Física
Física
Este montaje de Ivo leko se basa en utilizar de forma creativa un poderoso imán de neodimio (que el usuario lleva en la mano) cuyo campo magnético afecta al magnetómetro, el acelerómetro y el micrófono del iPhone – algo que podría aplicarse a cualquier otro smartphone porque casi todos llevan estos componentes.
Fuente: microsiervos
Nacido, hace 99 años, en Carolina del Sur, Townes se licenció en física en 1936 y llegó a ser profesor en la Universidad de Columbia en 1950; en aquellos momentos las mentes pensantes mas importantes del mundo de la física se enfrentaban al problema de llevar los máser de la teoría a la realidad. Un máser es un amplificador de microondas, de la misma manera que un láser es un amplificador de luz.
Por eso cuando finalmente, y a pesar de las críticas, Townes consiguió fabricar el primer máser en 1953, se abrió la puerta a sucesivos estudios que llevaban el concepto mas allá. El aparato usaba amoniaco para producir una amplificación de microondas hasta los 24 GHz. Fue un trabajo tan importante que le supuso ganar el premio Nobel de Física en 1964 junto con Nikolay Basov y Alexander Prokhorov.
Y es que en base a los máser se pudo aplicar el mismo concepto a la luz para crear los láser. Y desde entonces usamos los láser como una herramienta para todo, desde la comunicación hasta medicina, pasando por los usos militares cada vez mas frecuentes. La influencia que tiene Charles Townes en la física aplicada actual es imposible de medir.
Fuente: omicrono
La espintrónica es el futuro de las memorias magnéticas. Un eskirmión magnético puede almacenar un bit gracias a su gran robustez. Ideal para memorias por su tamaño nanométrico y por su bajo consumo (para su manipulación bastan corrientes eléctricas muy pequeñas). Se publica en Scientific Reports un estudio de la interacción mutua entre eskirmiones para determinar la separación mínima entre ellos que garantiza que dos bits eskirmiónicos no interfieran entre sí. También se estudian otros parámetros geométricos para su fabricación por nanolitografía.
Las memorias de eskirmiones están formadas por un nanocable (nanowire) o por una nanocinta (nanostrip) en la que los eskirmiones se generan (escriben), se almacenan (memorizan) y se destruyen (leen). Los eskirmiones se mueven en línea recta como si fueran caballos de carreras en un hipódromo. Por ello a estas celdas de memoria se las suele llamar nanohipódromos (nanoracetracks) o para abreviar nanódromos (nanotracks); en inglés se suele hablar de skyrmion-based racetrack memory (RM), o memoria de hipódromo basada en eskirmiones.
El artículo técnico es Xichao Zhang et al., “Skyrmion-skyrmion and skyrmion-edge repulsions in skyrmion-based racetrack memory,” Scientific Reports 5: 7643, 06 Jan 2015; arXiv:1403.7283 [cond-mat.mtrl-sci]. En este blog puedes leer “Skyrmiones (vórtices nanomagnéticos) observados por primera vez de forma directa gracias a los electrones que los atraviesan,” LCMF 16 Jun 2010.
Ampliar en: La Ciencia de la Mula Francis
El cerebro es el órgano más complicado de nuestro cuerpo. Genera la consciencia, nuestro “yo” interior, almacena los recuerdos, inventa y sueña. Un futuro cerebro artificial, similar al humano, pero sin sus errores, sin emociones, sin que se canse, tan potente como se necesite, sería la puerta a una nueva edad en la historia de la humanidad. ¿En qué estado se encuentra el desarrollo de máquinas pensantes que imitan el cerebro?
Todavía estamos dando los primeros pasos. Los estudios neurocientíficos durante el último siglo han descubierto que la consciencia y la mente emergen del funcionamiento de las neuronas y de las conexiones sinápticas entre ellas. Sabemos muy bien cómo funciona una neurona individual, pero aún no entendemos como surge la mente. Por ello, uno de los enfoques en el campo de la inteligencia artificial es el desarrollo de ordenadores basados en neuronas artificiales. Circuitos electrónicos que simulan en detalle el funcionamiento de las neuronas. Los científicos defensores de la llamada “inteligencia artificial fuerte” proponen que la mente aparecerá de forma espontánea cuando desarrollemos un sistema neuromimético tan complicado como el encéfalo humano. No será fácil porque nuestro encéfalo contiene unos 86 000 millones de neuronas. Estas neuronas se conectan entre sí mediante sinapsis. En promedio, cada neurona recibe información a través de unas 10 000 sinapsis y envía información a unas 1 000 sinapsis. Hoy en día lo difícil es simular el funcionamiento de las sinapsis mediante microcircuitos electrónicos. Se ha publicado un gran avance en este sentido en la revista Physical Review Applied. Científicos de la Universidad de Harvard (EE.UU.) han desarrollado los primeros circuitos neuromiméticos que imitan fielmente el comportamiento de las sinapsis entre neuronas. Estos circuitos reproducen la capacidad de las sinapsis de reforzarse y debilitarse con el tiempo, de aprender, olvidar o almacenar recuerdos. Estos dispositivos microelectrónicos muestran una plasticidad similar a la de las neuronas y se pueden usar para estudiar cómo trabaja el encéfalo.
El artículo técnico es Sieu D. Ha, Jian Shi, Yasmine Meroz, L. Mahadevan, Shriram Ramanathan, “Neuromimetic Circuits with Synaptic Devices Based on Strongly Correlated Electron Systems,” Phys. Rev. Applied 2: 064003, 2014; arXiv:1411.4179 [cond-mat.str-el]. Más información divulgativa en Cátedra de Cultura Científica, “Crean un circuito que imita a las neuronas y aprende y desaprende,” Next, Voz Pópuli, 16 Dic 2014; en inglés recomiendo Matteo Rini, “Synopsis: Mimicking the Brain,” Physics, 04 Dec 2014.
Fuente: La Ciencia de la Mula Francis
La masa, tamaño y edad de las galaxias creadas gracias al uso de la supercomputadora EAGLE son casi idénticas a las reales
Fuente: mdz online