Las ondas electromagnéticas que generan los dispositivos WiFi se alejan del debate pseudocientífico que las relaciona erróneamente con supuestos perjuicios para la salud para ponerse al servicio de la ciencia. El equipo formado por Karl Woodbridge y Kevin Chetty han dado un uso cuando menos curioso a estas ondas, que existen en los hogares, oficinas y en las calles gracias al auge de la conectividad a Internet inalámbrica.
Según su iniciativa, gracias a un dispositivo con la función de radar, podrían ser capaces de visualizar sin que las paredes de los edificios sean un obstáculo. Dentro de éstos tendría que haber routers emitiendo señales WiFi en la frecuencia de 2.4 GHz, que serían captadas por este equipo, dotado de una CPU y dos antenas pasivas. Una de éstas recibiría las señales en dicha frecuencia que procedan del entorno y la otra recogería las variaciones de estas señales gracias al llamado efecto Doppler. Éste consiste en el aparente cambio de frecuencia en función de la distancia respecto a la fuente de emisión de las ondas.
¿Qué utilidad podría tener este radar WiFi? La monitorización en determinadas situaciones de seguridad parece la más obvia. Por ejemplo, podría servir para detectar intrusiones no permitidas en habitaciones como las de los ladrones. La industria militar podría utilizarlo para crear dispositivos que detecten movimiento a través de paredes y localizar así al enemigo, pero por fortuna el sector sanitario también podría beneficiarse facilitando la monitorización que se utiliza en los hospitales eliminando sensores y cables.
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En la web ConexiónInversa informan de algunos dispositivos informáticos de interés forense:
UFED (Universal Forensic Extraction Device)
Maravilloso producto distribuido por CELLEBRITE capaz de extraer datos de la mayoría de dispositivos móviles del mercado, incluidos los smartphones y dispositivos PDA (Palm OS, Microsoft, Blackberry, Symbian, iPhone y Google Android).
VOOM HARDCOPY III
Para borrar los datos de forma segura se dispone de una unidad especial de borrado de discos duros llamada Drive eRazer. El Drive eRazer se conecta a un disco duro y este hace todo el trabajo de borrado. Borra el disco a razón de 35 MB/s, mucho más rápido que hacerlo por software y por su puesto sobreescribe en ceros, muy empleado por el ejercito de los EE,UU.
Durante dos años, varios individuos no identificados estuvieron escuchando las conversaciones entre los dispositivos inalámbricos de mano utilizados por los empleados de un centro comercial de la firma Marshall en Minessotta y las cajas registradoras y ordenadores de la tienda.
Los intrusos utilizaron una antena wi-fi y un ordenador portátil para hacerse con los datos de acceso de algunos empleados a los servidores centrales, lo que les permitió luego acceder a la base central de datos de la cadena TJX, a la que pertenece el comercio espiado. Esta gran cadena comercial, valorada en 17.400 millones de dólares, utilizaba WEP para cifrar sus comunicaciones wireless en 2005, pese a que desde 2001 no se consideraba a ese protocolo seguro y desde 2003 se recomendaba el uso del más seguro WPA.
Se estima que los intrusos han podido acceder a los datos de entre 50 y 200 millones de tarjetas de crédito (que figuraban en los registros de cuatro años de actividad), además de números de licencia de conducir, números de seguridad social e identificaciones militares de casi medio millón de clientes…
Según fuentes policiales, la forma de operar de los intrusos -que aún no han sido localizados- hace pensar que pudieran trabajar para bandas de Europa del Este. Los datos de las tarjetas de crédito eran vendidos y utilizados mientras aún se seguían robando datos nuevos.
El coste de este nuevo robo de datos es aún incalculable y se estima que llevará años determinarlo.
Fuente:
How Credit-Card Data Went Out Wireless Door [The Wall Street Journal].