El Gobierno de Reino Unido está estudiando la posibilidad de prohibir a los médicos del Sistema Nacional de Salud (NHS) que prescriban homeopatía, dado que no existen pruebas de que su eficacia supere la del placebo. La medida tiene su origen en una campaña de la sociedad Pensamiento Bueno para incluir la homeopatía en la lista negra de tratamientos que no pueden recetar los médicos porque hay alternativas más baratas o carecen de efectividad. La asociación escéptica, fundada por el periodista Simon Singh, ha amenazado con llevar el asunto a los tribunales, ante lo cual el Ministerio de Salud ha decidido revisar el estatus de la homeopatía.
Los dos principios de la homeopatía son que lo similar cura lo similar y que, cuanto más pequeña es la dosis de una sustancia, mayores son sus efectos. Así, un remedio en dilución 200C es mucho más potente, homeopáticamente hablando, que uno en 10C. Esas falsedades se traducen en unos preparados tan diluidos que no queda en ellos ni una molécula de principio activo, como demostramos en Escépticos al analizar un supuesto somnífero homeopático con la tecnología más avanzada, y una muy rentable industria de venta de agua y pastillas de azúcar a precio de oro. La preparación de un producto homeopático empieza con un principio activo que se disuelve en 99 partes de agua, alcohol o lactosa (1 CH o centesimal hahnemaniano, llamado así por el inventor de la homeopatía, aunque también simplemente 1C). Luego, se toma una parte de esa primera dilución y se mezcla con otras 99 del disolvente elegido (2 C); seguidamente, se toma una parte de esa segunda dilución y se mezcla con otras 99 del disolvente (3 C); y así, sucesivamente. Cada una de esas mezclas va seguida de una sacudida mágica y hay productos de venta en farmacias con diluciones de cientos de C. Para que se hagan a la idea, una dilución 13C equivale a una gota disuelta en tres cuartas partes de los océanos terrestres y una 26C a una gota en una esfera de disolvente del diámetro de la Vía Láctea.
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Que la homeopatía es una terapia centenaria ya era de dominio público después de que el alemán Samuel Hahnemann (1755-1843) la teorizase y plasmase en libros como “Allöopathie. Ein Wort der Warnung an Kranke jeder Art.” (‘Cómo decir “hola” y que te contesten’) o “Heilung der asiatischen Cholera und Schützung vor derselben.” (‘Helicópteros asiáticos: con cola son más silenciosos’)
Pero hace unos años un arqueólogo de la Magie Universität Leipzig (ya sabeis, en Hexerei Straße de toda la vida), el conocido Dr. Armin Zola, descubrió en una colección de papiros egipcios la primera pista de que posiblemente esta antigua civilización ya utilizase la ultradilución de venenos para curar enfermedades de la época (entre las que no tenían, claro, ninguna causada por ondas electromagnéticas).
Tras seguir la pista por casi todo medio oriente de esta práctica, el Dr. Zola consiguió localizar en la zona de Oscillococzonia un enclave clave que sería a la postre el emplazamiento del mayor descubrimiento histórico relacionado con la homeopatía de todos los tiempos.
Artículo completo en: ¿Qué mal puede hacer? BLOG
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Una gota de agua con azúcar a 16€ ¿alguien me la compra? Muchos de ustedes lo hacen sin darse cuenta cuando acuden a la farmacia a comprar homeopatía. No confundir con fitoterapia que es eso de los bebedizos de plantas, infusiones y tés de hojas que al fin y al cabo de ahí se sacan todos los medicamentos y efectos más o menos controlados tienen, un té de digital o de cicuta es mortal y son plantas, luego efecto si que hacen. Pero yo hablo de homeopatía, que es eso de las dosis superdiluídas de algo para conseguir el efecto contrario.
