Un estudio de suicidios ha identificado los patrones de comportamiento que preceden a muchos intentos de suicidio. Esto puede conducir a cambios en la práctica clínica en la atención de pacientes afectados con depresión, ya que muestra los factores clínicos que confieren mayor riesgo de intentos de suicidio.
Las estadísticas de suicidio son aterradoras. Según la OMS, más de 800000 personas se suicidan cada año, y tal vez se da 20 veces ese número de intentos de suicidio. El suicidio es una de las principales causas de muerte en los jóvenes (en el Reino Unido, por ejemplo, es la causa principal de muerte en los hombres menores de 35 años). Se necesitan con urgencia medidas eficaces de prevención del suicidio.
El estudio BRIDGE-II-MIX es un importante estudio internacional respecto a la depresión y el suicidio. Los investigadores evaluaron a 2811 pacientes que sufrían depresión, de los cuales 628 ya habían intentado suicidarse. Cada paciente fue entrevistado por un psiquiatra como si se tratara de una evaluación estándar de un paciente enfermo mental. Los parámetros estudiados incluyeron intentos previos de suicidio, antecedentes familiares, el tratamiento actual y el anterior, la presentación clínica de los pacientes, la forma en que obtuvieron una puntuación en la evaluación de la escala de funcionamiento estándar global, y otros parámetros. El estudio se centró sobre todo en las características y comportamientos de los que habían intentado suicidarse, y los comparó con los pacientes deprimidos que no habían intentado suicidarse. Encontraron que ciertos patrones se repiten antes de los intentos de suicidio.
De acuerdo con el Dr. Dina Popovic (Barcelona):
«Encontramos que los estados mixtos depresivos preceden a intentos de suicidio. Un estado mixto depresivo es donde un paciente está deprimido, pero también tiene síntomas de excitación, o manía. Encontramos esto significativamente más en los pacientes que habían intentado suicidarse previamente, que los que no. De hecho el 40% de todos los pacientes deprimidos que intentaron suicidarse tenían un episodio mixto en lugar de sólo la depresión. Todos los pacientes que sufren de depresión mixta se encuentran en mayor riesgo de suicidio».
«También se encontró que los criterios estándar DSM identificaron el 12% de los pacientes al mostrar estados mixtos, mientras que nuestros métodos mostraron 40% de los pacientes en riesgo. Esto significa que los métodos estándar están perdiendo una gran cantidad de pacientes en riesgo de suicidio».
En un segundo análisis de las cifras, encontraron que si un paciente deprimido presenta cualquiera de los siguientes síntomas:
– conductas de riesgo (por ejemplo, conducción temeraria, conducta promiscua)
– agitación psicomotora (dar vueltas por la habitación, retorciéndose las manos, quitándose la ropa y ponerla de nuevo y otras acciones similares)
– impulsividad (actuar por capricho, mostrando un comportamiento caracterizado por poca o ninguna previsión, la reflexión, o la consideración de las consecuencias),
a continuación, el riesgo de intento de suicidio es al menos 50% mayor.
El Dr Popovic continuó: «En nuestra opinión, la evaluación de estos síntomas en todos los pacientes deprimidos que vemos es muy importante, y tiene inmensas implicaciones terapéuticas La mayoría de estos síntomas no se hará referencia de forma espontánea por parte del paciente, el médico debe preguntar directamente, y muchos. los clínicos pueden no ser conscientes de la importancia de mirar a estos síntomas antes de decidirse a tratar a los pacientes con depresión«.
Este es un mensaje importante para todos los médicos, de los médicos que atienden pacientes con depresión y puede que no prestan suficiente atención a estos síntomas, que no siempre se reportan de manera espontánea por los pacientes, a través de los médicos de nivel secundario y terciario. En los centros terciarios altamente especializados, los médicos que trabajan con pacientes bipolares suelen ser más conscientes de ello, pero que la práctica tiene que alcance a todos los niveles.
La fuerza de este estudio es que no es un ensayo clínico con pacientes ideales – sino que es un gran estudio, desde el mundo real.
El presidente de ECNP, profesor Guy Goodwin (Oxford) dijo: «El reconocimiento de una mayor activación en el contexto de una severa depresión es un importante desafío práctico. Mientras que muchos psiquiatras reconocen que esto constituye un riesgo adicional para el suicidio, y agradecerían mejores escalas para su identificación, la cuestión del tratamiento sigue siendo un reto. Necesitamos más investigación para guiarnos por las mejores prácticas».
El Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud [2002], es el primer informe general de estas características que aborda la violencia como un problema de salud pública en todo el mundo.
