Durante la década de los 90 del siglo pasado, Colombia ostentaba el dudoso honor de ser el país más violento de Latinoamérica, lo que suele equivaler a ser el más violento del mundo. En 1997 la tasa anual de homicidios era de 80 por cada 100000 habitantes, 50 veces superior a la media europea. La tasa de secuestros también era escalofriante: 9 de cada 100000 colombianos sufrían un secuestro en el año 2000, unos 4000 colombianos.
Desde entonces, ambas cifras no han hecho más que caer: la de homicidios a la mitad (sigue siendo alta pero Colombia ya va a rebufo de El Salvador y Venezuela en ese triste ranking) y la de secuestros a una décima parte. Si bien es cierto que la política de seguridad del presidente Uribe ha tenido mucho que ver en el descenso -desde su elección en 2002 las fuerzas de seguridad se expandieron de 307000 a 405000, y la policía fue desplegada en 160 municipios que carecían de ésta- hay otro factor que puede pesar aún más: la extensión del uso de teléfonos móviles entre la población.
Se trata de una osada teoría de Santiago Montenegro y Álvaro Pedraza, dos economistas asociados a la Universidad de Los Andes en Bogotá. Según su estudio “Reducción de las tasas de secuestros en relación a la expansión de los teléfonos móviles en Colombia” [.pdf], fueron los propios ciudadanos los que se protegieron de la amenaza del secuestro mediante la adquisición de teléfonos móviles. Además, esta expansión propició una mejora en la infraestructura telefónica, completando un círculo virtuoso que ha dinamitado un ténebre negocio que financiaba tanto la guerrilla como delincuentes comunes,
Según los autores, “altos niveles de seguridad fueron un prerrequisito para la inversión en telecomunicaciones y esta alta inversión ha retornado en una seguridad expandida”. Más allá de evitar secuestros masivos –la llamada “pesca milagrosa”, que llevaba a cabo la guerrilla en zonas rurales- los móviles reducen dramáticamente el plazo entre el secuestro en sí y su conocimiento por parte de las autoridades, facilitando grandemente su resolución. Tal es el impacto del teléfono en la “industria” del secuestro que las FARC prohibieron el uso de móviles a los habitantes del departamento de Meta. La reacción del Ministerio de Defensa no pudo ser más contundente: regaló terminales a la gente.
No obstante, los autores señalan que los móviles son sólo una parte de la ecuación, siendo la expansión de las fuerzas de orden esencial en la reducción de los secuestros. Por ejemplo, “en países como Venezuela y México las telecomunicaciones se han expandido tanto como en Colombia pero las tasas de secuestro han crecido drásticamente”-
Noticia y gráfico original de The Economist. Traducción al castellano en Diario Libre.
Fuente: CookingIdeas
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Conocidas como «redes sociales» en Internet, las pa´ginas Hi5, MySpace y Facebook, han pasado de ser sitios de divertimento para ser explotadas por la delincuencia organizada para obtener información sobre sus potenciales víctimas, que sin saberlo proporcionan una gran cantidad de datos personales.
Ante la difusión de secuestros recientes, Milenio Diario consultó a diversos especialistas de seguridad quienes coincidieron en señalar que ante la bastedad de información en la mayoría de los casos sólo hace falta interpretar los datos socioeconómicos y lazos familiares contenidos en las imágenes.
«Esto ya ha sucedido en México, tenemos clientes que lo han sufrido. Estas páginas no sólo están exhibiendo a una persona, sino que dan información de quién compone la familia, dónde y cómo vive y dónde estudia. Esto crea la posibilidad de un secuestro», dijo Eduardo Muriel, investigador privado con más de 40 años de experiencia en el negocio de la seguridad.
Acotó que este año la consultoría que dirige ha recibido casos de jóvenes secuestrados, cuya información personal fue extraída sin su consentimiento de páginas sociales.
«Para un secuestrador, en lugar de vigilar a las personas, sus víctimas solitas se sacan al balcón. Se están exhibiendo ante cualquiera y generalmente, como quieren relacionarse, se exhiben como más poderosos y ricos de lo que son. Eso los hace terriblemente vulnerables», señaló Muriel.
