Querol, médica y especialista en criminalística, se ha convertido con el paso del tiempo en una de las luchadoras más importantes del mundo por la dignidad de las especies, trabajo que la llevó a fundar el Observatorio de Violencia hacia los Animales en España. Desde allí, ha defendido una teoría: existe una relación entre la crueldad infantil de un sujeto hacia perros, gatos, aves e incluso insectos y, la potencial violencia interpersonal en su adultez.
Casi todos los criminales, dice, han sido maltratadores de animales. Lo confirma un estudio que efectuaron el FBI y la Universidad de Pensilvania en cárceles de Estados Unidos, según el cual el 46 por ciento de los asesinos en serie reconoció haber maltratado animales en su adolescencia. «La crueldad que se le aplique a un animal es como un factor de riesgo, algo así como fumar: no todos los que tienen el vicio se enferman, pero otros sí. Maltratar entonces se vuelve como ser adicto al cigarrillo: así como a algunos les da cáncer, quienes son crueles con esos seres que llamamos inferiores se transforman, a veces, en homicidas«.
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La Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía ha ordenado cancelar el convenio de colaboración suscrito con el centro de protección de menores Champagnat de Huelva, gestionado por los Hermanos Maristas, después de conocer que los ocho residentes, de 12 a 14 años, eran sometidos a maltratos físicos por parte de sus educadores.
Estos centros disponen de pocas plazas porque su objetivo es que el entorno donde se convive sea lo más parecido a un hogar. Los chicos acudieron «por propia voluntad» al Servicio de Protección de Menores para denunciar la situación de maltrato que estaban sufriendo. Lo hicieron asesorados por dos educadores críticos con las prácticas aplicadas en el centro, como se recoge en el informe que los técnicos de ese servicio elevaron a la Fiscalía de Menores de Huelva, que también ha abierto una investigación. En ese informe se recoge que «existe una amplia coincidencia en las manifestaciones de los menores afirmando que varios de los educadores castigan físicamente a los menores propinándoles cachetes, bofetadas, que los tratan con gran brusquedad y con uso abusivo de la fuerza ocasionando daño e intimidación».
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Foto: Colegio La Merced, HH. Maristas. Murcia (fuente Panoramio)
En el blog Diario de una mamá pediatra tratan sobre un curso «Evolución histórica del maltrato infantil», El curso se basa en considerar el maltrato como un problema de salud, y actuar de forma similar ante él como hacemos ante otras enfermedades: hay que detectar el problema, diagnosticarlo, hacer el diagnóstico diferencial (es decir descartar otras enfermedades que puedan dar signos y síntomas similares), tratarlo, hacer informes y papeleos, y también muy importante, prevenirlo, siendo conscientes de situaciones de riesgo que están en la antesala de un maltrato consumado.
El maltrato infantil es tan viejo como la propia humanidad. Incluso en la Biblia se habla de él y de cómo el castigo físico era en cierta manera una muestra de amor hacia los hijos. A nadie se le escapan los infanticidios frecuentes, alguno tan conocido como la matanza de los Inocentes ordenada por Herodes.
Los niños como estamento más débil de la sociedad han estado expuestos desde antaño al abuso por parte delos adultos. Especialmente vulnerables han sido los niños con alguna deficiencia o malformación, y más las niñas que los niños.
Los infanticidios (la mayoría de veces por negligencia más que por acción lesiva directa) eran «normales» en las culturas griega y romana . Incluso en el Derecho Romano se daba a la familia el poder sobre el niño para que éste fuera vendido, castigado o eliminado a voluntad. En estas indeseables prácticas estaban incluídos los abusos sexuales a menores, especialmente de las niñas.
Si algún bien hizo la aparición del cristianismo y los primeros bautismos es que estas prácticas se frenaron en cierta medida.
En épocas posteriores, en la Edad Media, la situación no mejoró para muchos niños. La pobreza y las enfermedades propiciaron el abandono de los menores y la aparición de los primeros hospicios u orfanatos.
La percepción de la infancia como una época diferenciada del adulto es relativamente frecuente. También de la necesidad de protegerles de la explotación laboral.
Las primeras asociaciones para proteger a los niños se fundan a partir del año 1875, la primera fue la Society for the Prevention of Cruelty of Children, en Nueva York. Le seguirán con el ejemplo otros países occidentales. Estas asociaciones surgieron tras percibir que los niños tenían menos protección frente al maltrato que los animales.
