Interceptaciones ayudaron a la Policía a poner tras las rejas a responsables de 60 homicidios.
Se trata de Alexis Cano Vanegas, alias ‘el Soldado’ y varios de sus cómplices.
«Llevo la cuenta en 57». «Uno más o uno menos, qué más da». «Acabé de tumbar un poste», «Aguanta meterle la muda (silenciador)», son algunas de las frases pronunciadas por ‘el Soldado’, y sus hombres, durante conversaciones que la Policía de Bogotá monitoreó durante meses.
En momentos en que el sicariato está disparado en la capital –en varios de los casos se investigan supuestos posibles negocios de narcotráfico– la salida de circulación del ‘Soldado’ y su banda representa un respiro de seguridad, pues su banda habría cometido al menos 60 homicidios entre los que se cuentan el de una sargento del Ejército, comerciantes, un ex alcalde, abogados y hasta miembros de bandas dedicadas al expendio de estupefacientes.
Lo que arrojan esas grabaciones es que cobraron entre 1,5 y 4 millones de pesos por asesinato.
Llegan más denuncias
Las charlas entre ellos sirvieron como insumo para esclarecer varios casos. Sin embargo, las autoridades no se quedaron sólo con eso. Una vez fueron capturados alias ‘el Soldado’, alias ‘Tolima’, alias ‘Leo’ y alias ‘Ratón’, la Policía de Bogotá registró nuevas denuncias. Dos casos están por resolverse y ellos figuran como los principales sospechosos.
Aunque hay muchas más conversaciones, seis alcanzan para retratar la manera como viven, piensan y «trabajan» los sicarios (escuchar conversaciones en eltiempo.com)
Un ex alcalde y un abogado
Hace un par de semanas, amigos de Carlos Enrique Mejía, ex alcalde de La Mesa (Cundinamarca), tuvieron que viajar a Bogotá para hacer un reconocimiento en fila. La razón: establecer si algunas de las personas que les presentaron había participado en el asesinato del ex mandatario. Un testigo reconoció de inmediato a Jarley Malambo Capera, alias ‘Tolima’, como la persona que disparó contra el ex alcalde el 5 de agosto.
Según su relato, el ex alcalde y él tomaban tinto en una estación de gasolina con unos comerciantes a los que Carlos Enrique Mejía les había arrendado un negocio.
«Él (Tolima) llevaba una cachucha. Después de que entró se quedó mirándonos. Salió de nuevo y regresó como a los 20 segundos a matarlo», dijo el hombre, quien también fue blanco de los disparos.
Todo indica que alias ‘Tolima’ salió del lugar, corrió y se subió a una moto en la que lo esperaba uno de sus cómplices.
Por su lado, ‘el Soldado’ volverá en próximas semanas frente a un juez de garantías. Le imputarán el atentado contra un abogado el 15 de agosto del año pasado.
Según el jurista, ese día un amigo le puso una cita en el centro de Bogotá a las 2:30 de la tarde. Cuando él esperaba en el carro un sicario le descer
ajó cuatro balazos.
«Una bala me fracturó un dedo. Dos tiros me rozaron y otro se alojó a dos milímetros del cerebro», cuenta el abogado.
El sicario huyó en una moto, que cuadras más adelante se accidentó. Huyó pero su conductor, alias ‘el Coreano’, terminó capturado y colaboró con las autoridades. Él delató a su compinche.
Fuente: ELTIEMPO.COM (Colombia)
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El asesinato a balazos de una abogada, embarazada de ocho meses, a manos de dos sicarios de 14 y 19 años, el miércoles en Medellín, ha reabierto el debate sobre los beneficios judiciales de los que gozan los menores de edad en Colombia y su utilización por parte de organizaciones del narcotráfico para realizar sus crímenes. ¿Está cumpliendo el Estado con su responsabilidad de proteger los derechos de niños y jóvenes? ¿Les da la atención requerida cuando éstos comenten delitos menores? ¿Se deben corregir estos errores para frenar el aumento de crímenes cometidos por ellos o, al contrario, el camino es endurecer la legislación penal que los cobija, que para muchos es muy laxa?
La polémica no es nueva, pero ha revivido tras el asesinato el miércoles de Julieth Patricia Mejía, de 28 años, embarazada. Los dos sicarios que dispararon a sangre fría, a plena luz del día, tenían 19 y 14 años. El bebé sobrevivió. Los médicos pudieron salvarle y permanece en una incubadora. Los dos asesinos fueron capturados tras salir tranquilamente del despacho donde acababan de cometer el salvaje crimen. El primero, para evadir la justicia, aseguró tener 16 años; el segundo, 11. Tras las primeras investigaciones, la policía lo desmintió. El mayor, de 19 años, responderá ante la justicia ordinaria; el de 14 años, según la Ley de Infancia implantada hace tres años, irá a una institución especial de reeducación. A esta edad se inicia la responsabilidad penal pero no hay castigo de cárcel.
Según ha trascendido, los dos jóvenes habían pasado por programas de atención al menor y a delincuentes, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), por droga, robo y lesiones personales. «Esto revela que no se está cumpliendo con lo que la ley establece en relación con la atención a estos jóvenes y con los programas que se necesitan para alejarlos de la posibilidad de seguir delinquiendo», dijo Jesús María Ramírez, secretario de Gobierno de Medellín.
No es el primero que lo afirma. Según varios estudios, no se ha asignado el presupuesto necesario para que la nueva Ley de Infancia se respete en su totalidad.
En Medellín, en pleno apogeo del narcotráfico, se hicieron tristemente famosos los sicarios de apenas 13 y 15 años, que por sumas irrisorias de dinero apretaban el gatillo. Un joven de apenas 14 años asesinó al candidato presidencial de izquierda Bernardo Jaramillo en los años noventa. Este año han matado por dinero cuatro muchachos de 17 años, uno de 16 y otro de 15. Uno de ellos entró como si nada a un hospital y remató a un paciente que había llegado herido.
En Cali, la tercera ciudad colombiana más importante, en 2008, en uno de cada cinco homicidios ha participado un menor de 18 años. Este año, en Bogotá, 19 jóvenes han sido detenidos por crímenes.
Elvira Forero, directora del ICBF aseguró que detrás de un 17% de los delitos que se comenten en el país hay un menor de edad. Para ella deben endurecerse las penas para castigar a los adultos que están detrás de estos pequeños delincuentes.
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
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