Una mínima cantidad de una sustancia que se diluye en agua y que posteriormente se diluye otras 16 veces y que no deja rastro de nada, tan solo lo que ellos llaman memoria en el agua, o lo que es lo mismo, si ponemos una gota de propóleo en el pantano que abastece Bilbao en unos días no debería nadie de allí volver a cogerse un catarro. Esto ya se ha hecho ante notario y las consultas en invierno siguen estando llenas. Esa gota de nada, se vierte sobre una bolita de azúcar, se envasa y se vende a más de 15€. Ningún laboratorio especializado del mundo ha conseguido encontrar ninguna sustancia en una de esas bolitas, más allá de agua y azúcar.
¿Por qué tiene tanto éxito?¿Por qué mueve tantísimos millones?¿Por qué mueve tantas voluntades? ¿Por qué hay gente que confía tanto y dice que le ha curado no sé qué cosas? ¿Por qué no usan homeopatía como anticonceptivos?¿Por qué no hay homeópatas sin fronteras en las catástrofes? Yo confieso que tomo unas bolitas de esas cada vez que voy a la Puerta del Sol de Madrid para que no me ataque el Oso, desde entonces no he sufrido ni un rasguño.
La fe mueve montañas y nos curamos de lo que queremos curarnos, el efecto placebo existe y cura a un 10% de la población, sobre todo enfermedades del alma, podéis tomar lo que queráis, podéis gastar el dinero en lo que queráis, pero pensadlo dos veces antes de darles nada a los pequeños, respetad su inteligencia. No les deis cosas para curar vuestra inseguridad y ansiedad.
Artículo completo en: El médico de mi hij@
“No hay ninguna prueba de que la homeopatía pueda curar el ébola. Los pacientes graves necesitan cuidados intensivos”, alertaba en Twitter hace un rato la Organización Mundial de la Salud. El aviso es pertinente. Miembros de la comunidad homeopática están, como suele ser habitual ante alertas sanitarias, aprovechando el brote de fiebre hemorrágica de África Occidental, que ya se ha cobrado más de 670 vidas, para hacer publicidad de su pseudoterapia.
El tuit de la OMS puede considerarse, de hecho, una respuesta al homéopata indio Wilton Noronha. Hace dos días, éste decía en esa misma red social que el remedio homeopático contra el ébola es el Crotalus horridus, preparado a base de veneno de serpiente de cascabel. Diluido hasta el límite de que no quede ni una molécula en la pócima final, el Crotalus horridus tiene un enorme poder curativo, según los homeópatas y en contra de toda lógica.
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La homeopatía es estúpida. Realmente estúpida. Simplemente no creerás lo vasta, inmensa y alucinantemente estúpida que es la homeopatía. Quiero decir, uno pensaría que el reiki es una estupidez pero eso es un poroto comparado con la homeopatía.
Con los perdones (¡y agradecimientos!) necesarios a Douglas Adams pero la homeopatía realmente es estúpida y se las arregla para romper récords de estupidez con cada nueva iteración. La mera idea de que una substancia se hace más “potente” cuando más se la diluye va en contra de todo lo que sabemos de biología, química y física pero a los homeópatas ese pequeño detalle parece no importarles demasiado. Qué más da que mi práctica viole analmente leyes básicas de la ciencia si tengo una pila de anécdotas que me indican que a mis pacientes le funciona, ¿no? La acupuntura al menos tiene ‘principios activos’ (si uno clava agujas en la piel no es loco pensar que el cuerpo va a responder de alguna manera) pero sólo un delirante podría pensar que una pastilla de lactosa que alguna vez tuvo una gota de agua que alguna vez formó parte de una solución que en un pasado tuvo contacto con un principio activo pueda curar. Pero si hay algo infinito en este mundo es la credulidad humana y nuestra capacidad de engañarnos a nosotros mismos y es así como la homeopatía continúa vigente en el Siglo XXI.
Ahora, si a la absurdidad que es la homeopatía en su forma original la potenciamos, ¿qué nos queda? Oscillococcinum; un preparado homeopático de una bacteria que no existe. ¿Y si la potenciamos aún más? Aqua Nova, un preparado homeopático de agua… diluida en agua. Sí, leyeron bien, agua diluida en agua. Esto es o una de las más grandes sandeces de la historia o una de las mejores sátiras que he visto.