Los Derechos de los Niños fueron reconocidos universalmente a partir de las Naciones Unidas en el año 1989 (ratificado un año más tarde en nuestro país). Así que este hito, tan importante, es relativamente reciente. Aunque no deberíamos cantar victoria: en muchos lugares del mundo estos derechos están lejos de ser respetados.
También a nivel médico la descripción de los diferentes cuadros patológicos asociados al maltrato, es muy reciente. A finales del siglo XIX, Tardieu definió las características del síndrome del niño apaleado (desgraciadamente a partir de autopsias). Ya en el siglo XX se evoluciona en el conocimiento de las diferentes lesiones en relación con el maltrato como por ejemplo el síndrome del niño zarandeado.
Así que aunque los pediatras nos vamos poniendo las pilas poco a poco y cada vez hay más literatura médica en la materia, en el fondo nos enfrentamos a situaciones que son reconocidas y diagnosticadas desde hace relativamente poco tiempo.
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El teléfono 016, que ofrece información sobre violencia de género y asesoramiento jurídico especializado a víctimas y personas allegadas, ha recibido un total de 45306 llamadas procedentes de Madrid desde su puesta en marcha en septiembre de 2007 hasta el 31 de mayo de este año, lo que la convierte en la comunidad autónoma que ha concentrado el mayor número de llamadas de toda España.
Según datos del Ministerio de Igualdad a los que tuvo acceso Europa Press, en los más de dos años y medio de funcionamiento de esta línea de atención telefónica se han registrado en todo el país cerca de 186000 llamadas. Además de Madrid, las comunidades que concentran el mayor número son Andalucía (30142), Cataluña (24629), Comunidad Valenciana (19051) y Canarias (11378).
A continuación se sitúan Castilla y León (8526), Galicia (8281), Castilla La Mancha (6628), Murcia (5600), País Vasco (4670), Baleares, Extremadura (3728), Aragón (3581), Asturias (3514), Cantabria (2185), Navarra (1992), La Rioja (896), Melilla (440) y Ceuta (285).
Noticia completa en: lainformacion.com
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Enlaces relacionados:
– La web de Maco048. Noticias criminología: Violencia de género
– Asignatura Victimologia. Licenciatura en Criminología. Universidad de Murcia
El maltrato no entiende de edades. Y no sólo son mujeres quienes lo sufren, sino también los menores de edad. En los casos que afectan a los niños no existe todavía un protocolo de actuación generalizado ni tampoco un registro donde queden anotados todos los casos, dos diferencias notables frente a la violencia machista. «Son además los más difíciles de detectar», afirma el doctor Jesús Sánchez Etxaniz, del Servicio de Emergencias de Pediatría del hospital de Cruces. El médico vasco, junto a otros 25 pediatras de toda España, enseña a otros especialistas a reconocer los síntomas detrás de los cuales puede haber malos tratos. No es tan inhabitual: «Aproximadamente un 18% de la población infantil puede sufrir algún tipo de maltrato», afirma.
-¿Qué entienden los pediatras por maltrato infantil?
-Por lo general, se trata de aquellas situaciones en las que el menor no recibe los cuidados que son propios y lógicos para su edad. Estos malos tratos o malos cuidados pueden ser recibidos por el niño de forma activa, siendo el maltratador completamente consciente de lo que hace, o pasiva, sin que lo sea. Además, no sólo existe el maltrato físico, que es el que todos conocemos, sino que también el emocional. El maltrato abarca muchas cosas.
-¿A qué se refiere?
-Un niño maltratado no sólo es aquel que es apaleado o que es obligado a mantener relaciones sexuales con un adulto. Pueden ser menospreciados, humillados; pueden no recibir la vestimenta o alimentación necesaria… También hay que resaltar que estos supuestos no son cajas inamovibles ni excluyentes, ya que un menor puede recibir varios tipos de maltrato al mismo tiempo.
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-¿Cómo se identifica el maltrato?
