM afirma, por ejemplo, que la fecha elegida es “una de las festividades claves en la religión católica“ y que “Se ha de hacer hincapié en que esa festividad tiene una relevancia fundamental dentro del mundo católico por la conmemoración del día y en que, consecuentemente, es merecedor de protección, pudiendo justificar la restricción del uso de la vía pública a otros grupos de personas cuando su uso no sea compatible“. Más claro no podría haber sido el tribunal: ante igualdad de derechos, se protegen los actos con relevancia dentro del mundo católico, dado que son merecedores de protección en detrimento de la libertad de expresión y de reunión.
Pero tengamos cuidado con la lectura: no se estaba pidiendo la prohibición de ningún acto religioso, sino la coincidencia en fecha de otra expresión popular: una manifestación en contra de la financiación pública de las iglesias, algo que apoyamos millones de españoles. Ni la religión ni las procesiones son incompatibles con el hecho de que las iglesias se financien por medios propios. No hay incompatibilidad alguna y, por lo tanto, no se ha elegido una opción frente a otra. Por el contrario, como dice muy claramente el TSJM, se ha impedido que algunos católicos se sientan molestos porque otras personas expresen su opinión y hagan uso de la vía pública. Todo un ejemplo de estado libre y aconfesional.
Artículo completo en: La Ciencia y sus Demonios