El presidente de Hi5, Ramu Yamalanchi, reconoció que la seguridad de los usuarios de la red social es preocupación y prioridad de su empresa, que en México se ha convertido en la red social más popular, según auditores internacionales.
«La seguridad en línea es un tema muy importante en el mundo. Nosotros en Hi5 estamos comprometidos a proporcionar un ambiente seguro a todos nuestros usuarios (…) Seguiremos trabajando para hacer de nuestro sitio un lugar más seguro, al crear nuevos mecanismos y educar a nuestros usuarios sobre seguridad en línea», indicó Yamalanchi. (El Semanario Agencia, ESA)
Fuente: El Semanario (México)
Los secuestros son, una práctica habitual en diferentes países, y uno de los más afectados es México, donde el número de estos delitos ha aumentado un 40% entre los años 2004 y 2007, convirtiendo al país en uno de los más peligrosos junto a Irak y Colombia. El año pasado se superaron los 7000 secuestros, según cifras no oficiales.
Auténticas industrias de delincuentes viven de los rescates, atemorizando no sólo a adinerados hombres de negocios sino a personas de cualquier condición. Ahora la tecnología puede aliviar un tanto el temor de ser objeto de un secuestro.
En México, aquellos que pueden permitirse gastarse algunos miles de dólares para aumentar su protección han empezado a instalar transmisores bajo su piel para poder ser localizados vía satélite en caso de secuestro. Esta técnica ha sido diseñada por la compañía Xega, que asegura tener ya más de 2000 clientes. El chip se introduce dentro de una cápsula de cristal del tamaño de un grano de arroz, que se inserta bajo la piel. Entonces envía señales de radio a un aparato GPS que lleva el cliente, que a su vez manda su posición a un satélite.
El coste de la operación es de 4000 dólares, mas una tasa de mantenimiento anual de 2200 dólares.
Muchos clientes insertan el chip en el brazo entre el músculo y la piel, de modo que no pueda ser identificado. Si se ven en situación de peligro, lo único que tiene que hacer es apretar un botón de alerta para activar el sistema y avisar a Xega, que se pone en contacto con la policía.
Por supuesto, el sistema tiene sus detractores, que afirman que el chip sólo identifica a una persona, y no sirve para nada si los delincuentes encuentran y destruyen el GPS que el cliente debe llevar. El miedo al secuestro provoca que muchos mexicanos gasten dinero en una tecnología que no acaba de demostrar su utilidad.
Fuente: Baquia
TENÍA 25 AÑOS y fue una de las 23.144 personas secuestradas en Colombia entre 1996 y 2006. Entre tantos temores que la rondaban, sospechaba que sus plagiarios -delincuentes comunes- pretendían abusar sexualmente de ella. Una sensación de indefensión que la llevó a entablar una relación con uno de ellos; un pacto de fingido amor que, años después, reconoció que había respondido a su instinto de supervivencia. «Que me abuse uno solo, no los cinco», dice que pensaba. Con un propósito similar, un ingeniero caleño de 35 años, secuestrado por las Farc, decidió seducir a una guerrillera para obtener algunas gabelas, como un plástico mejor para su cambuche o una mejor ración de comida.
En el extremo opuesto, y también con el fin de preservar su integridad, una mujer de 40 años relata que durante su cautiverio no se quitaba la ropa ni para bañarse. Era la manifestación externa de una especie de cinturón de castidad psicológico que se impuso y que, unido a las otras condiciones infrahumanas del secuestro, le dejaron secuelas físicas, como severas irritaciones de la piel, y psicológicas, como la fobia hacia la sexualidad y hacia el contacto físico con los demás.
El secuestro es una experiencia tan traumática, que algunas veces deja huellas profundas en el terreno de la sexualidad. El largo historial de este flagelo en Colombia da para contar historias de matrimonios que se disuelven como consecuencia del enamoramiento de dos secuestrados durante el cautiverio, de víctimas que entablan relaciones sentimentales con sus captores -el conocido síndrome de Estocolmo- e incluso, la anulación de cualquier expresión de la sexualidad, como el caso mencionado.