-El maltrato se puede dar en cualquier familia. Es decir, no porque los padres tengan mucho dinero significa que allí no vaya a ocurrir nada malo. En el caso de los menores, se identifica en que enseguida comienzan a tener actuaciones que antes no tenían. Fallan en las notas, se aíslan del resto de sus compañeros, se ponen tristes, se quejan de dolores de cabeza, de estómago… A veces, en base a estos datos, levantas la liebre y te encuentras con un caso claro de malos tratos. En el hospital de Cruces, por ejemplo, hemos detectado en cinco años 216 incidentes leves. Eso sí, hemos llegado a registrar un caso mortal. Lo que me gustaría decir es que es muy difícil de demostrar. Puedes tener la idea de que un niño esté sufriendo abusos sexuales, por ejemplo, pero de ahí a presentar pruebas concluyentes hay un salto importante.
-Pero, ¿es verdad que se pueden reconocer a través de sus dibujos, por ejemplo?
-Sí, por supuesto. Es una de las cosas más duras a las que nos tenemos que enfrentar. Hay casos de niños de diez años que dibujan cosas como un pene con un preservativo, un niño haciendo una felación a un adulto… La experiencia es algo importantísimo para reconocer el maltrato. Hay que jugar con los niños, hacer tonterías con ellos y, sobre todo, intentar evitar preguntas que las respuestas tengan que ser ‘sí’ o ‘no’. Los niños lo sueltan sólo cuando ellos quieren y en el momento que les apetezca.
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– Niños violentos del presente, serán hombres crueles a futuro
Ismael Loinaz, psicólogo y criminólogo y autor de un estudio sobre esta materia, trabaja desde hace más de un año con una cincuentena de reclusos del centro penitenciario Brians II (Barcelona) para clasificar a este tipo de agresores, que forman «un colectivo muy heterogéneo», en subtipos diferenciables según su personalidad, la violencia utilizada o el nivel de contención de ira, para poder así diseñar tratamientos específicos.
El investigador ha explicado a Efe que mientras se ha trabajado ampliamente en el tratamiento de los agresores sexuales, por la alarma social que generan, no ocurre igual con los agresores de pareja, a pesar de todos los cambios legislativos realizados, con una modificación penal incluida, que ha conllevado un aumento del número de hombres que ingresan en prisión por estas causas.
«Se ha producido un boom de encarcelamientos, pero no se ha avanzado en recursos. En otros países llevan más de treinta años investigando la clasificación de los agresores de pareja para darles un tratamiento adecuado», indica Loinaz, que prepara su tesis doctoral con el catedrático de Psicología Clínica Enrique Echeburúa, director del principal grupo de investigación sobre este campo.
Loinaz recuerda que, aunque en España no existen datos oficiales, según un estudio realizado en EEUU, un 32% de los sujetos tratados vuelve a maltratar dentro del primer año, y hasta el 60% lo hace en la década siguiente. Además, otras investigaciones apuntan que las terapias que se aplican son inapropiadas para muchos de ellos, como demuestra el alto grado de reincidencia.
De los reclusos que han participado voluntariamente en el estudio, con una edad media de 39 años -algunos de ellos con penas leves, aunque también hay homicidas-, un 38% presentaba prevalencia de transtornos de la personalidad, un 18% tenía antecedentes psiquiátricos y un 54% presentaba problemas relacionados con el consumo de alcohol o drogas.
Por medio de entrevistas, Loinaz logró diferenciar dos tipos de agresores. Por un lado, están los sujetos «normalizados», que llevan una vida normal, no suelen tener transtornos psicológicos, y con una menor prevalencia de consumo de drogas o alcohol.
Suelen tener un perfil ‘hipercontrolado’: «les cuesta estallar, lo que pasa con ellos es que se van enfadando, acumulando la tensión hasta que explotan de forma desmesurada», señala el psicólogo.
«Es aquel que cuando sus vecinos se enteran de que es un agresor afirman sorprendidos: ‘pero si parecía normal'», añade Loinaz. Para los agresores de bajo riesgo, las terapias deben centrarse en el control de la ira y la distorsión del uso de la violencia.
El otro grupo definido sería el violento antisocial, que actúa no sólo en el ámbito familiar, sino también con personas desconocidas, que suele tener antecedentes penales, «con mayor nivel de distorsiones cognitivas y más parecido al cliché del maltratador machista».
Las terapias pueden ir desde las cognitivo-conductuales, dirigidas a controlar «pensamientos descontrolados» que les lleva a actuar de forma violenta, a otras en las que se trabaja el pensamiento machista de estos individuos, con distintas técnicas y tomando como ejemplos casos de su propia familia.