Una crítica muy común hacia la homeopatía es que si el agua realmente tuviera la “memoria” de todas las substancias con las que tuvo contacto entonces cada vez que abrimos la canilla estaríamos tomando preparados homeopáticos de caca, o de dinosaurio… o de caca de dinosaurio. La respuesta es que el agua crea la memoria sólo si se le aplican los pases mágicos “sucusiones” mientras se la diluye. Pero la solución de este grupo de homeópatas es más innovadora: usar ¡agua nueva! Lo que hacen es obtener Hidrógeno y Oxígeno por medio de electrólisis del agua para luego quemarlos juntos nuevamente y obtener… agua. Pero este agua, según ellos, no contiene la memoria de ninguna substancia ya que fue creada hace algunos minutos por lo que es verdaderamente “pura”.
Fuente: ARP-SAPC
El Ministerio de Sanidad ha iniciado un proceso de regularización de los productos homeopáticos con el objetivo de que puedan ser vendidos legalmente como medicamentos. Aunque el Ministerio ha intentado justificarse asegurando que se trata de cumplir las Directivas europeas y garantizar la seguridad de estos productos, la regulación prevista se olvida de las normas protectoras de los consumidores y pacientes y potencia únicamente aquellas que resultan más beneficiosas para la industria homeopática.
Si el proceso sigue adelante los fabricantes de homeopatía podrán vender como medicamentos productos sin necesidad de demostrar su seguridad, podrán hacer publicidad de ellos sin ninguna limitación, y hasta podrán afirmar que sirven para curar sin tener que aportar ninguna prueba.
Estamos convencidos de que el Ministerio de Sanidad debe garantizar el derecho a la salud de los ciudadanos, exigiendo que todos los productos que se vendan como medicamentos demuestren su eficacia y seguridad y velando por el derecho de los pacientes a no ser engañados con afirmaciones y expectativas falsas. Pero el proceso de regularización de los productos homeopáticos, en lugar de avanzar en este camino, es un paso atrás de consecuencias imprevisibles.
Por ese motivo invitamos a todas las personas y entidades que compartan nuestra defensa de una medicina eficaz y nuestro rechazo a la pseudociencia para que se unan a nosotros en la protesta que llevaremos a cabo frente a la sede del Ministerio, en el Paseo del Prado de Madrid, el próximo 12 de julio (12/07) a las 12,00 horas.
Convocantes:
#Nosinevidencia,
Círculo Escéptico,
ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico,
Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia,
Naukas.com,
Hablando de Ciencia.
El Día Internacional de la Homeopatía le ocurre lo mismo que a los productos homeopáticos: que carece de fundamento.
“La homeopatía, un placebo demasiado caro”, titula hoy Diario Médico un editorial en el cual advierte de que esta pseudomedicina no ha demostrado nunca efectividad alguna y pide que eso quede claro en la información de sus productos. La definición de medicamento “es un esquema bastante amplio, pero en el que hoy por hoy no cabe la homeopatía. Basta con darse una vuelta por las bases de datos científicas para comprobar la inexistencia de estudios que la avalen, salvo los promovidos por los propios fabricantes y publicados en revistas alternativas de dudoso rigor”, sentencia el texto.
Diario Médico considera “poco afortunadas y bastante confusas” las declaraciones de Belén Crespo, farmacéutica y directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), a [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] y El País, y pide al Gobierno central que la ordenación del mercado homeopático se haga “con mucho cuidado para no confundir aún más a la población. Sus certificados [se refiere a los de los remedios de esta industria] deberían indicar con claridad efectos e indicaciones de estos productos, si es que tienen alguno, y alertar de que, por ejemplo, no pueden sustituir a las vacunas. En supuestos como éste algo inocuo puede resultar peligroso”.
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Crece la movilización contra el proyecto para registrar 19000 productos homeopáticos, que beneficia a las empresas que comercializa estos remedios que no han probado su eficacia. Dos campañas tratan de concienciar a autoridades y consumidores.
