Dejar de ser un miembro de la mafia japonesa Yakuza y reinsertarse en la vida civil no es fácil. Entre otras cosas porque su estricto código de honor les obliga a cortarse el dedo meñique, y partes de otros dedos, cuando comenten un error grave o un acto desleal. Así que resulta bastante sencillo identificarlos.
La cadena ABC ha entrevistado a Shintaro Hayashi, un fabricante de prótesis japonés que ha visto incrementada la demanda de dedos en los últimos años, muchos de ellos de ex miembros de la Yakuza. «Hayashi divide a su clientela en tres categorías», explican. «Aquellos que acuden a él obligados por sus novias preocupadas por la reputación, ex miembros que están deseando ascender pero les preocupa que se descubra su pasado, y viejos miembros de la Yakuza que no tienen intención de dejarlo, pero necesitan cubrirse para la boda de un hijo o el evento deportivo de un nieto».