Diaea ergandros es una especie de araña australiana. A lo largo del verano, las madres se engordan a sí mismas con todo tipo de insectos, de manera que, cuando llega el invierno, sus pequeños pueden chupar la sangre de las articulaciones de las piernas de su madre. A medida que ellos beben, ella se debilita hasta que las crías se abalanzan sobre ella, la inyectan un veneno y la devoran como harían con cualquier otra presa.
¿Qué cuerpo se te queda al leer esto? ¿a qué crees que se debe?
Este es sólo un ejemplo de los que hay miles en la naturaleza. Sólo uno más. En el caso del [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] los embriones se canibalizan entre ellos y el mayor se suele comer a todos los demás menos uno.
No hay colores ahí fuera. Sólo longitudes de onda. Tampoco hay moral ahí fuera. Solo actos que aumentan o disminuyen el éxito reproductivo. Los actos que aumentan el éxito reproductivo, el número de descendientes, tienen éxito y persisten.
Fuente: La nueva Ilustración Evolucionista / The new Evolutionary Enlightenment
Cuando se empiezan a sentir los efectos agudos del alcohol, lo más típico es que nuestras cogniciones empiecen a fallar. Que empecemos a no pensar con claridad, sentir mareo, náuseas, visión borrosa… Más adelante llegamos hasta los síntomas motores, donde existe pérdida del equilibrio e incluso cuesta articular palabras (un proceso llamado disartria). Por tanto, el título de este artículo parece carecer de lógica, pero la tiene. Eso si, tiene lógica en las personas dependientes de alcohol o alcoholicos crónicos.
¿Conocéis la típica pregunta sobre ética? La llamo “típica” porque la suelen hacer en muchos problemas morales. Es aquella pregunta donde nos piden decidir entre matar a una persona a cambio de salvar a varias, o simplemente no matarla, y dejar que las otras personas mueran. Por ejemplo empujando a una persona a un tren para evitar que dicho tren mate a otras cinco personas.
Pues bien, resulta que los alcohólicos crónicos no tienen dificultad para decidir, no les afectan las emociones desagradables y rápidamente deciden la primera opción (matar a uno a cambio de cinco), asumiendo así una conducta desagradable a cambio de un beneficio mayor, cosa que en las personas no consumidoras de alcohol costaría mucho más de decidirse.
Al menos así lo afirma un reciente estudio publicado en la revista Alcoholism: Clinical and Experimental Research, a cargo de los científicos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada, realizado con personas dependientes del alcohol y su relación con decisiones morales.
En total, se trabajó con 65 voluntarios, 31 de ellos dependientes del alcohol y 34 sanos, a los cuales se les practicó una serie de pruebas para evaluar hasta qué nivel les afectaba el consumo de alcohol, si sufrían síntomas de ansiedad, depresión o impulsividad y qué percepción emocional tenían.
Como resultados, ya los hemos comentado anteriormente, y es que los participantes dependientes del alcohol son propensos a asumir una conducta emocionalmente aversiva a cambio de conseguir un beneficio mayor (como en el caso del tren, donde muere una persona pero sobreviven cinco). Su dificultad para tomar una decisión moral se mostraba menor que en los participantes sanos.
Ampliar en: Medciencia
La revista Nature, en este artículo, plantea un debate acerca de si habría que prohibir los estudios de genética sobre raza, inteligencia, violencia y sexo. En el artículo se recogen diversas opiniones a favor y en contra, y también ha hablado de ello el columnista y autor John Horgan, partidario de prohibir ese tipo de estudios. Los argumentos utilizados son que los datos podrían ser malinterpretados, malutilizados, y se menciona el fantasma de la eugenesia. Aunque el tema tabú que se juzga aquí es el de la Genética de la Conducta, estamos ante un problema más general que es el de que una ideología, sea política o religiosa, o simplemente lo políticamente correcto, decida lo que la ciencia puede o no puede investigar, un tema muy serio.
