«En resumen: al enfrentarse a temas nuevos claramente basados en comunicados de prensa, habría que ignorar cualquiera que tenga alguna de estas características:
1. Los que se presentan como gráficos, a menos que incluyan el origen.2. Los que no incluyen el margen de error.3. Los que se basan solo en una muestra de pequeño tamaño o una muestra cuyo tamaño no se indique.4. Los que se presentan solo como porcentajes.5. Los que influyen en las emociones.6. Los que utilizan el lenguaje de la incertidumbre, con palabras y frases como «podría relacionarse con», «se cree que», «parece mostrar», o los que utilizan como referencia a grupos no específicos, como «los médicos están convencidos de», «los científicos creen actualmente», etcétera»
«Desde hace poco más o menos un siglo se han expuesto una serie de fantásticas pretensiones en los terrenos limítrofes de la ciencia, un conjunto de asertos que han logrado excitar la imaginación popular y que, de ser ciertas, tendrían una enorme importancia científica. Vamos a examinar sucintamente un muestrario representativo. Los fenómenos reivindicados son siempre de carácter extraordinario, nos arrancan de la monotonía mundanal y, en no pocos casos, implican esperanzadoras promesas.
Por ejemplo, se presupone que gozamos de amplios poderes jamás registrados, que fuerzas desconocidas nos envuelven para salvarnos o que existe algún armónico modelo del cosmos cuyo conocimiento todavía no hemos penetrado. En ciertas ocasiones la ciencia ha sostenido pretensiones de orden similar, por ejemplo al postular que la información hereditaria transmitida de generación en generación se encierra en una larga aunque bastante simple molécula de ADN, al postular la existencia de la gravitación universal o la deriva continental, al registrar la energía nuclear o al investigar el origen de la vida o la evolución histórica del universo. Por tanto, ¿qué diferencia puede haber entre éstas y otras pretensiones similares como, por ejemplo, que es posible flotar en el aire mediante un simple esfuerzo de la voluntad? Ninguna, excepto en lo que respecta a la forma de probar unas y otras. Quienes sostienen la existencia de la levitación tienen la obligación de demostrarlo ante sus escépticos oponentes bajo condiciones experimentales controladas. La obligación de demostrarlo es suya, no de quienes ponen en duda el fenómeno levitatorio. Tales pretensiones son demasiado importantes para no analizarlas con todo cuidado. En los últimos años se han afirmado muchas cosas sobre la levitación, pero no existe ni una sola película correctamente iluminada que nos muestre a una persona elevándose por los aires sin ayuda alguna, digamos cinco metros, y de la que pueda excluirse todo tipo de trucaje o fraude. Si la levitación fuese posible, sus implicaciones científicas, y más genéricamente, humanas, serían enormes. Quienes llevan a cabo observaciones acríticas o afirmaciones fraudulentas nos inducen a error y nos desvían del gran objetivo humano de comprender la maquinaria del universo. De ahí que jugar fuerte y deslavazadamente con la verdad sea asunto de la mayor seriedad».
Extracto del libro El cerebro de broca (1979), de Carl Sagan.
Las huellas dactilares fueron durante mucho tiempo el más alto nivel de evidencia forense, pero los expertos cuestionan ahora exactamente lo que constituye una validación.
La Técnica
las investigaciones de huellas dactilares se esfuerzan para que coincidan las tomadas en la escena del crimen con las de un archivo o una base de datos. La técnica aceptada para su control se denomina ACE-V, para el análisis, comparación, evaluación y verificación. El estudio de características tales como las formas de crestas, los patrones y longitudes, en busca de concordancias, algunas jurisdicciones buscan un cierto número de «puntos» de similitud para constituir una prueba. El paso final, la verificación, se produce cuando un segundo examinador llega a la misma conclusión. Muchos cuerpos de policía utilizan sistemas informáticos de identificación de huellas dactilares para identificar el potencial de las similitudes, pero los examinadores humanos tienen siempre la última palabra.
El Debate
Ningún estudio ha demostrado definitivamente que las huellas dactilares son únicas. Del mismo modo, no está claro si las impresiones cambian con el tiempo o varian dependiendo de la cantidad de presión aplicada. Los modelos estadísticos y el software de reconocimiento de patrones podía dar lugar en un futuro a responder a estas preguntas. Además, es necesario investigar para exponer los índices de error. El método de la ECA-V depende de dos o más examinadores, que lleguen a la misma conclusión subjetiva, pero no requiere que éstos la puedan alcanzar de la misma manera. En un experimento reciente, los examinadores veteranos llegaron dos veces con la misma muestra a conclusiones diferentes.
Examinadores forenses utilizan las huellas dejadas en las balas para relcionarlas con armas de fuego específicos, pero la técnica carece de una base sólida de investigación, y los errores son comunes.