Frente a la ignorancia, movilización. En los últimos tiempos, varias iniciativas están tratando de levantar un muro entre la homeopatía y los pacientes para que no se consuman sus productos sin saber, al menos, que su eficacia no se ha probado frente a ninguna dolencia. Sus resultados son los mismos que los del placebo, según concluyó un informe del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, el departamento que dirige Ana Mato pretende poner en marcha la regularización de 19.000 productos homeopáticos para que se vendan en las farmacias como medicamentos, favoreciendo enormemente en sus términos a esta industria. Y ha sido la gota que ha colmado el vaso de médicos y activistas.
Los últimos en lanzar una campaña —La homeopatía es 100% agua— contra esta decisión de Sanidad han sido los miembros del Círculo Escéptico, una asociación que trata de fomentar la ciencia frente a las creencias y el sentido crítico entre la sociedad. Desde su perspectiva, el proyecto de orden ministerial “está provocando una saludable reacción de buena parte de la comunidad científica y médica, que se está manifestando en contra de que estos placebos se vendan como si fuesen medicamentos”. Sin embargo lamentan la actitud “muy preocupante” de las autoridades sanitarias al [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] como un medicamento más.
Artículo completo en: Materia
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Un paciente con un coeficiente intelectual inferior a 70 que recibe tratamiento con homeopatía mejora su condición en un 96%, según un estudio publicado hoy en el United States National Institutes of Health y del que se ha hecho eco el Ministerio de Sanidad.
Los expertos aseguran que un avance de estas características supondrá una revolución para el tratamiento de enfermedades en personas “de inteligencia discreta”, lo que, según el Gobierno, incluye “a casi todos los españoles, o eso creemos”.
“Es una suerte que estos últimos años hayamos comprobado que, como país, no somos muy listos, porque esto quiere decir que, salvo excepciones, la homeopatía puede ser una solución muy efectiva para todos”, ha señalado Ana Mato, ministra de Sanidad.
A partir de ahora, lo ideal, según el Ministerio, será que “los más inteligentes continúen usando los medicamentos tradicionales y los otros, la mayoría, optemos por la homeopatía, dado que nuestro cuerpo responde mejor a ésta”. Según la ministra, “no es una tontería” pensar que “distintas personas, con cuerpos y mentes y creencias distintas, requieran efectivamente distintos tratamientos” porque “cada cual es como es y sabe lo suyo”.
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La evidencia científica es uno de los pilares sobre los que se asienta la medicina moderna. Esto no siempre ha sido así: durante años, se aplicaron tratamientos médicos sin comprobar previamente su eficacia y seguridad. Algunos fueron efectivos, aunque muchos tuvieron resultados desastrosos.
Sin embargo, en la época en la que más conocimientos científicos se acumulan de la historia de la humanidad, existen todavía pseudo-ciencias que pretenden, sin demostrar ninguna efectividad ni seguridad, pasar por disciplinas cercanas a la medicina y llegar a los pacientes.
Los firmantes de este manifiesto, profesionales sanitarios y de otras ramas de la ciencia, periodistas y otros, somos conscientes de que nuestra responsabilidad, tanto legal como ética, consiste en aportar el mejor tratamiento posible a los pacientes y velar por su salud. Por ello, la aparición en los medios de comunicación de noticias sobre la apertura de un proceso de regulación y aprobación de medicamentos homeopáticos nos preocupa como sanitarios, científicos y ciudadanos, y creemos que debemos actuar al respecto. Las declaraciones de la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) asegurando que “no todos los medicamentos homeopáticos tienen que demostrar su eficacia” y que “la seguridad no se tiene que demostrar con ensayos clínicos específicos” no hacen sino aumentar nuestra preocupación.
Por lo tanto, solicitamos:
También puedes leer nuestro manifiesto en galego, català y euskera.
Fuente: #nosinevidencia
Desde la Universidad de Granada se alerta sobre la presentación del MMS (suplemento mineral milagroso) como producto supuestamente curativo para el autismo. Sin embargo, se trata de un producto cuya venta está prohibida por el Ministerio de Sanidad español, al igual que en otros muchos países de Europa y del mundo.
