Esta semana, buena parte de la atención política española se ha centrado en la estancia del jefe de Estado de Ruanda, Paul Kagame, en Madrid, donde ha recalado con motivo de los preparativos de la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas, institución que nombró a Rodríguez Zapatero y Kagame copresidentes de la iniciativa.
Pues bien, varias organizaciones católicas –con los misioneros combonianos al frente–, un grupo de oenegés y el rebumbio social fomentado por numerosos medios han logrado que el presidente de Gobierno español suspendiera la reunión prevista en La Moncloa, pues han insistido en acusar a Kagame de ser poco menos que el principal genocida de las guerras y matanzas que se vivieron en los países de los Grandes Lagos a mediados de los años noventa.
La participación directa de Kagame en el genocidio jamás ha sido probada, pero sí hay pruebas e incluso sentencias por la implicación de dirigentes católicos hutus –también curas– en la borrachera de odios y de sangre que asolaron Ruanda. De ahí que en medios africanos y europeos haya causado extrañeza la decisión de las autoridades españolas de respaldar, siquiera tangencialmente, la cruzada que círculos católicos mantienen contra Kagame desde hace ya varios años, actitud esta en la que quizá insisten para silenciar el vergonzoso papel que jugó la curia ruandesa.
MÁS DETALLES en «Sucia campaña de la Iglesia y oenegés españolas contra Paul Kagame«, en AFROL·NEWS.
Fuente: Im-Pulso
Bajo licencia ColorIuris