La Técnica
La teoría detrás del análisis balístico es que la fabricación y el uso de un arma de fuego produce marcas únicas en el cañón, que luego se transfiere a cada bala disparada por la pistola. E Los examinadores forenses hacen medidas para determinar el calibre, a continuación, comprueban la dirección de las marcas de estrías y el grado de torsión para acotar la fabricante de la pistola. Para que coincida con un arma de fuego específica para una bala, los investigadores hacen la prueba de fuego del arma con una bala nueva y comparan los dos disparos con un microscopio, en busca de estrías idénticas. Los investigadores pueden tambiénacceder a bases de datos informáticas de consulta que indican las posibilidades de concordancias posibles.
El Debate
Al igual que con las huellas dactilares, la investigación no ha hecho lo suficiente para cuantificar la probabilidad de error en coincidencias balísticas. Así que es imposible decir con certeza que las marcas hechas en balas, que son realmente únicas para un arma individual. En la actualidad, los examinadores de balística son ayudados por las bases de datos informáticas, como «ATF’s National Integrated Ballistic Information Network», pero los técnicos de laboratorio siempre confian en su propia inspección visual para realizar la determinación final. La «The Association of Firearm and Tool Mark Examiners» sólo requiere un examinador para encontrar «un acuerdo suficiente» entre las balas para concluir que procedían de la misma arma. Esas llamadas sentencias pueden producir resultados falsos. En septiembre pasado el laboratorio del Departamento de Policía de Detroit fue cerrado después de una auditoría del estado de Michigan que encontró una tasa de error del 10 por ciento en identificación balística.
El análisis de pinturas, fibras y suelo encontrados en la escena del crimen tiene el potencial de ser una buena ciencia, pero para que justifique la investigación se necesita más.
La Técnica
Las pruebas de seguimiento encontrar en la escena del crimen puede incluir todo, desde los residuos de pintura a las fibras de la ropa y a los depósitos de suelo. Estas muestras son luego objeto de un análisis de patrones microscópicos y químicos. En el caso de la pintura, es fundamental para el equipo de recolección de pruebas para devolver una muestra que incluye todas las capas posibles, esto hace que sea más fácil para que coincida con una muestra del objeto sobre el que viene. Si múltiples capas de pintura se encuentran de la misma fuente, a veces es posible juntar las capas haciendo coincidir estrías pinceladas o abrasiones. Cuando las fibras de la comparación parecen ser similares, los examinadores han de realizar una serie de pruebas de química analítica para determinar la composición (naturales o artificiales, por ejemplo), las variaciones del color, forma y solubilidad.
El Debate
El análisis de pintura tiene un respaldo científico relativamente fuerte, y puede proporcionar resultados fiables. Los estudios han demostrado que más del 97 por ciento de las muestras aleatorias de pintura de automóviles y 99 por ciento de las muestras de pintura arquitectónica se pueden diferenciar. Eso puede ser útil para establecer que dos muestras pueden tener un origen común (por ejemplo, una determinada marca de pintura de coches), pero las técnicas actuales no son lo suficientemente sofisticados como para descartar todas las otras fuentes. Del mismo modo, el análisis de fibrsa tiene una base en la química, sin embargo, se necesita más investigación para determinar los criterios para una concordancia. La metodología actual sólo es suficiente para concluir que las fibras podría haber venido del mismo tipo de prenda o alfombra.
La investigación y el rigor detrás de la ciencia del ADN se ha convertido en la evidencia biológica más poderosa en los juicios.
La Técnica
Un desafío fundamental en la utilización de muestras biológicas en primer lugar es encontrarlas, y luego descubrir exactamente qué es. La sangre en la escena del crimen puede no ser siempre visible (si, por ejemplo, alguien ha realizado una limpieza), por lo que los investigadores aplican productos químicos, como el luminol, que cambia a color rojo como el oxígeno liberado de las células sanguíneas. Las pruebas inmunológicas se pueden realizar en el laboratorio para identificar proteínas, como la hemoglobina, que pueden indicar si la sangre es humana. El pelo se examina al microscopio para las características como el color, el tratamiento químico, la forma del eje (ondulado, lacio, rizado) y el pigmento de distribución. Todas las muestras biológicas tienen el potencial de ser válidas para pruebas de ADN. Cuando algunos laboratorios realizan pruebas de ADN nuclear, los examinadores buscan coincidencias en un máximo de 16 repeticiones en tándem cortas (STR) loci, que varían considerablemente de persona a persona. Cuando el ADN nuclear está degradado o no disponible -por ejemplo, los huesos, los dientes y las muestras de cabello sin raíces, se emplea normalmente el ADN mitocondrial que es menos exigentes (ADNmt).