El investigador tiene previsto este año continuar su trabajo -financiado por el Centro de Estudios Jurídicos y de Información especializada- con un centenar de reclusos con los que analizará otras variables, como las psicopatías, para estudiar las necesidades criminológicas que puede tener cada agresor.
«Ahora, un maltratador recibe el mismo tratamiento por una agresión muy grave que por saltarse una orden de alejamiento por una amenaza, aunque sea con el consentimiento de la pareja», indica Loinaz, que advierte que «se les mete a todos en el mismo saco, en un traje de talla única».
Para el criminólogo, esta situación es fruto de la falta de recursos y de la escasez de especialistas para atender a los agresores, y pone como ejemplo el caso de Brians II, «donde tienen en un módulo 130 sujetos para dos psicólogos», una situación que es como si metiésemos a enfermos en los psiquiátricos y no se les diese tratamiento».
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Enlaces relacionados:
– La discriminación de la mujer, ¿hasta cuándo la violencia?
– Relaciones víctima-victimario. Apuntes Victimología
– Víctimas especialmente vulnerables. La mujer maltratada. Apunes Victimología
El Ayuntamiento de Cádiz, a través del Área Municipal de Familia, y la Fundación Márgenes y Vínculos han puesto en marcha el Programa de Prevención de Maltrato a la Infancia y la Adolescencia, que este verano cuenta con una nueva actividad de sensibilización en la playa cuyo lema es ‘Navegar mola más, si segur@ vas’.
En esta ocasión, la actividad consiste en plantear breves representaciones de situaciones cotidianas relacionadas con el uso de la Red de Internet que viven las familias desarrolladas dentro de un ordenador gigante a modo de teatro itinerante.
El objetivo de este proyecto es informar a los padres y madres sobre las fantásticas oportunidades que ofrece internet y denunciar los aspectos menos deseables que existen. Además otros fines son fomentar el buen uso de la red entre los pequeños, hablar con naturalidad y sinceridad sobre los contenidos inadecuados que los menores se pueden encontrar, dotar de herramientas de protección a los niños en el supuesto de que se encuentre en la red un contenido inapropiado e inculcar el respecto y la privacidad de las personas y viceversa.
Así, el desarrollo de esta actividad consiste en dos o tres paradas de un cortejo amenizado con música con objeto de movilizar a los asistentes a la playa. Una vez detenidos, el ordenador gigante abrirá su pantalla para dar lugar a las representaciones. Tras las escenificaciones, los monitores de la actividad harán lectura de un manifiesto a favor de los derechos de los niños y niñas. Finalmente, al término de cada parada del desfile, el personal voluntario de la actividad hará entrega de un regalo conmemorativo a las familias participantes.
Esta actividad que dio comienzo ayer en la Playa Victoria, también se desarrollará hoy por la mañana en la playa Santa María del Mar y mañana en la Caleta.
El objetivo es acercar las posibilidades de la Red a los padres y denunciar los aspectos menos deseables que existen para que sepan qué aspectos hay que controlar más.
Fuente: andaluciainformacion.es
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– Internet. Apuntes Informática Aplicada a la Gestión Pública
– Apuntes Introducción a la Informática. Redes y comunicaciones
El profesor titular del Departamento de Metodología de Ciencias del Comportamiento de la Universidad Autónoma de Madrid, Miguel Ángel Ruiz, afirmó que en el maltrato infantil hay que lograr un «modelo de prevención a base de sensibilizar a los profesionales».
Ruiz realizó estas manifestaciones antes de la inauguración, por parte de la consejera de Servicios Sociales, Sagrario Loza, de la jornada sobre detección, notificación y registro de casos de maltrato infantil.
El profesor universitario apuntó que uno de los ámbitos donde más hay que incidir es en el educativo, puesto que «es donde el niño está mucho tiempo, y los educadores pueden detectar indicios de una problemática». Ante ello, manifestó que tiene que haber «mayor implicación» del área de la educación.
Ruiz criticó que hay «cierta interferencia» por parte de los equipos de dirección de los centros escolares, puesto que «no es agradable que aparezca un caso de maltrato». Señaló que los profesores detectan «situaciones que no tienen cauces y canales para notificar», existiendo por tanto «desconexión entre profesores y Servicios Sociales para atender esos casos o para notificarlos».