A través del ponente Andreas Ludgwig Kalcker se nos presenta el MMS como solución al Autismo. Sin embargo, se trata de un producto cuya venta y comercialización está terminantemente prohibida desde hace varios años en España y en diferentes partes del mundo. Así por ejemplo, la FDA (quien también ha prohibido su venta en Estados Unidos), denomina este producto directamente como lejía y advierte seriamente de los daños irreversibles a los que puede llevar su injesta.
Desde FESPAU queremos aprovechar esta oportunidad para resaltar que no existen medicamentos milagro y que la ingesta de medicamentos o productos supuestamente “medicinales” sin control médico es peligrosa. Recomendamos, como también hicimos en su día con los tratamientos basados en células madre, que se compruebe antes la evidencia científica de los resultados en humanos del tratamiento a aplicar. AutismoDiario publicó hace dos años un interesantísimo artículo al respecto.
Fuente: FESPAU
De vez en cuando alguien (generalmente desde la cuenta de un laboratorio o un «terapeuta») cuenta en twitter una larga serie de «beneficios» que atribuye a la homeopatía. Pero, ¡cachis!, casi nunca aciertan ninguno. Así que, ante esta penosa situación, me he propuesto aportar mi granito de arena a la cuestión y hacer mi propio decálogo, creo que más riguroso que esos otros. Aquí tienen ustedes los beneficios de la homeopatía:
1. Se gana mucha pasta. Muchísima. Al fin y al cabo, como calculó en su día Carlos Chordá, se trata de azúcar vendida a 2000 euros el kilo.
2. Como no produce efectos, es imposible que nadie venga a reclamar. O bueno, casi imposible.
3. Aunque en realidad no sirve para nada, siempre habrá quien diga eso de «a mí me funciona«.
4. Se puede vender sin gastarse un euro en investigación. O haciendo cosas tan ridículas comoesto.
5. Los remedios se pueden vender legalmente como «medicamentos» sin tener que demostrar que sirvan para nada. O, ya puestos, sin molestarse siquiera en legalizarlos.
6. Para prescribir homeopatía no hace falta ser médico.
7. De hecho, no hace falta saber nada de medicina, solo tener un poco de imaginación.
8. Es «natural». Bueno, no, es completamente artificial y absurda, pero mucha gente lo cree así.
9. Siendo como es una «terapia» imaginaria, es ideal para tratar enfermedades imaginarias.
10. Y, por último, no hay que olvidar que sí sirve para algo: para echar unas risas.
Fuente: EL FONDO DEL ASUNTO
Las extrañas teorías del doctor Mesmer se habían extendido por el París prerevolucionario ante la alarma de ciertos colectivos médicos. En 1784 el rey Luis XVI permitió que una comisión científica examinara la terapia conocida como mesmerismo. Este es el relato de cómo el método científico se impuso sobre conceptos basados en creencias.
Franz Anton Mesmer fue un médico alemán que fundó lo que posteriormente se conoció como mesmerismo. En el año 1774 este médico empezó a usar imanes para curar enfermedades. Para ello Mesmer obligaba a los pacientes a beber sustancias con hierro, para posteriormente colocar imanes alrededor del cuerpo del paciente. Los paciente aseguraban sentir hormigueo en todo el cuerpo y los síntomas de la enfermedad desaparecían. Mesme nunca creyó que los imanes eran responsables de la curación, sino algo que él denominó “magnetismo animal” que estaba acumulado en el cuerpo. Para Mesmer la salud era un proceso en el que intervenían cientos de canales eléctricos que recorren el cuerpo humano.
Dado que en esa época no se conocía el origen del magnetismo, ni sus propiedades, los comisarios decidieron evaluar los efectos del mesmerismo, si éstos podían ser notados por los pacientes. Para ello diseñaron 5 pruebas.
Prueba número 1. El doctor D’Eslon instauró un procedimiento de terapia de grupo que llamóbaquet: una especie de vasija, diseñada siguiendo el modelo de un condensador eléctrico, de unos 50 cm., de la que salían barras de hierro y cuerdas que comunicaban con los pacientes. Estas barras magnéticas permitirían restaurar el magnetismo natural de los organismos, sanándolos. Los pacientes afirmaban sentir cosquilleos o incluso fuertes sacudidas ante esas barras, para posteriormente sanar. Ninguno de los comisionados sintió nada particular cuando tocaron las barras, pero eso podía ser interpretado como que ninguno de ellos estaba enfermo.