Hace tres años, Sam Harris publicó The Moral Landscape en el que argumenta que la ciencia puede determinar los valores humanos.Desde entonces le han llovido innumerables críticas, tanto por quienes han leído el libro como por quienes no lo han hecho, así que Harris ha propuesto el Reto del paisaje moral:
Se invita a cualquiera que crea que mi caso de una comprensión científica de la moral es un error a que lo pruebe en 1000 palabras o menos. (Debe refutar el argumento central del libro – no temas periféricos.) La mejor respuesta será publicada en este sitio web y su autor recibirá US $ 2000. Si algún ensayo realmente me convence, sin embargo, su autor recibirá US $ 20000*, y yo retractaré públicamente mi punto de vista.
Las inscripciones estarán abiertas aquí la semana del 2 al 9 de febrero del 2014.
* Nota 01.09.13: El premio original era de US $ 1.000 para el ensayo ganador y US $ 10000 por cambiar mi punto de vista, pero un lector generoso ha prometido igualar el monto.
Preguntas frecuentes
1. Has dicho que estos ensayos deben atacar el «argumento central» de tu libro. ¿Cuál consideras que es ese?
Aquí está: La moral y los valores dependen de la existencia de mentes conscientes – y, específicamente, del hecho de que esas mentes pueden experimentar diversas formas de bienestar y sufrimiento en este universo. Las mentes conscientes y sus estados son fenómenos naturales, totalmente limitados por las leyes de la naturaleza (cualesquiera que éstas resulten ser al final). Por lo tanto, debe haber respuestas correctas e incorrectas a las preguntas de la moral y los valores que potencialmente entran en el ámbito de la ciencia. En cuanto este punto de vista, algunas personas y culturas estarán en lo correcto (en mayor o menor grado), y algunos se equivocarán, con respecto a lo que consideran importante en la vida.
Tal vez quieras leer lo que ya he escrito en respuesta a algunos críticos. (Una versión de este artículo fue el epílogo a la edición de bolsillo de El paisaje moral). También recomiendo ver la charla que he vinculado anteriormente.
El resto de las preguntas frecuentes están en la página del reto y además hay reglas oficiales para participar.
Para determinar el mejor ensayo, Harris contará con la ayuda de Russell Blackford, amigo suyo que ha sido de los mayores críticos de esta propuesta de Harris. En cuanto a si alguien consigue convencerlo, bueno, eso ya depende del propio Sam Harris
Fuente: DE AVANZADA
El procurador y fundamentalista católico Alejandro Ordóñez criticó severamente el proceso de impunidad que el gobierno Santos está llevando a cabo con las Farc.
Lo irónico del asunto es que los comentarios de Ordóñez también se pueden aplicar a sus amos mentales de la Iglesia Católica, una mafia más peligrosa que las Farc:
[S]ería legitimar la violencia y admitir que una empresa criminal de tantos años produce efectos políticos. Sería decirles que tienen razón, deslegitimar a las víctimas y al Estado.
Curioso que esas palabras provengan de alguien que viola sistemáticamente el carácter laico del Estado en favor de la empresa criminal a la cuál le rinde su devoción religiosa.
Ahh, la doble moral.
Fuente: DE AVANZADA
Pues eso mismo es lo que sugiere un nuevo estudio publicado recientemente en la revista PLoS ONE, en el cual se afirma que los individuos que estudian ciencias (o que al menos están expuestos durante el día a ideas científicas) son más propensos a condenar el comportamiento poco ético y más dispuestos a ayudar a los demás, como dice Christine Ma-Kellams, de la Universidad de Harvard; y Jim Blascovich, de la Universidad de California, Santa Barbara:
“Pensar en la ciencia lleva a los individuos a aprobar las normas morales más estrictas”
Para demostrar su hipótesis llevaron a cabo hasta cuatro experimentos:
El primer experimento contó con 48 estudiantes que leían una viñeta donde se describía una violación. En dicha historia Juan se dedica a realizar “relaciones sexuales no consensuales” con Sally. Posteriormente se les pidió juzgar la actitud de Juan en una escala de 1 (totalmente justificada) a 100 (totalmente equivocado). Posteriormente también les preguntaron sobre cierta información personal, incluyendo sus estudios, y al final del experimento tuvieron que responder a la pregunta: “¿Cuánto crees en la ciencia?” En una escala de 1 a 7.
Resulta que los investigadores no encontraron relación entre las creencias religiosas de los participantes ni su origen étnico con su juicio sobre las acciones de Juan. Pero, si había relación con otro aspecto de su vida: la ciencia. Aquellos individuos que estudiaban alguna rama científica (biología, química, psicología…) tendían a juzgar de manera más severa que los que no habían estudiado ciencia.
