Con todo lo que se está hablando de la [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE], es un buen momento para hablar de su influencia sobre cualquier cosa que haya en la tierra y en las diferentes actividades humanas. Hay multitud de leyendas alrededor de la luna, y recomendaciones sobre lo que pasa o no pasa cuando la luna está en tal o cual fase (y no, no voy a hablar de licántropos).
La influencia de la luna sobre la tierra se puede resumir en una palabra: marea. Y las actividades humanas que se pueden ver afectadas son las que tienen relación con esas mareas: no intentes coger percebes con marea alta.
Pero hay una creencia popular muy extendida: como la luna afecta al mar, que es agua, y nosotros somos agua en un 70%, también nos debe afectar a nosotros. Y ya de paso, debe afectar a la vaca, a la lechuga, al melocotonero o al estiércol. Porque todos tenemos un porcentaje de agua, y la luna influye en el agua.
La cuestión es que, aunque nos parezca una tontería pensar en berenjenas levitando, hay una parte importante de la población que acepta como válidas premisas como que la luna afecta al ciclo menstrual de las mujeres (coincidencias de la vida, ambas cosas duran aproximadamente 29 días), al momento del parto (¿será por el líquido amniótico? tanto líquido dentro del cuerpo debe ser irresistible para la luna), al pelo haciéndolo crecer más o menos en función de la fase en que lo cortemos (y eso incluye la depilación), a la savia de las plantas haciendo que en plenilunio la savia esté arriba y haga crecer la planta más rápido o no se recomiende la poda porque “sangrará” más o incluso al momento de la limpieza de las cuadras, con cosas como “si sacas el estiércol en luna llena, se te llena todo de pulgas” (este me lo encuentro muy a menudo en mi trabajo y me deja muy loca).
Pero los que se llevan el premio mayor del año a los fanáticos de las fases de la luna en actividades fisiológicas son los seguidores de la agricultura biodinámica. Este tipo de agricultura fue inventado por Rudolf Steiner, un “clarividente” que sin tener ni idea de muchos temas (como de agricultura o ganadería) decidió que era capaz de crear una agricultura más sostenible basándose en los movimientos de la luna y los astros, la homeopatía y enterrar cuernos de vaca rellenos de estiércol. Desde luego, imaginación no le faltaba. El toque de los cuernos como canalizadores de los rayos cósmicos hacia el interior de la tierra es digno de una película ochentera de fantasía medieval, aunque hay otras opciones: intestino de vacuno relleno de manzanilla o cráneo de vaca de menos de un año rellena de corteza de roble. Y lo mejor del tema es que este tipo de agricultura está registrada, y para obtener el sello de certificación es necesario recurrir a una empresa privada. Es curioso, tanta espiritualidad, pero para hacerte uno con el cosmos y la tierra primero hay que pasar por caja.
Para saber más: (1) La estafa de la agricultura biodinámica. Antroposofía “agrícola” en Bruselas.- (2) Antroposofía, la secta y su banco.
Autora: Elara
Fuente: escéptica
La semana pasada la Luna fue noticia por la publicación de tres nuevas pruebas que apoyan la teoría del “gran impacto” que explica cómo se formó la Luna. Antes de nada, una cuestión que mucha gente se pregunta es, si la Luna es responsable de las mareas, ¿nos influye a nosotros? No, su influencia es completamente despreciable por ser muy pequeña comparada con la influencia de la Tierra. Lo primero, sobre la Tierra en su conjunto, la fuerza de la gravedad del Sol es más grande que la fuerza de la gravedad de la Luna. Sobre el centro de masas de la Tierra, la aceleración debida a la gravedad del Sol es de 5,9 mm/s² mientras que la debida a la Luna es de 3,3 mm/s², es decir, la del Sol es 1,78 veces más grande (estos valores hay que multiplicarlos por la masa de la Tierra para obtener una fuerza, que es enorme debido a que la Tierra es muy grande). Puedes comparar estos valores con la aceleración de la Tierra sobre un cuerpo en su superficie, que vale 9,8 m/s² (unas 1600 veces más grande que la del Sol y unas 3000 veces más grande que la de la Luna). Pero esto no tiene nada que ver con las mareas.
¿Influye la Luna en los partos, en la violencia, etc…? Esta influencia está desmontada por múltiples estudios en las últimas décadas que han demostrado que no hay ningún efecto, más allá del sesgo cognitivo. En el libro “The outer edge: Classic investigations of the paranormal,” editado por Joe Nickell, Barry Karr y Tom Genoni (1996), hay un famoso capítulo que desmonta el mito del efecto de la Luna (basándose en más de 100 estudios publicados hasta 1995), “The Moon was Full and Nothing Happened: A Review of Studies on the Moon and Human Behavior and Human Belief,” escrito por Ivan Kelly, James Rotton y Roger Culver (1996). Desde entonces muchos otros estudios han llegado a la misma conclusión. El sesgo cognitivo nos hace interpretar lo hechos en función de nuestros prejuicios y ver relaciones que no existen donde nos han dicho que deberían existir. En las interacciones sociales entre humanos, los sesgos cognitivos influyen muchísimo en la toma de decisiones. Los mitos, las tradiciones, el folclore y el entorno social en el que vivimos nos influye a la hora de interpretar de forma errónea las relaciones entre hechos que no están relacionados; en especial si esta interpretación recibe un refuerzo social por parte de la comunidad que nos rodea. Recomiendo a todos consultar “Full moon and lunar effects” en el Skeptic’s Dictionary.
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