Imagina una máquina que, en pocos segundos, sea capaz de averiguar sobre la esencia profunda de una persona, preparada para escrutar y ahondar hasta en lo más oscuro de la personalidad. Piensa en una tecnología que podría clasificar sin error posible a todos los humanos según sus capacidades intelectuales, que sería capaz de detectar tendencias homicidas o antisociales siendo igualmente de utilidad para la selección de personal en las empresas. Bien, ¡no pienses más! Es máquina existe y es conocida bajo el revelador nombre de psicógrafo (psychograph). Ahora no imagines más, porque la máquina, a pesar de existir, no sirve absolutamente para nada, si acaso, para bromear con ella y poco más.
Esta locura sin pies ni cabeza hunde sus raíces en lo más profundo de la frenología. Las tesis frenológicas, desarrolladas inicialmente por el alemán Franz Joseph Gall a principios del siglo XIX, sostenían que era posible determinar con bastante precisión los rasgos de personalidad de los seres humanos simplemente midiendo las formas del cráneo del indivíduo. Es justo reconocer que Gall realizó aportaciones muy valiosas en anatomía pero, cuando se le ocurrió dar asiento a la frenología, metió la pata por completo. Sí, el tiempo y la ciencia han venido a demostrar que la frenología no se sostiene sobre ninguna base sólida, es pura pseudociencia y, sin embargo, durante gran parte de los siglos XIX y XX fue tomada por algunos como revolucionario método para escudriñar en la mente.
Artículo completo en: Tecnología Obsoleta
Bajo licencia Creative Commons
_________________________
Enlaces relacionados:
– La web de Maco048. Noticias: Franz Joseph Gall
– La web de Maco048. Noticias: frenología
La frenología fue creada por el médico austriaco Franz Joseph Gall (1758-1828) y servía -supuestamente- para determinar la personalidad. Según la frenología, las distintas partes del cerebro controlan diversos rasgos del carácter, por lo que es posible determinar los rasgos de la personalidad basándose en la forma y tamaño de la cabeza. Si una parte de tu cabeza es más grande, tienes más acusado el rasgo correspondiente de tu personalidad.
El aparato llamado psicógrafo fue patentado en 1905 por Henry Lavery y tenía por objeto la aplicación práctica de los principios de la frenología.
La primera versión, que se componía de 1.900 piezas, no funcionó, pero Lavery, que se autodefinía como “pensador profundo”, siguió construyendo aparatos más precisos. Hacia 1929 reclutó a Frank P. White como socio capitalista y los dos crearon en 1931 la empresa Psycograph Company. El psicógrafo se convirtió en una novedad ofrecida en grandes almacenes, teatros y lobbies, en la época de la gran depresión.
El aparato consistía en 1.954 piezas montadas en un bastidor de metal, conectadas, mediante una correa movida por un motor, con el interior de una caja de madera, que contenía las definiciones de 32 rasgos psicológicos. Cada uno de estos rasgos estaba clasificado de 1 (deficiente) a 5 (muy elevado) de modo que había 160 estados posibles, pero un número casi ilimitado de combinaciones.
El sujeto se sentaba en una silla conectada con la máquina y el casco se bajaba y ajustaba. El casco tenía 32 sondas, cada una con cinco puntos de contacto en la cabeza. El operador tiraba de una palanca que activaba el motor, el aparato recibía las señales de baja tensión del casco, obtenía la puntuación e imprimía la definición apropiada para cada rasgo.
Se llegaron a fabricar treinta y tres máquinas, que fueron arrendadas a empresarios de todo el país, por 2.000 dólares más 35 dólares por mes. Se convirtieron en atracciones de feria, en teatros y grandes almacenes. Dos “emprendedores” la instalaron en una tienda en la localidad de Black Forest, durante la exposición Century of Progress de 1934 en Chicago, y lograron unos beneficios netos de 200.000 dólares.
La Psycograph Company funcionó hasta 1937. Varios años antes, la frenología ya había sido abandonada en Europa por considerarse absurda.
En la actualidad, el psicógrafo se exhibe en el Museo de Aparatos Médicos Cuestionables, curiosa institución de la que mañana seguiremos hablando.
Mientras tanto, vean esta demostración práctica del uso del psicógrafo.
Fuente: Días del futuro pasado
Bajo licencia Creative Commons