Cada año, más de 1.6 millones de personas en todo el mundo pierden la vida violentamente. Los expertos en salud pública señalan que esos datos no son sino la punta del iceberg, puesto que la mayor parte de los actos violentos se cometen puertas adentro y quedan sin registrar.
Aparte de las muertes, millones de personas resultan heridas a consecuencia de la violencia y sufren problemas físicos, sexuales, reproductivos y mentales, tal como se señala en el primer Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud, que hoy hace público la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el Informe se afirma que las muertes y discapacidades causadas por la violencia convierten a ésta en uno de los principales problemas de salud pública de nuestro tiempo.
La violencia es una de las principales causas de muerte en la población de edad comprendida entre los 15 y los 44 años, y es responsable del 14% de las defunciones entre la población masculina y del 7% entre la femenina.
En un día cualquiera, 1424 personas mueren en actos de homicidio, casi una persona por minuto. Aproximadamente una persona se suicida cada 40 segundos.
Unas 35 personas mueren cada hora como consecuencia directa de un conflicto armado.
Se calcula que en el siglo XX, 191 millones de personas perdieron la vida como consecuencia directa o indirecta de un conflicto.
«El Informe nos lanza también un reto en muchos terrenos. Nos obliga a ir más allá de nuestro concepto de lo aceptable y cómodo para cuestionar la idea de que los actos violentos son meras cuestiones de intimidad familiar o de elección individual, o bien aspectos inevitables de la vida», afirma la Dra. Gro Harlem Brundtland, Directora General de la OMS. Añade que «la violencia es un problema complejo, relacionado con esquemas de pensamiento y comportamiento conformados por multitud de fuerzas en el seno de nuestras familias y comunidades, fuerzas que pueden también traspasar las fronteras nacionales».
Además de las facetas conocidas de la violencia colectiva, como las guerras o los conflictos, en el Informe se examinan cuestiones igualmente importantes pero relegadas a menudo a un segundo plano, como la violencia juvenil, el maltrato de menores, el maltrato de ancianos, la violencia contra la pareja, la violencia sexual, la violencia autoinfligida o los suicidios.
Los datos sobre la violencia juvenil indican que la tasa de homicidios entre jóvenes ha aumentado en muchas partes del mundo. Se calcula que, por cada joven muerto a consecuencia de la violencia, entre 20 y 40 sufren lesiones que requieren tratamiento.
Los estudios muestran que las peleas y la intimidación son comunes entre los jóvenes y que el abuso del alcohol es una de las circunstancias que desencadena la violencia.
Por lo que se refiere al maltrato de menores, los datos de algunos países indican que aproximadamente el 20% de las mujeres y el 5%-10% de hombres han sufrido abusos sexuales durante la infancia.
En el Informe se señala que las mujeres son las que corren más riesgos en entornos domésticos o familiares. Casi la mitad de las mujeres que mueren por homicidio son asesinadas por sus maridos o parejas actuales o anteriores, un porcentaje que se eleva al 70% en algunos países. Aunque es difícil obtener cifras exactas debido a la falta de registros, según los datos disponibles, una de cada cuatro mujeres será víctima de violencia sexual por parte de su pareja en el curso de su vida. La mayoría de las víctimas de agresiones físicas se ven sometidas a múltiples actos de violencia durante largos periodos. En una tercera parte o en más de la mitad de estos casos se producen también abusos sexuales. En algunos países, hasta una tercera parte de las niñas señalan haber sufrido una iniciación sexual forzada.
Según el Informe, el maltrato de los ancianos es uno de los rostros más ocultos de la violencia, que además tiene muchas probabilidades de aumentar porque en muchos países la población está envejeciendo rápidamente. Hasta un 6% de los ancianos declaran haber sufrido maltrato.
Por lo que se refiere a los suicidios o a la violencia autoinfligida, está demostrado que es una de las principales causas de muerte en el mundo. En la población de edad comprendida entre los 15 y los 44 años, el suicidio constituye la cuarta causa de muerte y la sexta causa de mala salud y discapacidad.
Los expertos afirman que aunque las estadísticas son escalofriantes, la situación está lejos de ser desesperada.
«La violencia no es inevitable, ni constituye un componente intrínseco de la condición humana», señala la Dra. Etienne Krug, Directora del Departamento de Prevención de los Traumatismos y la Violencia. Añade que «en todo el mundo se encuentran pruebas de que la violencia puede prevenirse con una diversidad de medidas destinadas a los individuos, las familias y las comunidades».
Aunque algunas investigaciones recientes apuntan hacia factores biológicos y otros factores individuales que pueden explicar en algunos casos la predisposición hacia la violencia, con más frecuencia estos factores interactúan con factores familiares, sociales, culturales y otros factores externos para crear situaciones en las que es probable la aparición de la violencia. Entender esas situaciones y esas causas nos ofrece la posibilidad de intervenir antes de que se cometan los actos violentos, proporcionando a los responsables políticos una gran variedad de alternativas concretas para prevenir la violencia.
