Apreciado Bernie Grant, parlamentario:
«Quemar libros -dijo usted en la Cámara de los Comunes exactamente un día después de la fetua– no es una gran preocupación para los negros». Las objeciones a semejantes prácticas, afirmó, daban prueba de que «los blancos querían imponer sus valores al mundo». Recuerdo que muchos líderes negros -el doctor Martin Luther King, por ejemplo- fueron asesinados por sus ideas. El perplejo observador pensaría, por tanto, que eso de exigir el asesinato de un hombre por sus ideas sería para un parlamentario negro algo aterrador. No obstante, usted no plantea ninguna objeción. Usted representa, señor mío, la cara inaceptable del multiculturalismo, su deformación en una ideología de relativismo cultural. El relativismo cultural es la muerte del pensamiento ético, es dar apoyo al derecho de los sacerdotes tiránicos a tiranizar, de los padres despóticos a mutilar a sus hijas, de los fanáticos a odiar a los homosexuales y a los judíos, porque hacerlo forma parte de su «cultura». El fanatismo, los prejuicios y la violencia o la amenaza de violencia no son «valores» humanos. Son prueba de la ausencia de dichos valores. No son las manifestaciones de la «cultura» de una persona. Son indicativos de la falta de cultura de una persona. En asuntos tan vitales, señor mío, por citar al gran filósofo monocromo Michael Jackson, da igual si eres blanco o negro.
Para recordar la fatwa que existe sobre el escritor Salman Rushdie, han inventado un videojuego que consiste en ejecutar el asesinato:
Y es que el escritor Salman Rushdie se ha convertido en el protagonista de su propio videojuego, titulado The Stressful Life of Salman Rushdie and Implementation of his Verrdict (La estresante vida de Salman Rushdie y la ejecución de su veredicto). Si leemos hasta aquí todo resulta bastante raro, pero si os digo que el objetivo del juego es cumplir con la condena a muerte que el gobierno iraní lanzó contra el autor ¿cómo se os queda el cuerpo?
El videojuego está siendo desarrollado por la Asociación Islámica de Estudiantes y por lo visto, lo que quieren conseguir con él es que los jóvenes no olviden el pecado cometido por Rushdie, que fue condenado a muerte por la publicación de Los versos satánicos en 1989, por ser considerado como blasfemo contra el Islam. Pretenden combatir también la invasión cultural a la que está siendo sometida Irán, quejándose las autoridades iraníes de la guerra cultural a la que la están sometiendo sus enemigos. Emmm, una muy buena manera de no ser siempre los malos de la película, sí señor…
Fuente: Alex Espinosa ?@pirituyo