Con el estudio del aprendizaje desde sus componentes más básicos hemos podido cerrar la brecha entre lo que tradicionalmente la cultura ha considerado al resto de animales, “estúpidos y de conducta robótica” y lo similares que pueden resultar a nosotros. Además permite aislar enormes influencias como el lenguaje que pueden enturbiar los límites del aprendizaje y de lo que no lo es. Skinner, uno de los más prolíficos y brillantes psicólogos se dio cuenta del potencial del aprendizaje de muchas especies denostadas hasta el momento, y les prestó la atención que merecían. En ocasiones, como en la Segunda Guerra Mundial, empleó ese ignorado potencial de aprendizaje con fines sorprendentes: guiar misiles hacia los barcos enemigos.
Fuente: Psicomemorias
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