Reticare, es la marca de una lámina que, a cambio de un nada módico precio, supuestamente protege a los usuarios de dispositivos con pantallas iluminadas por LED (móviles táctiles, tabletas, etc.) de lo que la propia empresa vendedora califica como “luz tóxica“, unas malvadísimas radiaciones que por lo visto nos van a dejar a todos ciegos. Una afirmación que resulta tremendamente chocante, la verdad. Pero tranquilos: según nos explica también la empresa, el producto está avalado por los trabajos de investigación de un grupo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid.
En fin, un aval científico tan impresionante como… bueno, digamos que poco consistente. Lo cuenta muy bien el prestigioso blog Ocularis en esta entrada, de la que reproduzco un par de párrafos:
Voy a intentar resumir tanto artículo con un párrafo. Los ojos trabajan con luz, necesitan la luz para ejercer su función. Es un órgano que está expuesto a la radiación solar en todos los animales, incluidos nosotros. La evolución ha ido adaptando y modificando el órgano para que no se deteriore, como es fácil de suponer. No se ha demostrado que una exposición normal a la luz solar sea perjudicial, y no se ha demostrado que ninguna protección o barrera prevenga de enfermedades oculares. No se ha demostrado que se produzca un deterioro de la retina debido a la luz visible más energética (luz azul), y no se ha demostrado que filtrando esta luz azul prevengamos de daños en la retina. Por otra parte, la luz solar es más intensa y energética que la luz artificial que se originan en pantallas LED. Si con la dosis más alta los filtros no son útiles, con la dosis más baja, la plausibilidad es incluso menor.
Profundizar en más explicaciones sería repetir lo mismo de lo que ya hablé en la serie de las lentes intraoculares amarillas. Pero también hay información en otras webs. Quien quiera leer más sobre el tema recomiendo dos artículos del blog La mentira está ahí fuera, una lectura muy recomendable. En el primero se contraponen las afirmaciones de los vendedores del Reticare con la evidencia científica. En el segundo hacen un análisis del estudio en el que se basa la comercialización del Reticare. El estudio, efectivamente, ofrece serias dudas metodológicas, dudas éticas sobre conflicto de intereses, y por su propio diseño no sirve para dar validez a ningún filtro. De hecho, no se puede hacer ninguna afirmación clínica ni práctica a partir de él.
Vamos, que la hipótesis de partida (lo de la peligrosidad de la “luz tóxica” de los dispositivos) es más que dudosa, y los estudios científicos ni parecen nada sólidos ni realmente tienen nada que ver con el dichoso filtro.
Por su parte, la empresa Reticare ha aportado nuevas evidencias científ… ah, no: ha intentado que Ocularis retire la entrada. Ya saben: a falta de argumentos científicos, exhiben su musculatura legal. Con lo feo que está eso de mandar una carta de un bufete de abogados en vez de un puñado de referencias a estudios serios o, no sé, una felicitación navideña…
En cualquier caso, les remito a las entradas de Ocularis o La mentira está ahí fuera (o a lo que cuenta hoy en Naukas el bueno de Arturo Quirantes) en cuanto a los fundamentos científicos (o más bien la falta de fundamentos científicos) de Reticare. Por mi parte la cuestión que me planteo es la de la participación de la Universidad Complutense. ¿Saben los responsables universitarios que se está empleando su aval de una forma tan… bueno, tan poco consistente? Si no lo saben, ¿es que no verifican, aunque sea mínimamente, quién y para qué emplea ese sello de calidad? Y, si lo saben, ¿no les importa ver su prestigio académico e investigador comprometido de esa manera?
El caso de Reticare y la Complutense no es único, pero sí sintomático. Y quizá va siendo ya hora de que alguien empiece a elaborar un diagnóstico y proponer una cura.
Fuente: La lista de la vergüenza
Autor: Fernando Frías
La tecnología OLED ocupa un lugar central en la visión de Philips sobre la iluminación de interiores del futuro. Por primera vez, Philips ha creado un panel OLED suficientemente brillante para ser usado en iluminación funcional.
Según OLED Info, “Este es el primer OLED que rompe la barrera de ‘iluminación funcional’, ya que el nuevo panel desarrollado por Philips alcanza un brillo de 115 lm”. Pero hay un problema, el mismo que ha hecho que Philips se centre nuevamente en los pequeños displays de dispositivos móviles y poco más. “El problema principal con el GL350 es que no es muy eficiente: 16.5 lm/W, lo que no lo hace muy adecuado para la iluminación general”.
Otras datos técnicos: la luminancia es de 4000 cd/m2, la temperatura del color es 3250K y tiene un CRI de 90. La vida del panel se estima en 10 000 horas. Philips planea distribuirlos en unidades compuestas por tres paneles.
Fuente: ISon21
Mitsubishi Electric Corporation exhibe en CEATEC JAPAN 2011, en la sala de exposiciones Makuhari Messe en Japón, la compañía presenta sus últimas tecnologías de vanguardia y los últimos productos en áreas que van desde uso doméstico a los relacionados con el espacio.
El escenario principal será una pantalla de gran tamaño y alta resolución de diodos orgánicos emisores de luz (Diamond Vision OLED) en una configuración semiesférica, con un amplio ángulo de visión. La pantalla mostrará las imágenes que maximizarán su forma redondeada, y la introducción de una variedad de tecnologías de Mitsubishi Electric que están contribuyendo a los campos de imagen, infraestructura social y espacio.
Pantallas planas para televisores, ordenadores y otros dispositivos de pantalla grande pronto podrán mostrar imágenes brillantes y nítidas, mientras consumen muho menos energía, gracias a los transistores que utilizan nanotubos de carbono para suministrar corriente de una nueva manera.
Será como mínimo dentro de un par de años hasta que la tecnología, que se describe en Science del 29 de abril, se comercialice. Pero con el tiempo pueden ser más baratas, además de que duran más y consumen menos energía que las mejores pantallas de cristal líquido actuales.
La nueva tecnología emplea diodos orgánicos emisores de luz, u OLED, pequeñas películas delgadas que crean la luz en respuesta a la corriente eléctrica. Esta tecnología tiene varias ventajas sobre las tradicionales pantallas de cristal líquido – que no son retroiluminados-, por ejemplo, por lo que la oscuridad no se crea mediante el bloqueo de luz, sino por los diodos individuales que emiten menos luz. Lo cual ahorra energía.
Pero hacer que las pantallas OLED sean mucho más grandes que las de un teléfono celular inteligente ha sido problemático. Mientras que consumen menos energía en general, se precisa una descarga de corriente para arrancar cada píxel. Los transistores que proporcionan esta cantidad de corriente son voluminosos y ocupan un valioso espacio en la pantalla, además también requieren una construcción elaborada, cara y el rendimiento de píxeles que no son uniformes, es un problema que crece con el tamaño de la pantalla, dice el coautor del estudio Andrew Rinzler de la Universidad de Florida (EE.UU.).
Para eludir estos problemaso, Rinzler y sus colegas utilizaron una red de nanotubos de carbono para gestionar la corriente eléctrica. La capa de nanotubos es porosa, dejando pasar la luz, por lo que el transistor y las capas de emisión de luz pueden ser apilados verticalmente en vez de situarse de lado a lado, con el consiguiente ahorro. El 98 por ciento del dispositivo emite luz. Eso no es poca cosa, dice el nanotecnólogo Chongwu Zhou de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles.
«Esta es una maravillosa pieza de trabajo», dice Zhou. «Se reúnen un montón de innovaciones.»
Fuente: ScienceNews