Dejar de ser un miembro de la mafia japonesa Yakuza y reinsertarse en la vida civil no es fácil. Entre otras cosas porque su estricto código de honor les obliga a cortarse el dedo meñique, y partes de otros dedos, cuando comenten un error grave o un acto desleal. Así que resulta bastante sencillo identificarlos.
La cadena ABC ha entrevistado a Shintaro Hayashi, un fabricante de prótesis japonés que ha visto incrementada la demanda de dedos en los últimos años, muchos de ellos de ex miembros de la Yakuza. «Hayashi divide a su clientela en tres categorías», explican. «Aquellos que acuden a él obligados por sus novias preocupadas por la reputación, ex miembros que están deseando ascender pero les preocupa que se descubra su pasado, y viejos miembros de la Yakuza que no tienen intención de dejarlo, pero necesitan cubrirse para la boda de un hijo o el evento deportivo de un nieto».
Édinson Rodolfo Rojas, alias ‘Pichi’, quien sería cabecilla de la mafia de la Oficina de Envigado fue capturado en Panamá.
‘Pichi’ se entregaba a la santería para evitar precisamente eso; parece que no le funcionó en lo absoluto:
Al ingresar a la residencia, los uniformados quedaron asombrados por el altar de santería, al cual “Pichi” al parecer “le oraba para evitar la captura o la muerte por parte de sus enemigos”, indicó la fuente oficial.
Machetes impregnados de una extraña sustancia, dinero, dulces, un par de esposas, cuernos de venado, vasijas con forma de rostro, veladoras e incensarios hacían parte del extraño oratorio.
¡Y por supuesto que no le funcionó! ¿De cuándo a aquí funciona la superstición?
Fuente: DE AVANZADA
La policía italiana asegura que cada vez más mujeres participan en las actividades criminales de la mafia, al asumir el rol de sus maridos cuando estos ingresan en prisión.
Las autoridades afirman que las mujeres son tan peligrosas como los hombres, estando involucradas en todo tipo de delitos, desde extorsiones a asesinatos.
Igual que sus colegas masculinos, también cuentan con apodos. A una se la conoce como Fatcat, a otra como Tomboy y a una tercera la llaman Pupetta.
Pero tras estos nombres aparentemente inocentes se ocultan mujeres cada vez más activas en el violento submundo del crimen organizado.
Mientras las fuerzas de seguridad intensifican la lucha contra la Camorra napolitana, las autoridades están constatando como las mujeres están asumiendo las tareas que llevaban a cabo los hombres que son encarcelados.
Entre bambalinas
Los carabinieri aseguran que es difícil dar una cifra de mujeres mafiosas, ya que muchas trabajan entre bambalinas, cortando y empaquetando heroína y cocaína.
En una redada llevada a cabo el pasado mes, la policía arrestó a 11 mujeres acusadas de tráfico de drogas.
En otra operación, una madre y sus dos hijas fueron detenidas bajo la acusación de dirigir una red de extorsión.
Una de las mafiosas más renombradas es Maria Licciardi, quien hasta su detención compartía mesa con otros importantes jefes de la mafia.
De complexión menuda, Licciardi se encuentra en una celda de aislamiento, aunque la policía cree que aún tiene un papel importante en la dirección de las actividades mafiosas.
Parece que en la mafia las desigualdades entre sexos se están acabando a balazos y los ‘padrinos’ están siendo igualados por las ‘madrinas’.
Fuente: BBC Mundo
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Enlaces de interés:
– Apuntes licenciatura criminología. UMU