“Los que reportaron una mayor creencia en la ciencia ven la violación como algo mucho más equivocado”
Por otro lado, se realizaron tres experimentos más. Durante estos experimentos los participantes (divididos en tres grupos, uno por cada experimento) recibieron 10 juegos con cinco palabras cada uno, y fueron instruidos para elegir una palabra y luego coger las otras cuatro y organizarlas para formar una oración. A la mitad de los participantes se les dió un conjunto de palabras que incluían conceptos orientados a la ciencia como “lógico”, “hipótesis”, “laboratorio”, “científicos” y “teoría”.
Uno de estos grupos, que constaba de 33 estudiantes universitarios, leyó la viñeta de la violación de Juan y expresó su opinión al respecto. Pero, tras este experimento con juegos de palabras, resultó que los participantes que tenían palabras con conceptos científicos condenaban dicho acto como peor respecto a los participantes con palabras neutras en el juego.
Por otro lado, un grupo de 32 estudiantes respondieron acerca de sus posibilidades de participar en una lista de ideas sobre actividades comunitarias afines durante el próximo mes. Los que habían estado expuestos a palabras relacionadas con la ciencia estaban más predispuestos a donar sangre, hacer trabajos voluntarios o donar a la caridad que aquellos que habían estado expuestos a palabras neutras.
Finalmente, un último grupo de 43 participantes jugaron a un “juego de la economía del dictador”, en el cual se les dio 5$ y se les dijo que podían quedárselo todo o darle una parte a un extraño. Como no podía ser de otra manera, aquellos que habían estado expuestos a los términos científicos eran más propensos a compartir su “riqueza”.
Puede que en un primer momento creamos que estos experimentos son extraños e incluso ilógicos, pues (en teoría) la ciencia es “amoral”, se rige por un orden y un método, sin ética de por medio. Al menos eso es la teoría. Pero los investigadores sostienen que en cultura popular esto no es así:
“Sostenemos que hay una imagen de la ciencia que se asocia con los conceptos de racionalidad, imparcialidad, equidad y progreso tecnológico. La noción de ciencia contiene en si misma una visión más amplia de la amplia moral de una sociedad en la que la racionalidad se utiliza para el beneficio mutuo de todos”
Resumiendo: la ciencia nos pone en un estado de ánimo en el que estamos pensando en términos del bien común, según los investigadores.
Fuente: Medciencia
El teólogo alemán Joseph Ratzinger, conocido desde 2005 como Benedicto XVI, actual Jefe de Estado soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, monarquía absoluta y teocrática del país más pequeño del mundo, y jefe supremo de la Iglesia Católica, la iglesia cristiana más numerosa, es indudablemente un importante líder mundial, y su pensamiento tiene gran influencia en millones de católicos, muchos de los cuales consideran que él es infalible cuando emite enseñanzas dogmáticas sobre fe y moral.
En los últimos días, en torno a la fiesta cristiana de la navidad, se produjeron varios pronunciamientos del jefe de la Iglesia Católica, los cuales han sido destacados en las noticias, resaltando o interpretando las partes que más han llamado la atención, desde la perspectiva religiosa o política, a los medios que los han difundido, o por considerar que el particular estilo de su discurso requiere expresarse en términos periodísticos.
Destaca su «homilía», es decir su exhortación explicativa de pasajes evangélicos, en la misa de medianoche efectuada en la basílica de San Pedro, el pasado lunes 24 de diciembre de 2012, en la que se refirió, entre otras cosas, a los fundamentos religiosos de la dignidad humana.
Pero es en la audiencia a la curia romana con motivo de las felicitaciones navideñas, efectuada el viernes 21 de diciembre de 2012 en la sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, que dio un discurso en el que se refirió a otros temas de importancia, entre los que destaca lo relacionado con la familia y la naturaleza humana, que puede ser interpretado como una crítica a las luchas y concepciones de los colectivos gays.
Y muy importante, en la misma audiencia se refirió a la relación entreIglesia, Estado y política.