Unas situaciones que «pasan por el filtro de la dirección». Ante ello, indicó que «es ahí donde está el problema porque no hemos sensibilizado bien a los equipos directivos para que esos casos se tramiten de forma expeditiva y se intervenga lo antes posible».
El profesor recordó que en el caso de maltrato hay un protocolo nacional de actuación, que cada comunidad autónoma debe adaptar a sus propias características.
350 NOTIFICACIONES
Por su parte, Loza apuntó que el panorama del maltrato infantil en La Rioja «es muy similar al resto de Comunidades Autónomas». Recordó que, desde 2005, se han notificado 350 casos, de los que 200 fueron sospechas y 150 casos reales.
La consejera de Servicios Sociales afirmó que La Rioja apuesta por la notificación telemática que «permite mayor rapidez a la hora de intervenir y dar respuesta a los casos».
Fuente: europapress
Insultos, golpes y malos tratos, es lo que deben soportar todos los días 16 de cada 100 adultos mayores en México.
“Sufrimos desprecios, abusos, muchas veces los jóvenes en el metro nos insultan. A mí me ha tocado que muchas veces le hago la parada a los camiones RTP y me dicen: si he sabido que es de los que no paga, no lo subo”, dijo Miguel Nieblas, habitante de la Ciudad de México.
– He sido un poco… Han abusado de mí más bien.
-Bueno la persona no la puedo mencionar.
-¿En el trabajo, algún familiar?
-No, es cosa de la vida, expresó Basilio Valdés, habitante de la Ciudad de México.
Sin importar el estrato social, todos los adultos están expuestos a diferentes tipos de violencia.
“Físico, psicológico, emocional, sexual, financiero, que es muy común, o simplemente reflejar un acto de negligencia intencional o dicho más comúnmente por omisión”, indicó Luis Miguel Gutiérrez Robledo, director del Instituto de Geriatría, de la Secretaría de Salud.
Sin embargo, es el maltrato sicológico el que predomina, a través de insultos, amenazas, humillaciones e intimidaciones.
“Los hijos fueron los que maltrataron más frecuentemente a los adultos mayores, seguidos de los esposos o cónyuges. Después se encontró también gente que no tenía parentesco, como los vecinos”, comentó Gloria Aguilar Navarro, de la Clínica de Geriatría, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
La única encuesta sobre el tema realizada en el Distrito Federal reveló que en 36% de los casos los hijos fueron los culpables del abuso, y en 11.8% la responsabilidad fue de la pareja.
“Los adultos mayores evitan muchísimo mencionarlo, les da miedo, no saben que están siendo violentados, finalmente sienten que están actuando contra sus hijos y les da temor las reacciones que sucedan o si hay algún tipo de respuesta de la autoridad sobre esta situación”, manifestó Ana Gamble, del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores del Distrito Federal.
La falta de denuncia dificulta la obtención de cifras exactas sobre el problema.
Por ello, durante el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso a las Personas Mayores, el objetivo fue sensiblizar a la población sobre el problema de derechos humanos y de salud que representan los malos tratos cometidos contra este sector.
Fuente: ONCE NOTICIAS
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– La discriminación de la mujer, ¿hasta cuando la violencia?
Por cada sospechoso torturado nacen 10 terroristas. Así, parafraseando al filósofo francés Albert Camus, inicia su mensaje Inge Genefke (Dinamarca, 1938), la eminencia mundial en la rehabilitación de víctimas de tortura.
Esta neuróloga de 71 años, menuda y de apariencia frágil, insiste hasta la saciedad en que justificar la tortura en aras de la seguridad no solo es un delito sino la fórmula más efectiva para engendrar futuros terroristas. Tras haber trabajado con víctimas de torturas más de 35 años, Genefke considera fundamental insistir en esta idea en plena polémica por el uso de la asfixia simulada por parte de agentes de la CIA durante la Administración de Bush. La llegada de Obama deja, también en este ámbito, un resquicio para la esperanza, según la especialista danesa, que ha tejido una red de centros en todo el mundo que atiende a 100000 personas anuales.
«Ya no puede sorprenderme nada», dice Genefke, de visita en Barcelona invitada por el Grup Solidari Ibiray y el Departament d’Interior, Relacions Institucionals i Participació. Genefke ha oído lo más perverso que una mente humana haya podido idear para destrozar al prójimo. Pero su elegante pudor la lleva a obviar cualquier detalle morboso. Se remite a cómo algunos de sus clientes –se niega a llamarles pacientes– han dibujado su calvario.