Prueba número 2. Para la siguiente prueba los comisionados eligieron a 7 pacientes de clase baja y otros 7 de las clases acomodadas de París. Se hizo esa distinción porque los comisarios entendían que había una gran diferencia de cultura entre ambas clases sugiriendo que a menor conocimiento mayor capacidad de ser sugestionables. Sólo 5 de los 14 elegidos sintieron un ligero hormigueo, siendo 3 de esos 5 de clase baja. En resumen, sólo el 36% dijo sentir algo.
Prueba número 3. La comisión pidió a D’Eslon que magnetizara 5 árboles de un jardín, como él afirmaba que sabía hacer. Posteriormente se propuso a un joven, el cual D’Eslon afirmaba que era muy sensible al magnetismo, que abrazara cada árbol para determinar cuál estaba magnetizado. El joven, tras abrazar el tercer árbol cayó desmayado, como consecuencia del fuerte magnetismo que fluía de él. La comisión sonrió cuando le dijo que el árbol magnetizado era el quinto y último. Esta prueba no fue aceptada por los mesmeristas, ya que afirmaban que el magnetismo natural de los árboles había trastocado a ese “joven tan sensible”.
Prueba número 4. En la siguiente prueba se tomó a una de las pacientes de D’Eslon y se le vendó los ojos. Posteriormente se le informó que D’Eslon estaba en la sala magnetizando la habitación. La mujer empezó a temblar, agitarse, sudar y finalmente entró en convulsión. Tras pedir que se relejara se le quitó la venda y se le informó de que en la habitación de al lado estaba D’Eslon magnetizando la sala a distancia. De nuevo volvieron las convulsiones. Evidentemente en ninguno de los dos casos D’Eslon estaba en la sala, ni en la habitación de al lado. Ni siquiera en el edificio, había sido apartado de la prueba astutamente.
Prueba número 5 Los comisionados se colocaron en una sala a la que se había sustituido la puerta por una cortina que según D’Eslon no impedía el paso de sus “corrientes magnéticas”. Al otro lado de la cortina, y a oscuras se colocó D’Eslon para que magnetizase la habitación. En la sala además de la comisión se hizo pasar a una paciente especialmente sensible al magnetismo. La mujer estuvo hablando apaciblemente todo el tiempo mientras D’Eslon se esforzaba en su oscuro escondite. Resultado: ninguno. Pero cuando D’Eslon fue llamado a la sala, y la mujer lo vio ésta entró rápidamente en convulsión.
El resultado de la comisión fue demoledor: su presunta técnica no era más que una invención y los beneficios producidos por el tratamiento fueron atribuidos a la “imaginación”. Muchos de los médicos que practicaban el magnetismo dejaron de hacerlo. Mesmer, sin embargo no renunció, y aunque un pequeño grupo de partidarios siguió apoyándoles (lo de la fe ciega, nada nuevo), la mayoría de la clase adinerada de París le dio la espalda.
Artículo completo en: La Ciencia y sus Demonios
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La Fundación Universitaria Juan N. Corpas (Colombia) orienta su programa de pregrado de medicina, entre otros a:
La adquisición permanente y continua del conocimiento científico, mediante la investigación formativa.
¿Y qué hacen con ese conocimiento científico? Porque si se dedican a promocionar la brujería, la pseudociencia y la pseudomedicina, no están aplicando el conocimiento científico. De esto se pueden inferir dos posibles escenarios: o nunca consiguen adquirirlo, o una vez lo adquieren lo desechan por completo.
Y su plan de estudios resulta algo curioso:
Por ejemplo, en sexto semestre de la carrera de Medicina ofrecen ética a la vez que enseñan pseudomedicina, que llaman «Terapéuticas Alternativas».