De las ideas expuestas puede desprenderse un rechazo a las concepciones de dignidad humana y de ética laica individual y social basadas en el Humanismo, de las que participan importantes sectores ciudadanos, y también el rechazo a la realidad social que muestra la existencia de homosexuales y lesbianas, y de familias formadas por personas de un mismo sexo, que reclaman se las considere jurídicamente en plan de igualdad con las familias tradicionales. Al respecto, el máximo representante de la Iglesia Católica tiene todo el derecho a pensar y pronunciarse de conformidad con sus convicciones, y ese derecho, de él y de todos, debe merecer el respeto de los demás. Pero al existir en las sociedades concepciones morales y éticas distintas sobre estos asuntos, convendría propiciar un clima de respeto mutuo, lo que implica circunscribir la aplicación práctica de las opiniones del papa Ratzinger al ámbito religioso, al interior de la Iglesia que dirige y al fuero personal de quienes las comparten; pero el riesgo, en cada país, de que se pretenda que sus criterios se hagan extensivos también a los no católicos, y se los quiera ver reflejados en normas jurídicas de validez general, impidiendo o propiciando reformas legales según el caso, para que las leyes se funden en sus valores, considerados no negociables, supondría, en mi criterio personal, una actitud de menosprecio, intolerancia y discriminación respecto de quienes piensan diferente.
Por tanto, las consecuencias de este pensamiento no son exclusivamente religiosas sino que tienen connotaciones claramente políticas, amparadas en las expresiones citadas que propician la creación de una convicción que pueda concretarse en acción política. Esto implica que, pese a que las Constituciones de diversos países establecen la separación entre Estado e Iglesias, lo que supone la no injerencia de éstas en los asuntos públicos, la realidad es que esas concepciones y deseos, más el «lobby» que podría impulsarlas, pueden influenciar poderosamente en las sociedades, y en la legislación y decisiones de los Estados, lo que supone el rompimiento de la saludable separación entre Iglesias y Estados.
Ampliar en: Guillermo Fuchslocher
Immanuel Kant (??ma?nu?e?l ?kant) (Königsberg, Prusia, 22 de abril de 1724 – , Königsberg,12 de febrero de 1804) fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Es el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán y está considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal.
Entre sus escritos más destacados se encuentra la Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft), calificada generalmente como un punto de inflexión en la historia de la filosofía y el inicio de la filosofía contemporánea. En ella se investiga la estructura misma de la razón. Así mismo se propone que la metafísica tradicional puede ser reinterpretada a través de la epistemología, ya que podemos encarar problemas metafísicos al entender la fuente y los límites del conocimiento. Sus otras obras principales son la Crítica de la razón práctica, centrada en la ética; la Crítica del juicio, en la que investiga acerca de la estética y la teleología y La metafísica de las costumbres que indaga en la filosofía del Derecho y del Estado.
Fuente: Wikipedia
En todas las sociedades, podemos encontrar:
El método científico genera hipótesis y teorías, que los científicos frecuentemente convierten en creencias. Marc Hauser ha sido acusado de manipular los resultados de sus trabajos de investigación. Ha sido suspendido de su puesto en Harvard, con posibilidades de ser procesado por mal uso de fondos y conducta deshonesta.
Hauser es uno de los gurús de la naciente Ciencia de la Moralidad. Aparentemente Hauser trataba de encontrar desesperadamente evidencia para su aserción de que existe una «gramática moral innata», y de que un supuesto «órgano moral» estaba también presente en otros primates (ej. macacos). En pocas palabras, guiado por su preconcepción de que el hombre es bueno por la razón de que la selección natural lo inclina hacia el bien.
Y aquí conviene hacer un alto, y una reflexión en esta línea de investigaciones. La psicología evolucionista sigue siendo una ciencia frágil, donde fácilmente se van a infiltran las creencias personales del investigador, dándole la apariencia de ciencia. Y hay que enfatizarlo: no hay evidencia suficiente que indique que el ser humano esté dotado de un «órgano moral», de un módulo cerebral específico que lo haga preferentemente bueno.
Ciertamente hay predisposiciones que inclinan al ser humano a ser un primate pro-social, pero de momento es prematuro pretender saber exactamente qué es lo que se determina genéticamente, cómo los circuitos neurales en el conectoma humano son influidos por los genes de tal forma que se crean inclinaciones hacia el comportamiento altruista o empático. La lección es que hay que ser cautos en no idealizar la naturaleza humana, las llamadas «intuiciones morales», después de todo pudiéramos de igual forma postular que el ser humano viene dotado con intuiciones inmorales.