Entre las recomendaciones para prevenir la violencia que formula el Informe se incluyen respuestas de prevención primarias como los programas de enriquecimiento preescolar y desarrollo social para niños y adolescentes, formación para los padres y medidas para reducir las heridas por armas de fuego y mejorar la seguridad en relación con éstas.
Otras recomendaciones son reforzar las respuestas a las víctimas de la violencia, promover el cumplimiento de los tratados internacionales y la legislación y aumentar la capacidad de recolectar datos sobre la violencia.
Fuente http://www.who.int/mediacentre/news/releases/pr73/es/print.html
2002 Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud (resumen)/OMS
Otros informes OMS
Fuente documentales: http://programastvonline.blogspot.com/2009/09/grupos-violentos-documentales-de-la.html
Artículo completo con vídeos en: érase una vez Niels H. Abel y Evariste Galois
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Un millón de personas se suicida por año en todo el mundo
Un mundo cada vez más deshumanizado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que cada año un millón de personas se quitan la vida, mientras que una de cada 20 que lo intentan cada día lo consigue.
En otras palabras, si todos los intentos se concretaran, el número de suicidios al año sería de ¡veinte millones! ¿Por qué lo hacen? Las causas son múltiples, pero en esencia se siente un hastío ante la vida, la vida que vivimos ya no puede ofrecernos satisfacción y decidimos terminar con ella.
La OMS informó que el suicidio se encuentra entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años y estimó que para el año 2020 la cantidad de estos hechos crecerá 50 por ciento, hasta alcanzar 1,5 millones de muertes anuales.
El Día Mundial para la Prevención del Suicidio tiene lugar cada 10 de septiembre desde 2003 y es una indicativa de la OMS que apunta a mejorar la educación en el tema, distribuir información, reducir la estigmatización y aumentar la conciencia de que el suicidio es prevenible.
El tema elegido este año para promover acciones que eviten que las personas terminen con su vida es «prevención del suicidio en culturas diferentes».
La OMS explicó que los factores culturales, religiosos, legales, históricos, filosóficos y tradicionales influyen en la decisión, por lo que deben ser tomados en cuenta a la hora de abordar la problemática.
Según el organismo internacional, la mayoría de los suicidios pueden prevenirse. Para ello aconsejó reducir el acceso a los medios para hacerlo (pesticidas, medicamentos, armas de fuego); tratar a las personas con trastornos mentales y, en particular a quienes padecen depresión, alcoholismo o esquizofrenia.
También recomendó realizar un seguimiento de los pacientes que intentaron quitarse la vida, fomentar un tratamiento responsable del tema en los medios de comunicación y formar a los profesionales de la atención primaria de salud.
La OMS advirtió que sólo un escaso número de suicidios se producen sin aviso y que, en consecuencia, deben tomarse en serio todas las amenazas de autolesión.
Por último , indicó que la mayoría de las personas que intentan suicidarse son ambivalentes y no buscan exclusivamente la muerte, por lo que muchos suicidios se producen en una fase de mejoría, cuando la persona tiene la energía y la voluntad para convertir sus pensamientos desesperados en una acción destructiva.
Fuente: Conocer Ciencia
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En la sección de Noticias de la web Sin Dioses publicaron una curiosa noticia sobre la serotonina y una especial especie de saltamontes. Este neurotransmisor, que se encuentra en grados diversos en todos los organismos multicelulares terrestres, es capaz de convertir a estos antisociales insectos en los animales más gregarios sobre el planeta, causando en su revuelo plagas que causan enormes daños en varios continentes.
Por ello, al leer esta nueva noticia no debe sorprendernos el descubrimiento realizado por los científicos: la manipulación de la serotonina en los seres humanos puede prevenir algunos suicidios.
En la noticia mencionada hablábamos también de la presencia de receptores de serotonina en los antidepresivos, un vínculo que no debe pasar desapercibido ya que la depresión puede llevar, indiscutiblemente, al suicidio. Esta vez, los resultados llegan desde la Universidad de Verona (Italia), un equipo de científicos de la Organización Mundial de la Salud, trabajando desde esta universidad, asegura que la “reabsorción de inhibidores selectivos de serotonina” (SSRI son sus siglas en inglés), pueden disminuir el riesgo de suicidio en personas ya deprimidas.
“El estudio es un metaanálisis de ocho investigaciones a gran escala cuyo objetivo principal era, esencialmente, saber si estos inhibidores eran capaces de aumentar o disminuir el riesgo en estos pacientes depresivos”, explicó para EurekAlert el doctor Corrado Barbui, uno de los especialistas en el estudio.