Por todo esto la Fundación Universitaria Juan N. Corpas es la candidata perfecta para engrosar las filas de la Lista de la Vergüenza, que es una recopilación de todas aquellas instituciones de educación superior que promueven, defienden y enseñan pseudociencia revistiéndola de verdadero conocimiento, poniendo así en riesgo la vida y la salud de muchísimos futuros e incautos pacientes que confiarán en la certificación que el centro ‘académico’ ha hecho de estos vendedores de humo.
Simon Singh es un héroe para los científicos británicos. Su pelea en los tribunales por impedir que las leyes antilibelo sean utilizadas para coartar la libertad de expresión ha recibido el apoyo de los jueces.
Singh publicó un artículo en The Guardian cuestionando los tratamientos recomendados por la Asociación Quiropráctica Británica. La demanda de los implicados le supuso una primera derrota judicial porque le obligaba a demostrar con hechos sus opiniones. Es decir, debía probar que era inocente y liberaba a sus denunciantes de la obligación de aportar pruebas.
Los altos costes de las batallas judiciales en Reino Unido hacen que las empresas, famosos y políticos extranjeros empleen las leyes antilibelo para impedir críticas, por fundadas que sean. Singh podía haberse rendido, como hacen muchos aunque sólo sea para ahorrarse el dinero, pero decidió presentar un recurso.
La apelación ha tenido éxito. Si los quiroprácticos quieren continuar la vía judicial en su demanda por difamación, Singh no está indefenso. La sentencia establece que el escritor sólo debe demostrar que sus opiniones son razonables, que se refieren a un tema de interés público y que tienen una base en hechos.
Un eufórico Singh recibió la noticia con satisfacción pero recordó que hasta que no sea modificada por el Parlamento, la ley es una amenaza para todos los científicos: «Es inaudito que nos haya costado 200.000 libras establecer el significado de unas pocas palabras».
En su artículo, Singh criticó a la asociación quiropráctica por defender tratamientos cuya fiabilidad es dudosa o nula para curar en los niños dolencias como cólicos, infecciones de oído, asma o alteraciones del sueño.
En un tiempo pasado, eran los famosos los que utilizaban en exclusiva las leyes antilibelo para frenar el acoso de la prensa sensacionalista. Sin embargo, en los últimos años, empresas multinacionales se han aprovechado el sistema jurídico británico con la intención de impedir el libre intercambio de ideas en la comunidad científica.
«Hay un cardiólogo que ha sido demandado por un fabricante de aparatos para el corazón. Tenemos investigadores que no pueden publicar en revistas sus críticas a la tecnología del detector de mentiras por el miedo a una demanda de libelo», ha dicho Tracey Brown, portavoz del grupo que hace campaña por la reforma de las leyes.
El riesgo de querellas ha provocado que algunas prestigiosas publicaciones científicas hayan preferido no publicar artículos sobre productos o tratamientos promovidos por empresas. Los gabinetes jurídicos tienen así más poder que los científicos.
Fuente: Público.es
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La ingesta de dosis letales de remedios homeopáticos por parte de centenares de británicos hoy a las 11.23 horas ha probado una vez más que la homeopatía no funciona. La demostración, organizada por la Sociedad de Escépticos de Merseyside (MSS), pretendía alertar a la opinión pública de la inutilidad de esa pseudomedicina. «Creemos que no deberían vender pastillas de azúcar a gente enferma. La homeopatía nunca funciona mejor que el placebo. Los remedios se diluyen tanto que nunca queda nada [de principio activo] en ellos», ha declarado a la prensa Michael Marshall, de la MSS.
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El fallido suicidio masivo, convocado en Reino Unido frente a locales la cadena de farmacias Boots, pretendía, además, presionar a esa firma para que deje de vender productos homeopáticos. Hace dos meses Paul Bennett, máximo responsable de Boots, admitió que la compañía los comercializa porque son populares, no porque sean efectivos para el tratamiento de alguna patología. «No tengo ninguna prueba de que estos productos funcionen. Se trata de la libre elección del consumidor, y un gran número de nuestros clientes creen que son eficaces», declaró ante el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes.
Noticia completa en: Magonia
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