Creo que la conveniencia de estudiar los determinantes de la reacción empática, al homo empaticus, es con claros fines utilitarios: asegurar la sobrevivencia de nuestra especie.
Fuente: Aletheia
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Enlaces de interés:
– La web de Maco048. Noticias criminología: Psicología
– Apuntes Introducción a la Informática. UMU. GAP. La ciencia y el método científico
Al estimular una determinada región del cerebro, los científicos pueden alterar la capacidad de una persona para hacer juicios morales.
Cuando la gente oye la noticia de un crimen como un tiro, probablemente necesita más información antes de que se puedan juzgar las acciones del delincuente como correctas o incorrectas – ¿fue el crimen accidental o intencionado? Si fue un accidente o si el tirador estaba defendiéndose a sí mismo, la gente tiende a ver el acto como mucho más aceptable moralmente que si fuera deliberado e injustificado.
Los resultados del estudio muestran que la estimulación de una región específica del cerebro interfiere en los participantes la capacidad de considerar esta información para evaluar el estado mental de situaciones hipotéticas que tratan sobre la moralidad.
Por ejemplo, los participantes que recibieron esta estimulación cerebral eran más propensos a juzgar moralmente aceptable escenarios involucrando intentos de daño – en que una persona tiene la intención, pero falla en llevar a cabo un crimen, como un intento de envenenamiento.
A pesar de que los investigadores que entraron en el estudio sospecharon que podrían verse como un patrón, estaban muy sorprendidos por los resultados.
«Todavía era más sorprendente para nosotros que hemos sido capaces de cambiar realmente juicios morales de las personas mediante la interrupción de la actividad en una región específica del cerebro, sólo porque el juicio moral es, obviamente, muy complicado y depende de una serie de factores «, dijo el autor del estudio Liane Young, investigador postdoctoral en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. «Así que el tipoo de déficit que precisamente encontramos fue realmente asombroso.»
Trabajos anteriores habían sugerido que una región del cerebro conocida como la unión temporoparietal derecha (TpJ), ubicada en la capa exterior del cerebro, cerca de la oreja derecha, estuba involucrada en hacer juicios morales. Estos estudios, sin embargo, se basaban en experimentos de resonancia magnética funcional de imágenes del cerebro, que directamente no puede comprobar si una determinada área del cerebro está implicada en una función específica.
En cambio, Young y sus colegas utilizaron una técnica llamada estimulación magnética transcraneal para interrumpir la actividad directa en el TpJ derecho. El método se aplica un campo magnético en una pequeña zona de la cabeza, lo cual interfiere con la capacidad de las células del cerebro de funcionar correctamente. Sin embargo, el efecto es sólo temporal, y la técnica no es invasiva.
En un experimento, ocho primeros participantes recibieron estímulación cerebral , y luego a través de varios escenarios se les pidió juzgar acciones características sobre una escala de moralidad, que va desde 1 (totalmente prohibido) a 7 (absolutamente admisible).
En otro experimento, 12 participantes calificaron los escenarios morales, pero esta vez la estimulación se dio precisamente cuando los sujetos estaban haciendo sus juicios morales.
En ambos ensayos, el estímulo de la TpJ tratando temas que muestran problemas para juzgar situaciones en las que la intención y la conclusión definitiva de la situación, no coinciden.
» Young said. «Juzgaron intentos fallidos de hacer daño, cuando en realidad no era hacer daño, como más permisible, y los accidentes, en que el daño se ha hecho realidad a pesar de una buena intención, como [más] prohibido moralmente «, dijo Young.
Los resultados fueron publicados esta semana en la revista roceedings of the National Academy of Sciences.
Fuente: LIVE SCIENCE
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Enlaces relacioandos:
– Moral – Wikipedia, la enciclopedia libre
– Padres bíblicos que dejan mal parada la Biblia como guía moral
La religión es un tema de fuerte debate entre los eruditos y el público general, y un nuevo artículo de investigadores de la Universidad de Helsinki y la Universidad de Harvard es probablemente uno que aumentará el nivel de controversia alrededor de este tema. Publicado en Trends in Cognitive Sciences, el estudio sugiere que los juicios intuitivos de bien y mal parecen operar independientemente de los compromisos religiosos explícitos.