Ella no se sorprende de nada pero su figura va sorprendiendo allí donde va. Inspiró a la directora catalana Isabel Coixet para su conmovedora y laureada película La vida secreta de las palabras. De hecho, la plataforma petrolífera donde se desarrolla la acción lleva su nombre: Genefke.
Sentimiento de culpa
«La persona vejada padece la soledad más grande del mundo», explica la especialista, que añade: «Está sometida a un terrible sufrimiento, contra el que no puede luchar, infligido por otro ser humano». Ha constatado que, con matices y particularidades en función de la zona del mundo, los métodos de tortura siempre son los mismos. «Destroza a la persona, su físico, pero también su autoestima, su ser», dice para, a renglón seguido, añadir lo difícil que es arrancarles un testimonio. El castigo de estas conductas en los tribunales es el eje de la lucha contra los torturadores. «Hay que lograr que ellos se sientan amenazados», argumenta Genefke.
Lo que más le maravilla de la conducta de las víctimas es su sentimiento de culpabilidad: «Se culpan por estar vivos mientras sus amigos y familiares han muerto, o por haber sucumbido al objetivo de sus torturadores». Reconoce haber llorado mucho pero nunca, jamás, delante de las víctimas. Si acaso después, en casa, con los suyos. Porque las personas que han encontrado aliento para sentarse a verbalizar el horror necesitan empatía y calidez, no alguien desmoronado por la tristeza.
Como aquel padre que, viendo a su hija de tres años desnuda delante de él y al militar con un hierro candente a punto de introducírselo por la vagina, firmó todas las hojas en blanco que le dieron y que luego ellos rellenarían a su antojo según las necesidades.
Conjura sus demonios cuidando mucho su físico y alimentando su alma con «belleza». Poesía, pintura y música. «Los que se recuperan de su experiencia se convierten en seres fortísimos y extraordinarios», sonríe, satisfecha.
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Por amor, pena, falta de confianza, ignorancia o simplemente por miedo. Las causas que lo explican son aún un vacío e inexplicable interrogante. No obstante, lo cierto es que en la Región casi dos de cada diez mujeres que sufrieron algún tipo de violencia de género, en el primer trimestre de este año, no pusieron ningún medio para que la justicia pudiera apresar las manos de su maltratador.
De ese porcentaje existe una cifra aun más alarmante, cercana al 8,7% de féminas, que incluso renunciaron al proceso de enjuiciamiento de su agresor cuando éste ya marchaba viento en popa. Un total de 89 mujeres, residentes en la Región, creyeron que lo más conveniente para su vida, o la de los suyos, era reclamar al juez que no actuase y que archivara el asunto. Las causas que justifican esta decisión, que a menudo acaba pasando factura a las víctimas, se alojan en un espacio muy íntimo, dentro de la realidad de cada una de estas mujeres.
Pese a estas situaciones concretas, 1.021 denuncias fueron recibidas en los juzgados murcianos tan sólo en los seis primeros meses del 2.007. La mayoría de ellas (77%) habían sido presentadas por las propias afectadas en la comisaría de Policía. Aún así, algo más de una cincuentena de casos tuvieron que saltar a la luz por intervención directa de la Policía o la Guardia Civil. Otros tantos procesos de maltratos (59) se iniciaron tras la redacción de un parte de lesiones por el personal de los centros hospitalarios. Resulta curioso el hecho de en esos tres meses ninguna denuncia partió de familiares de la agredida.
El enemigo en casa
Compartir una vida en común con el maltratador es uno de los aspectos más peligrosos para las féminas. Esta circunstancia aumenta el riesgo de ser objeto de su violencia. Y es que las principales afectadas por la ira de un maltratador son, precisamente, sus propias parejas, ya sean novias o esposas.
Las cifras son realmente significativas. Un 70,94% de las mujeres que sufrieron malos tratos en el primer semestre de este año, mantenían una relación afectiva con el varón que les infligía tal daño. Se trata de una cifra muy llamativa si se tiene en cuenta que una vez que desaparecen los lazos de unión el porcentaje disminuye hasta el 29,05%.
Estadísticas, cifras y porcentajes que tratan de darle algún sentido a todo este caos, como el que intenta ponerle puertas al campo.
Fuente: La Verdad