Sharia Watch UK prepara un reporte sobre la radicalización del islam en las universidades del Reino Unido.
Ya había suficiente motivo de preocupación sobre la influencia del islam en los campus británicos, incluso antes de los vomitivos espectáculos de la barbarie medieval del Estado Islámico, y el hecho profundamente inquietante de que muchos musulmanes británicos están optando con entusiasmo por viajar al extranjero para luchar con ellos.
Para dar sólo dos ejemplos del último año más o menos, la LSS se ha conmocionado al ver la facilidad con la que la segregación de género y la censura se han convertido en características de la vida universitaria británica, y también que algunos estudiantes y cuerpos universitarios no se han mantenido al margen y sólo permitido que esto ocurra, sino que lo han permitido y alentado activamente.
El ascenso del Estado islámico, junto con el apoyo ideológico e incluso físico que goza por parte de muchos musulmanes británicos, entre ellos estudiantes universitarios, sólo ha aumentado las apuestas y puesto más de relieve la a menudo altamente disfuncional relación entre las universidades británicas y el islam.
Durante demasiado tiempo cualquier crítica del islam y del daño realizado en su nombre, en el campus y más allá —sin importar qué tan suave o verídica sea la crítica— se ha encontrado con acusaciones instantáneas de «racismo» e «islamofobia». Sin duda habrá acusaciones similares como consecuencia de este informe. Podemos prepararnos para eso.
Aún así, la LSS presionará. Vamos a seguir hablando claro, vamos a seguir apoyando a organizaciones como Sharia Watch UK que hablan, y nos negaremos a ser silenciados con payasadas de patio de recreo, tales como las acusaciones de «racismo» e «islamofobia», que están diseñadas para apagar el escrutinio e intimidar.
La LSS insta a cualquier persona que comparta nuestras preocupaciones a hablar sobre estos temas. De lo contrario, nuestra situación sólo seguirá un patrón ya muy familiar: sólo va a empeorar y empeorar.
Fuente: DE AVANZADA
CEDRO, que dice representar los derechos intelectuales de un grupo de 20 000 autores y editores, presentó sendas demandas judiciales contra las dos universidades por piratería, considerando que violaba la propiedad intelectual al copiar ilícitamente materiales en sus Campus Virtuales.
Pues bien, los señores de CEDRO consideran que las universidades están “pirateando” derechos de autor por colgar materiales protegidos en sus campus virtuales. No conozco exactamente que textos ofrecerán como recurso docente los filólogos árabes o los profesores de escultura en Bellas Artes, pero sí se lo que ofrecen los profesores de Biología y son fundamentalmente separatas de artículos científicos, presentaciones de power point con fotos escogidas de diferentes fuentes (libros, revistas, internet), archivos de datos para realizar distintos análisis, algunos documentales y cosas por el estilo.
La mayor parte de ellos incluyen el derecho a la consulta por parte de la comunidad universitaria, como es lógico. Mal funcionaría una biblioteca si no pudiera dejar leer sus libros más que al funcionario que realizó la compra. Un campus virtual no deja de ser el equivalente a una Facultad online, con su biblioteca incluida, pero con un acceso aún más restringido; cualquier ciudadano puede entrar a una biblioteca universitaria y consultar un libro en la sala, pero solo los alumnos matriculados de una asignatura pueden acceder con su contraseña a su espacio en el campus virtual.
Y es que la versión de la Conferencia de Rectores es muy diferente a la de CEDRO. La CRUE ha remarcado que las universidades no se han negado a negociar, tal y como afirma la empresa demandante. Por el contrario, celebraron negociaciones con CEDRO desde julio de 2010 con la mediación del Ministerio de Cultura. Sin embargo, según la versión universitaria, CEDRO se retiró unilateralmente de la negociación cuando se le pidió una relación de los autores a los que representa, algo lógico si se pretende cobrar por una producción intelectual: habrá que saber si se está pagando al autor o a otras personas diferentes que se embolsarían el trabajo ajeno. CEDRO pretende que las universidades le paguen 5 euros por alumno matriculado en concepto de derechos de autor, haciendo tabla rasa y sin conocer ni el volumen ni la autoría de los recursos por los que supuestamente se pagaría ese importe, que alcanzaría los 7.5 millones de euros anuales en todo el estado. Todo ello sin poder saber a qué autores o entidades se les va a entregar.
Ampliar en: La Ciencia y sus Demonios
A la hora de donar el cuerpo a la ciencia, cada universidad tiene sus normas, aunque básicamente coinciden en unos ciertos puntos:
1. No se admitirán cadáveres en caso de que la muerte haya sido violenta y por tanto dé lugar a acción judicial y a autopsia para determinar la causa de la muerte.
2. No se aceptan cadáveres cuyos órganos se hayan donado para transplante, excepto en el caso de las córneas.
3. No se aceptan cadáveres que presenten gangrenas o úlceras, así como que manifiesten los momentos iniciales de la descomposición. Tampoco, amparándose en el decreto 72/1999 de Sanidad Mortuoria, se aceptan cuerpos de personas con enfermedades infectocontagiosas como tuberculosis, SIDA, hepatitis vírica o cualquier otra que pueda poner en riesgo la salud de quienes manipulen el cadáver.
4. En caso de fallecimiento fuera de la provincia o a más de cierta distancia tampoco se acepta el cadáver, ya que la facultad corre con los gastos de traslado y, generalmente, de inhumación o incineración posterior (ya digo que cada facultad tiene sus normas).
Para donar, la persona tiene que haber manifestado en vida su deseo; para ello debe solicitar el formulario en la Facultad de Medicina correspondiente, rellenarlo y firmarlo tanto él como dos testigos en el momento de entrega de la documentación. La leyenda urbana del uso de cadáveres de mendigos es más falsa que un billete de dos euros con la cara de Popeye, todo estudiante de Medicina sabe que en la mesa de disección descansa el cuerpo de alguien que tenía claro a dónde iba cuando se muriera y “dejó tó los papeles arreglaos”.
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