El psicólogo Emilio Meluk, profesor de la Universidad Nacional, es uno de los primeros expertos que estudió y analizó el tema, y en 1999 publicó El secuestro, una muerte suspendida, basado en la experiencia de 280 personas víctimas de este delito. La investigación lo llevó a la conclusión de que en la mayoría de los casos, la sexualidad queda sumida por sentimientos de angustia y temor. «Pasa como a un quinto nivel y, si la hay, es una estrategia de supervivencia, no es una sexualidad legítima -dice Meluk-. En general, frente al vínculo que se establece entre secuestrador y secuestrado no puede hablarse de una relación afectiva, sino de una relación de dos mentirosos engañándose porque cada uno tiene un objetivo específico: el primero quiere controlar y el otro quiere salir vivo».
María Clara Bayón de Cleves, psiquiatra especializada en terapia de familia y de pareja, sostiene con respecto al tema: «Es posible que el secuestro genere situaciones íntimas en todos los niveles, incluidos el afectivo y el sexual, y más aún si hay situaciones de sometimiento, pero hay que tener en cuenta que es una situación consentida por el instinto de supervivencia».
Los expertos coinciden en que a diferencia de lo que ocurre en otros contextos adversos -desplazamiento forzado, catástrofes naturales, prisión- en que la sexualidad se convierte en un antídoto contra la desesperanza, en condiciones de secuestro es una dimensión que tiende a permanecer apagada. «Las relaciones afectivas y sexuales durante el secuestro son extrañas y extremas», sostiene la psicóloga Olga Lucía Gómez, directora de la Fundación País Libre. Sin embargo, reconoce que el cautiverio genera lazos de amistad entre cautivos y secuestradores que puede interpretarse como un comportamiento adaptativo. Por esta razón, los expertos recomiendan a las personas en riesgo de ser secuestradas que en caso de llegar a estarlo deben intentar tener relaciones cordiales con sus captores pero sin perder de vista que son víctimas y que deben diferenciarse de ellos. «De hecho, las cosas por lo general no pasan de ahí -asegura Gómez-. El resto obedece más bien al imaginario de los medios».
SÍNDROME DE ESTOCOLMO
El síndrome de Estocolmo fue bautizado por un caso que ocurrió en la capital de Suecia en 1973. Durante la toma de un banco que duró seis días, una rehén que fue sorprendida besando a uno de sus captores se negó luego colaborar con las autoridades.
Un caso más extremo se dio en California en 1974: Patricia Hearst, heredera del magnate de medios William Randolph Hearst, terminó en las filas del Ejército Simbionés de Liberación, que la había secuestrado y liberado un año antes. Ella declaró después que su compromiso con el grupo se originó en los abusos físicos y sexuales de los que había sido víctima durante el cautiverio.
La austríaca Natascha Kampusch agregó más elementos al síndrome de Estocolmo. Tras ocho años de cautiverio, encerrada en el sótano del electricista Wolfgang Priklopil, quien la había raptado cuando tenía 10, en 2006 logró escapar. Su secuestrador se suicidó y ella confesó entonces que había tenido relaciones sexuales consentidas con él y, bañada en lágrimas, declaró: «No tengo la impresión de que me hayan robado la juventud».
En Colombia se han conocido algunos casos. Por ejemplo, el de una mujer secuestrada por las Farc quien, al final de su cautiverio, decidió ir a vivir a Granada, Meta, para sentirse cerca de sus captores. También el caso de un político que después de dos años de secuestro salió diciendo que Romaña era hombre que necesitaba el país.
El síndrome de Estocolmo no necesariamente se caracteriza por el enamoramiento entre víctima y victimario, sino también por la identificación ideológica entre uno y otro. Según los expertos, se trata de una situación artificial que aparece en forma inconsciente como mecanismo de supervivencia.
Fuente: Cambio (Colombia)
Según el Gaula de la Policía, en los últimos años la participación de las mujeres en delitos como el secuestro y la extorsión han aumentado en un 120 por ciento.
