El pleito imposible de perder… y que sin embargo se perdió. Sin embargo, la anécdota, aunque es divertida, tiene su trampa: en realidad lo que había en aquel caso eran dos pleitos, no uno solo.
Y, sin embargo, sí que ha habido al menos un pleito que era imposible de perder. O de ganar. O ambas cosas. O ninguna, según se mire.
El primero de los protagonistas del caso se llamaba (y se sigue llamando, hasta donde yo sé) Robert Lee Brock, aunque es más conocido como «Two Souls Walker», un apodo que hasta suena poético y todo, ¿verdad? La carrera judicial de Brock se inició hace ya unos cuantos años, a consecuencia de un involuntario cambio de domicilio: tras haber sido pescado por la policía cometiendo un robo pasó a residir en la prisión estatal de Virginia, en EE.UU.
Muchas personas, al entrar en la cárcel, deciden dar un cambio radical en su vida. Eso mismo hizo «Two Souls Walker»: dejó de ser el azote de las casas ajenas para convertirse en el azote de los tribunales, exigiendo que respetasen sus derechos más elementales. Tal y como relata esta resolución del Tribunal de Apelación, Brock
…presentó veintinueve apelaciones ante este Tribunal solo en 1995-96, haciendo de él uno de los más frecuentes litigantes, si no el que más, en esta demarcación judicial.
Brock tiene una larga historia de apelaciones frívolas, en lo que parece un esfuerzo para minar el sistema legal que le envió a prisión. A lo largo de su hisotira litigiosa, Brock se ha quejado acerca de todos los aspectos de su tratamiento legal y las condiciones de la prisión, incluyendo, entre otros, comida, vestuario, acceso y malas condiciones de la biblioteca jurídica de la prisión, reparto del correo, agua caliente, el incorrecto emplazamiento de un espejo para discapacitados, teléfonos, necesidades de la cantina, suministros de material artístico, estrés mental y el precio del café. Una de las apelaciones anteriores de Brock, interpuesta cuando solo tenía pendientes treinta reclamaciones en varios juzgados, exigía «un millón de dólares por crueldad mental y crueles e inusuales castigos» porque las enfermeras de la prisión dijeron que no cuando Brock les pidió que sus comidas contuvieran «carne extra» o «vitaminas en vez de vegetales». El Tribunal del distrito desestimó este caso por frívolo. Brock respondió interponiendo numerosas demandas adicionales, incluyendo una reclamación contra la víctima del delito por el que fue encarcelado…
El Tribunal sigue relatando que Brock interpuso en su día demandas por terribles violaciones de sus derechos constitucionales, como que
…había sido «alojado con negros» y que «estaba encarcelado a doscientas millas de su familia».
La cosa llegó hasta el extremo de que en otra de sus reclamaciones Brock solicitaba
…entre otras cosas la reconsideración de todas sus demandas previas y el pago de 72.000.000 de dólares como indemnización.
Sin embargo, todo esto cambió en 1995, cuando por lo visto Brock se dio cuenta de que la culpa de sus tribulaciones no era del sistema judicial, sino de su propia conducta. De modo que decidió demandar al otro protagonista de la historia, que es… sí, lo adivinaron: Robert Lee Brock, alias «Two Souls Walker».
Basaba su demanda en que la conducta del demandado (o sea, la suya) había llevado al demandante (a él) a una situación de alcoholismo y delincuencia a consecuencia de la cual el demandante (y demandado) había dado con sus huesos en la cárcel. Por lo cual solicitaba su propia condena al pago de una indemnización de cinco millones de dólares.
Pasta que el demandado, por supuesto, no podía pagar debido a que, al estar en prisión, carecía de ingresos. De modo que el demandante exigía que fuese el Estado de Virginia, como responsable último de esa falta de ingresos, quien se la pagase.
Ingenioso, ¿verdad? De hecho, demasiado ingenioso, como debieron pensar los Tribunales. Que, por supuesto, desestimaron la demanda y la correspondiente apelación.
Así que, en definitiva, el pobre Robert Lee Brock también perdió el pleito… incluso cuando se demandó a sí mismo.
P.S. para curiosos: dado el historial del pájaro, quizá se pregunten ustedes de qué iba el caso en el que el Tribunal de Apelaciones relataba su larga carrera de pleitos.
Pues se trataba simplemente de que Brock demandaba a las autoridades penitenciarias porque, según afirmaba, estaba
…»siendo bien envenenado o bien sometido a un experimento», ya que uno de los ingredientes listados en la etiqueta de la botella de sirope para las tortitas servidas en la prisión es glicol de propileno, que el demandante afirma que se emplea también en desodorantes y anticongelantes.
El Tribunal decidió… bueno, seguro que eso ya lo han adivinado, ¿verdad?
Fuente: EL FONDO DEL ASUNTO