Aunque estamos acostumbrados a que la religión pueda imponer con total impunidad y sin posibilidad de crítica alguna su antidemocrática, discriminadora y supersticiosa visión del mundo, en ciertas ocasiones aparece una noticia que induce a pensar que no todo está perdido en esta desigual lucha entre la democracia y el fanatismo o entre la racionalidad frente a la superstición.
“hacer manifestaciones religiosas y tampoco avergonzar a los demás usuarios”
Imagen: Carlos_Felo via photopin cc
La Guardia Civil no ha hallado ninguna irregularidad en los restos de uno de los trenes del atentado del 11-M; descubiertos en el taller de Tafesa (la empresa que se encargó de la reparación de los convoyes destruidos por las mochilas/bomba de Atocha).
Se trata de la chatarra procedente del tren que explotó en la estación de Santa Eugenia. Este hallazgo, aireado por el diario Libertad Digital, dio alas a los abanderados de la llamada teoría de la conspiración y, además, propició que el actual fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ordenara a la Fiscalía de Madrid que investigase esa notitia criminis y dictaminase si había alguna ilegalidad en torno a ese hallazgo.
Es la táctica: se le da mucho bombo a la noticia, no se publica el resultado de la investigación, y muchos crédulos siguen en la idea de que no se quiere investigar.
Fuente: ANTICLERICAL