Durante los últimos cinco años, mil doscientas quince mujeres han sido capturadas por estar vinculadas a crímenes relacionados con el secuestro. Los operativos que realizan constantemente las autoridades colombianas lograron desvertebrar organizaciones en diferentes partes del país.
Novecientas noventa y nueve mujeres han sido capturadas por delincuencia común, 58 por pertenecer a la guerrilla del ELN, otras 40 por sus vínculos directos con las Farc, y 40 por grupos paramilitares.
En la capital colombiana se han realizado el mayor número de capturas, y en total 181 mujeres estuvieron relacionadas con estos actos delictivos.
«Nos hemos dado cuenta que así como la mujer ha llegado a importantes cargos en la sociedad, en nuestra investigación tenemos que lamentar que están incursionando en actos delictivos de consideración», señaló a Caracol Radio el coronel del grupo antisecuestro del Gaula, Humberto Guatibonsa.
Entre las regiones más afectadas por las organizaciones delictivas se encuentra Antioquia, con 136; Tolima, con 85 capturas; Valle, con 100; Santander; con 87, y Norte de Santander, con 66.
Para el coronel Guatibonsa, estas organizaciones delictivas están operando de manera similar a la de los hombres, pero con un ingrediente adicional: «sus manera de persuadir y atraer a las víctimas, utilizando todo tipo de artimañas, inclusive con su manera de vestir y por sus atributos físicos», explicó el Coronel del Gaula.
Y es que en la investigación han identificado que las mujeres son incluso más «sanguinarias» a la hora de operar. «Puedo afirmar que tienen más sangre fría a la hora de cometer un delito.
Para dar un ejemplo, hace poco un empresario de la Costa llegó a Bogotá y «aprovechó para ir a una reconocida zona a distraerse un rato. Dos mujeres le hicieron compañía, más tarde lo llevaron a un hotel y como el hombre ya se encontraba muy embriagado, lo ataron para robarle sus pertenencias, pero antes le pidieron las claves de sus tarjetas de crédito y débito. Como el individuo, por su condición, no las recordaba, lo torturaron con fuertes choques eléctricos y más tarde le hicieron varias cortadas en todo su cuerpo», narró el agente del cuerpo de antisecuestro del Gaula de la Policía.
Las mujeres suelen operar sobre todo en la capital colombiana, y entre sus preferencias, están los lugares que concurran a la zona Rosa. «Coquetean y se hacen amigas fácilmente, pero hay que tener mucho cuidado con ese tipo de comportamiento», agregó Guatibonsa.
Fuente: Radio Caracol (Colombia)
unque los viajes por avión se han vuelto solo un poco mas seguros desde la tragedia del 11 de Septiembre — en parte gracias a las cabinas fortificadas, creciente presencia de autoridades aéreas en los vuelos, y la prohibición de llevar cortauñas — aun no es imposible que un grupo de individuos determinados secuestren un avión y lo conviertan en un misil mortífero. Si llegara a suceder tan cosa de nuevo, la única manera segura de proteger los posibles objetivos en tierra, seria destruir el avión en el aire — un escenario de pesadilla que nadie quiere ver. Bueno, pronto las aerolíneas podrían tener otra opción mucho más segura a su disposición, en la forma de una plataforma de software que está siendo desarrollada por un consorcio de 30 compañías europeas e institutos de investigación, que haría que todos los sistemas del avión se vuelvan completamente inusables en el evento de un secuestro de cabina — el control del avión sería entregado a los oficiales en tierra — no importa si uno de los secuestradores es un hacket de la más alta elite. El programa de 36 millones de euros (45 millones de dólares) está siendo encabezado por Airbus (que ya son unos grandes fanáticos del piloto automático), Siemens, y la Universidad Técnica de Munich, y los primeros resultados de esta colaboración serán revelados en una conferencia en el Reino Unido, en Octubre. Esperemos que el grupo ya tenga una solución básica, pues este tipo de tecnología es la que nunca contará con suficiente tiempo para ser aplicada y adoptada.
Fuente: engadget