“Algunos eruditos afirman que la religión evolucionó como adaptación para resolver el problema de la cooperación entre individuos no relacionados genéticamente, mientras que otros proponen que la religión surgió como un subproducto de unas capacidades cognitivas pre-existentes”, explica el coautor del estudio el Dr. Ilkka Pyysiainen del Colegio para Estudios Avanzados de Helsinki. Aunque hay algún apoyo para ambas, estas propuestas alternativas han sido difíciles de investigar.
Citando un reciente trabajo empírico en psicología moral, los autores defienden que, a pesar de las diferencias en, o incluso en ausencia de, trasfondos religiosos, los individuos no mostraron diferencia al hacer juicios morales para dilemas morales poco comunes.
“Esto apoya la teoría de que la religión no surgió originalmente como una adaptación biológica para la cooperación, sino que evolucionó como un subproducto separado de funciones cognitivas pre-existentes a partir de funciones no religiosas”, dice el Dr. Pyysiainen. “No obstante, aunque parece que la cooperación se hace posible mediante mecanismos mentales que no son específicos a la religión, ésta puede desempeñar un papel al facilitar y estabilizar la cooperación entre grupos”.
“Parece que en muchas culturas, los conceptos y creencias religiosas se han convertido en la forma estándar de conceptualizar las intuiciones morales. Aunque, como discutimos en nuestro artículo, este vínculo no es necesario, mucha gente se ha acostumbrado tanto a usarlo, que las críticas contra la religión se experimentan como una amenaza fundamental a nuestro existencia moral”, concluye el coautor Dr. Marc Hauser.
Fuente: Ciencia Kanija
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Enlaces sobre religiones:
¿Es el ser humano el animal más violento de la evolución? Guerras, caza de brujas, cruzadas, invasiones, terrorismo, genocidios, inquisición, etc. Todo ello teñido por el viscoso elemento de glóbulos rojos. Muchas veces en nombre de dioses, otras en nombre de una nación o bandera; muchas veces por simple instinto animal, el peor depredador.
Harto de leer las noticias, las guerras de religión, las guerras preventivas (campañas bélicas) amparadas en una pseudo-legalidad con el patrocinio de un dios evangélico, de maltrato, de crimen, de locos., etc. Saturado de todo esto me pregunto si la sociedad es más o menos violenta que en tiempos de Torquemada y la Inquisición Española.
En tres siglos se procesaron 120.000 mujeres y casi la mitad fueron ejecutadas ahorcadas o quemadas. 60.000 mujeres según dataciones fidedignas muertas, acusadas por brujas. ¿Tanta bruja había? No lo creo. Unas curanderas en tiempos que faltaba remedios científicos sobre enfermedades y males comunes. Conocedoras de hierbas silvestres y sobre remedios caseros contra el mal, verdaderas impulsoras del Dioscórides de la herboristería actual. Ellas sostenían a un pueblo necesitado en “ciencias” de la salud. ¿Qué pudo pasar por la cabeza de los violentos religiosos para acusarlas de brujería? ¿Envidias, recelos, herencias, tierras, venganzas, poder, ira…? Todos los pecados capitales ofertados de la mano del propio cristianismo.
Hoy la mujer sigue siendo maltratada y ninguneada por muchas religiones, por hombres sin escrúpulos, por fanatismos machistas y comportamientos misóginos. Por qué el machismo impera mayoritariamente en las religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo, islam, etc.) es otra pregunta a colación de la anterior. Un repaso a las filosofías y religiones orientales también producirá preguntas en relación mujer y religión, y llegamos al mismo callejón sin salida.
¿Es la sociedad más o menos violenta? ¿Ha conseguido la moral religiosa algo en este sentido? ¿Por qué en pleno siglo XXI se permiten guerras amparadas por gobiernos ultra religiosos de todos los colores? ¿Es una moral violenta o se nutre de la violencia?
olo encuentro las respuestas desde el análisis científico, la antropología y desde la psicología. No desde ningún dios.
Fuente: El Averno
Enlaces relacionados: