El vídeo ha sido grabado por el canal científico australiano Veritasium, y comienza por explicar que la radiación ionizante (la que detectan los contadores Geiger)) se mide en Sieverts (Sv). Una dosis superior a 2Sv es suficiente como para matar a una persona. La radiación ambiental que emite nuestro propio planeta oscila entre 0,1 y 0,2 microsieverts o ?Sv por hora (un microsievert es la diezmillonésima parte de un Sievert o 1/10 000 000 Sv)
El presentador Derek Muller realiza un tour por algunos de los lugares más radioactivos (o con peor fama en ese sentido) del planeta. Esta es la lista completa de lugares que visita:
A mediados de octubre surgió una noticia sensacional: los análisis de los efectos personales de Yaser Arafat, el líder palestino muerto en 2004, realizados en un laboratorio suizo, indicaban que podía haber sido envenenado con el isótopo del polonio de masa atómica 210. Lo más llamativo de la noticia es que un par de semanas antes, un grupo de científicos de un laboratorio ruso descartaban tajantemente esta posibilidad tras analizar muestras de su cadáver, exhumado hace ahora un año. La causa de esta aparente contradicción radica en el carácter esquivo del polonio, elemento que lleva el nombre del país natal de su descubridora, Marie Curie.
La radiactividad es una propiedad de algunos elementos que sufren la desintegración espontánea de su núcleo atómico. El polonio-210 se desintegra emitiendo partículas alfa, formadas por dos protones y dos neutrones, las cuales interaccionan fuertemente con el medio material que atraviesan. Las técnicas modernas de detección permiten medir cantidades del elemento radiactivo extraordinariamente pequeñas, inferiores a la millonésima del gramo (0,000001 gramo). Durante el proceso de desintegración el polonio-210 se transforma en plomo-206, de forma bastante rápida: en 138 días se desintegra la mitad de la cantidad inicial.
La toxicidad del polonio se debe a que, a pesar de ser muy pesado, se evapora como el agua o el alcohol, por lo que puede entrar en el cuerpo por los pulmones, alojándose en los alvéolos con resultados fatales. Pero es mucho más tóxico cuando se ingiere con la comida o la bebida. En ese caso las partículas alfa causan daños terribles en el aparato digestivo y excretor —estómago, intestinos, hígado y riñones.
Han analizado las manchas de orina y sangre de su ropa interior y de sudor en la kefia, y sostienen que han sido capaces de detectar actividades (partículas alfa emitidas por segundo) debidas al polonio-210 anormalmente altas. Estamos hablando de cantidades tan pequeñas que para cualquier otra técnica se considerarían nulas; incluso para la detección radiológica nos encontramos en el límite de sensibilidad, por lo que hay una gran imprecisión en los resultados obtenidos. Por ello, otros especialistas son escépticos, o al menos cautos, ante las conclusiones del equipo de investigadores helvéticos.
Por último hemos de tener en cuenta que a lo largo de ocho años, pudo haberse roto la cadena de custodia de la ropa de Arafat, permitiendo que alguien malintencionado la contaminara con una minúscula cantidad de sustancia radiactiva.
Resumiendo, si los efectos personales y el cadáver de Arafat se hubieran analizado cuando murió, la detección de polonio habría permitido confirmar si había sido víctima de un acto criminal y su ausencia habría permitido descartarlo. En 2013, cuando la inmensa mayoría del polonio que pudo haber ingerido se habría desintegrado, es muy aventurado afirmar que tal acto criminal tuvo lugar, pero tampoco es posible descartarlo.
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Habitualmente se piensa que las principales fuentes de radiación a las que estamos expuestos, son las centrales nucleares, pruebas médicas de radiodiagnóstico que usan fuentes emisoras de radiación, o incluso algún arsenal militar. Sin embargo es menos conocido que la principal fuente de radiación a la que estamos expuestos no es ninguna de las previamente citadas y que esas fuentes de radiación consideradas artificiales en ningún caso superan el 30% de las dosis recibidas por la personas.
Las principal fuente de radiación a la que estamos expuestos tiene origen natural. Tanto es así que en España aproximadamente el 69,3 % de la radiación recibida por la población es de origen natural y de ella el 34% procede del radón. Otras fuentes de emisión natural de radiactividad que recibimos proceden de nuestro propio organismo, el cosmos o la propia Tierra entre otros.
El radón podemos recibirlo a través de grietas en el edificio situado sobre rocas graníticas y puede ser inhalado. Uno de los efectos principales que provoca el radón es la contaminación radioactiva de los pulmones pudiendo producir cáncer de pulmón. El radón al entrar en contacto con los pulmones es bastante inestable y produce, en alrededor de cuatro días, polonio 212, plomo 214 y bismuto 214. La Organización Mundial de la Salud considera al radón la segunda causa de muerte por cáncer de pulmón después del tabaco.
Allí donde haya gran concentración de piedras graníticas, podríamos por lo tanto considerar la existencia de una posible fuente de radiación natural importante. En España existen zonas con abundante piedra granítica como es el caso de la Sierra Noroeste de Madrid o en zonas de Galicia y Extremadura. Pero también hay radón en algunos materiales de construcción como es el caso de ciertos hormigones y en algunos tipos de gres o cerámica.
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