Entre los experimentos realizados anteriormente, investigadores de la Administración de Alimentos y Drogas en EE.UU. (FDA), encontraron que el riesgo de suicidio para personas sobre 25 años en estado de depresión era mucho mayor y tendía a aumentar opuestamente a los pacientes de más de 65 años de edad. Otro elemento curioso surgió de los estudios, una advertencia para todos los jóvenes menores de 25 años que estuvieran tomando antidepresivos. Al parecer, el control de la serotonina tenía participación significativa en estos pensamientos de suicidio.
“La muestra de la FDA mostraba un efecto neutro en todos los pacientes, sólo iba en aumento en las edades entre los 18 años de edad y los 25, lo que hemos descubierto ahora es que estos inhibidores selectivos de serotonina construyen un efecto intensamente protector asociados con los adultos que estaban bajo tratamientos con SSRI”, explicó Barbui.
Los científicos aconsejan a los médicos no preocuparse al recetar estos componentes a pacientes con cuadros depresivos fuertes ya que está demostrado que ayudan, en estos individuos, a disminuir sentimientos y deseos de terminar con sus vidas.
La neurología se acerca cada día más a la explicación de la conducta animal a través de una fina manipulación de los químicos que realizan varias y complejas funciones en nuestro cerebro. Desde hormonas que incrementan la confianza, hasta neurotransmisores que te incitan a amar apasionadamente, la evolución se ha encargado de “armar” a los organismos de forma tal, que obtengan el objetivo principal de la vida: copiar sus genomas. En este sentido, la serotonina ha demostrado tender control de funciones sociales, como en el caso de los insectos langosta, y es posible que esta cualidad intervenga al momento de inhibir pensamientos de quitarse la vida. “Es alarmante la forma en que las advertencias anteriores han lastimado los tratamientos con serotonina en los jóvenes, algo en lo que debemos reflexionar profundamente frente a estos nuevos análisis”, dijo el doctor Robert Gibbons de la Universidad de Illinois.
Autora: Glenys Álvarez
Fuente: SinDioses
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Las investigaciones realizadas a lo largo de los dos últimos siglos han demostrado la efectividad de varios protocolos para prevenirlos.
Según un estudio, el 85 por ciento ocurre en los países de bajos y medianos ingresos.
Los autores del estudio afirman que los países pobres pueden mejorar considerablemente la prevención de los intentos repetidos de suicido mediante breves sesiones de información y educación del paciente, después de que éste haya intentado acabar una vez con su vida, según publica el último número del Boletín de la Organización Mundial de la Salud.
Según datos de la OMS, en 2002 hubo 877.000 muertes por suicidio en el mundo y, de ellas, el 85 por ciento tuvieron lugar en los países de bajos y medios ingresos.
El número de intentos de suicidio, según estos datos, puede llegar a ser hasta 40 veces mayor que los suicidios conseguidos.
De hecho, las heridas autoinfligidas representaron en 2002 el 1,4 del total de las enfermedades tratadas, y se espera que la cifra se incremente hasta el 2,4 por ciento en 2020.
El suicidio se encuentra entre las tres causas principales de fallecimiento entre la población de edad comprendida entre los 15 y los 34 años.
Con todos esos datos, los autores efectuaron una investigación entre enero de 2002 y octubre de 2005 en cinco países de muy distinto contexto cultural: Brasil, India, Irán, China y Sri Lanka, para el cual reclutaron a 1.867 personas que habían intentado suicidarse.
«Las personas que intentan suicidarse y no lo consiguen terminan con frecuencia en las salas de urgencias de los hospitales. Pero en los países de bajos y medianos ingresos, si no hay complicaciones (de salud), los pacientes son dados de alta después de ser tratados de sus heridas, sin ser derivados a los servicios de salud mental», explicó una de las autoras, Alexandra Fleischmann.
«Sin embargo -agregó- si proporcionamos al paciente información y le hacemos un seguimiento con simples llamadas telefónicas, se pueden evitar nuevos intentos y se pueden salvar vidas».
Los pacientes que participaron de forma voluntaria en el estudio, reclutados en los servicios de urgencias de los hospitales colaboradores, fueron sometidos de forma aleatoria a dos tipos de tratamiento: o bien el habitual (tratar las heridas físicas) o bien el habitual más una intervención psicológica consistente en una sesión breve de información y una serie de contactos de seguimiento.
En el grupo sometido al tratamiento más completo (con el seguimiento de ayuda), la tasa de defunciones por suicidio fue significativamente menor (0,2 por ciento) que en el grupo tratado de forma habitual (2,2 por ciento).
Fuente: EFE