Fernando Cuartero, el catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos y subdirector académico del Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) condenado a pagar una multa de 204 euros por haber calificado en una carta de “vulgares estafadores” a unos espiritistas, ha sido absuelto en segunda instancia por haber prescrito la posible falta para cuando se celebró el juicio. El magistrado Eduardo Salinas, de la Audiencia Provincial de Albacete, no entra al fondo del asunto -si calificar de estafador a un espiritista resulta injurioso- porque, una vez prescrita la posible falta no ha lugar, ya que todo el proceso queda anulado. “Se trata de una completa victoria frente al pensamiento mágico. Es como un gol de penalti en el último minuto; sigue siendo gol”, me contaba el catedrático minutos después de conocer el fallo.
El II Seminario Vida después de la Vida contó en octubre de 2009 con la presencia del parapsicólogo Raymond Moody, autor del libro Vida después de la vida (1976), y la médium Marylin Rossner, que protagonizó una sesión espiritista en el paraninfo de la universidad castellano-manchega. El organizador del acto, Rafael Campillo, incluyó en un principio el logotipo de la UCLM en la convocatoria del acto y presentó a la institución como colaboradora del mismo, pero tuvo que quitarlo cuando varios profesores alertaron de ello a los responsables académicos. Cuartero mandó una carta al vicerrector del campus de Albacete que publiqué aquí con su permiso y en la que decía que las jornadas eran “pura pseudociencia y charlatanería, algo completamente impropio de una institución científica y seria como es una universidad”, y manifestaba su “total desaprobación a este tipo de actos, como también a sesiones de astrología, quiromancia, videncias, y otras supercherías que no deben tener cabida en una sede como la nuestra”. Y añadía respecto al uso del logotipo de la UCLM: “Aquí me permito recordarte que es eso precisamente lo que buscan. Este tipo de vulgares estafadores, por el módico pago de unas tasas, obtienen, mediante una mala práctica, un pretendido amparo académico que es completamente falso”. Campillo considero ofensiva la frase que se refiere a los espiritistas como “vulgares estafadores” y demandó al catedrático.
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