El análisis químico de los huesos y los dientes del último del rey Ricardo III del Reino Unido proporciona información acerca de su existencia: los lugares donde vivió y que su dieta se hizo más rica, una vez que se convirtió en rey.
Ricardo III nació en Northamptonshire en 1452 hijo de los Reyes Ricardo, duque de York, y Cecile Neville, no estaba destinado a convertirse en rey en principio, por lo que su infancia y adolescencia fueron las habituales. Más tarde, descartados los herederos a la corona, llegó al poder en 1483 a la edad de 30 años y reinó unos 26 meses antes de ser asesinado en la batalla de Bosworth en 1485. Su personaje inspiró la obra epónima de William Shakespeare.
En agosto de 2012, los restos de Ricardo III fueron exhumados en Leicester. Ahora son objeto de investigación para reconstruir la historia de su vida. Los científicos de la British Geological Survey, junto con los de la Universidad de Leicester, analizaron los huesos y los dientes del soberano con la finalidad de actualizar nuevos detalles como su vivienda y la dieta. Sus resultados se publican en la revista Archaeological Science.
Los investigadores se centraron en dos dientes, un fémur y una costilla. Estos elementos esqueléticos crecen y se reconstruyen en diferentes etapas de la vida. De hecho, los dientes se forman en la infancia. En cuanto al fémur, tiene una baja tasa de rotación y proporciona los datos de los últimos 10 años anteriores a la muerte. Por último, la costilla se renueva rápidamente, tiene de dos a cinco años de vida.
Los isótopos revelan cambios geográficos y dietéticos
Los investigadores utilizaron diferentes isótopos (Sr, N, O, C) para analizar la bioapatita y el colágeno de dos dientes y dos huesos. El oxígeno (O) y estroncio (Sr) se fijan en el esmalte durante la formación de los dientes. Los isótopos de este último (87Sr / 86Sr) se derivan de la dieta y están relacionados con la geología del lugar donde ha sido producida la comida que se consume. Las variaciones en la dieta también pueden ser rastreadas utilizando composiciones isotópicas C y N.
Los dientes han confirmado que Ricardo III dejó el Castillo de Fotheringhay (Northamptonshire) cuando tenía siete años de edad. Habría ido a residir más al oeste, tal vez para el campo Galés. Al examinar el fémur, los científicos han demostrado que residió al este de Inglaterra, de adolescente o adulto joven y adoptó un régimen típico de la alta aristocracia. En este período de la Edad Media, se comía pan, cerveza, carne, pescado, vino, especias … Los ricos, tenían acceso a una amplia variedad de carnes y pescados.
Cuando se convirtió en rey, Ricardo III sufrió cambios en la dieta. Los valores de los isótopos de oxígeno aumentaron al final de su vida que podría ser debido a un mayor consumo de vino. Los datos también sugieren un aumento en el consumo de peces de agua dulce y aves, que eran comunes en los banquetes reales.
Pese al anuncio a bombo y platillo del hallazgo de los huesos del rey inglés bajo un aparcamiento, la comunidad científica todavía plantea dudas sobre su verdadera identidad.
Tras meses de expectación, la Universidad de Leicester había convocado el lunes a periodistas de todo el mundo. En agosto de 2012, un grupo de científicos había encontrado en las ruinas de un monasterio bajo un aparcamiento de la ciudad inglesa los huesos de un hombre fallecido de manera brutal en el siglo XV. Le habían reventado la cabeza posiblemente con una alabarda. Y los investigadores sospechaban que podía tratarse de Ricardo III, que gobernó Inglaterra entre 1483 y 1485, cuando murió en la batalla de Bosworth defendiendo su trono.
Por fin, el lunes, en una rueda de prensa convertida en un entretenido show, el arqueólogo Richard Buckley proclamó que esos huesos destrozados son, “más allá de toda duda razonable”, lo que queda del monarca Ricardo III, célebre por su frase “Mi reino por un caballo” en la obra de Shakespeare. Los investigadores se abrazaron y los periodistas se levantaron y aplaudieron a rabiar. El hallazgo del rey inglés dio la vuelta al mundo.
Para averiguar si los huesos del aparcamiento eran del rey Ricardo III, los investigadores de la Universidad de Leicester compararon su ADN con el de Michael Ibsen, un carpintero de Canadá que se ha identificado como descendiente de la hermana mayor del monarca inglés. El ADN, el microscópico libro de instrucciones en el que está escrito el funcionamiento biológico de un ser humano, se encuentra en el núcleo de cada una de nuestras células, pero fuera de él las mitocondrias, las pilas que suministran energía a las células, tienen su propio ADN. Este ADN mitocondrial se hereda de madres a hijos y se suele utilizar para saber si dos personas están emparentadas. Y, según explicaron los científicos ingleses en la rueda de prensa, el ADN mitocondrial del aparcamiento y el del carpintero coinciden.
“En el hipotético caso de que hayan encontrado un macheo [una coincidencia] entre las dos secuencias de ADN, es posible que estén emparentados, pero que estos sean los restos del rey es otro cantar”, expone Camiña, experto en la genética de las dinastías de los Austrias y de los Borbones. “Queremos que se contrasten los resultados y que expertos en historia comenten el tema”, lanza.