El Debate
Previamente a la prueba de ADN, sangre y cabello fueron considerados como «pruebas de clase.» Eso significa que la tipificación serológica de las muestras de sangre y un análisis microscópico del pelo sólo podría reducir una lista de posibles sospechosos. La investigación ha demostrado que los pelos coincidentes con el análisis subjetivo puede ser muy inexacta (un estudio del FBI detectó una tasa de 12,5 por ciento de error). En comparación, la probabilidad estadística de un falso positivo utilizando los kits de ADN más avanzadas de prueba puede ser tan bajo como uno en más de un cuatrillón.
Fuente: Popular Mechanics
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Enlaces de interés:
La gran mayoría de las personas del planeta no ha cometido asesinatos en su vida. El asesinato es un delito muy grave, pero poco frecuente en términos absolutos. Esto quiere decir que si escogemos a una persona al azar en todo el mundo, es bastante probable que dicha persona no haya cometido un asesinato. De hecho, cuando un asesinato llega a los medios de comunicación, los vecinos y allegados son los primeros sorprendidos. Por decirlo de alguna manera, «no es normal» que alguien sea un asesino.
El hecho de haber asesinado a alguien puede traer consigo consecuencias muy graves: privación de libertad (cárcel) por varios años e incluso, en algunos países, la pena de muerte. Por ese motivo, y dado que «lo normal» es que una persona al azar no sea una asesina, debe exigirse la presunción de inocencia: eres inocente salvo pruebas contundentes que certifiquen que has cometido un asesinato. De lo contrario, nos veríamos de nuevo sumergidos en la Edad Media, donde los acusados eran culpables «de partida» y tenían que probar su inocencia. Quien dice asesinato, dice cualquier otro delito.
Esta presunción, lógica y razonable, no se aplica en el campo de lo paranormal. Es más: los «profesionales» del ocultismo se niegan a que así sea: niegan la presunción de inocencia.
¿Cómo? Exigiendo que se admita sin pruebas la existencia de su «objeto de estudio» (lo que se conoce como «falacia de petición de principio»).
Para estudiar algo, ese «algo» primero debe existir. Los médicos estudian el cuerpo humano y la cura de las enfermedades que lo aquejan porque existen tanto el cuerpo humano como esas enfermedades. Los físicos estudian, por ejemplo, la gravedad, porque existe la gravedad. Los biólogos estudian los mecanismos de la evolución porque la evolución es un hecho. Los mercaderes del ocultismo «estudian» lo paranormal, pero nunca han dado pruebas de que aquello que estudian, exista. Es más: tal y como vimos en el artículo «El problema de las definiciones en negativo», ni siquiera tenemos claro cuál es exactamente su «objeto de estudio».
Vamos a ver un ejemplo con la telepatía. La telepatía es, según afirman los «estudiosos» de lo paranormal, la capacidad de transmitir el pensamiento a otra persona de manera instantánea, independientemente de la distancia a la que estén ambas personas, «emisor» y «receptor», a través de unas «ondas telepáticas». De ser cierto que existe la telepatía, se estarían violando varias leyes físicas sólidamente establecidas. Sostener que la telepatía existe es señalar a las leyes físicas que explican el mundo real como culpables de no explicarlo en absoluto, pasando de puntillas sobre el hecho de que es la telepatía la que debe acreditarse debidamente como fenómeno «medible». ¿Deben las leyes físicas «demostrar su inocencia» y repetirnos por enésima vez por qué están establecidas? ¿O es la telepatía quien debe demostrar por qué fallarían las leyes físicas que la hacen altamente improbable?
Como podemos ver, en esta situación se da la perversión lógica de hacer a la física culpable hasta que se demuestre lo contrario. Si la física fuera una persona, estaría condenada a cadena perpetua por un delito que no ha cometido. En algunos países, condenada incluso a la silla eléctrica por un delito del que no hay una sola prueba.
Porque no hay una sola prueba de la existencia de la telepatía, o dicho de otra manera, de que la telepatía sea un fenómeno real.
Tal vez hayan hablado al lector de estudios científicos donde se ha demostrado la existencia de la telepatía de manera controlada en un laboratorio. Habría que matizar: ha habido estudios más o menos chapuceros que se han hecho de forma desaseada y que, por tanto, no demuestran nada. Cuando se ha criticado su metodología, o la falta de precauciones tomadas contra posibles trampas, la defensa se ha centrado en repetir «todos somos de fiar, nadie querría manipular los resultados» y no en adoptar la actitud de «mira lo que dicen las cifras y vamos a ver si volvemos a conseguirlas con los mecanismos de control adicionales que sugieres».
El lector interesado puede consultar en las siguientes direcciones web:
http://spanish.skepdic.com/parapsicologia.html
http://www.cicap.org/en_artic/at101003.htm
o bien en el libro «La ciencia. Lo bueno, lo malo y lo falso» de Martin Gardner, capítulos 12, 13, 19 y 21 (editorial Alianza).
Artículo completo en: círculoescéptico