En The New Yorker, The Nocebo Effect: How We Worry Ourselves Sick,
Las víctimas del síndrome del wifi afirman que las emisiones de radio de las comunicaciones móviles causan dolor de cabeza, náuseas, cansancio, hormigueos, dificultad para concretarse y problemas gastrointestinales, entre otros […] los científicos le han dado un nombre a esto: intolerancia ambiental idiopática atribuida a campos electromagnéticos [hipersensibilidad electromagnética], pero nadie ha encontrado ninguna evidencia de que suponga algún riesgo.
Sin embargo el síndrome del wifi puede tener sentido en el contexto de un fenómeno aún mayor: el efecto nocebo.
El efecto nocebo es algo así como el lado oscuro del efecto placebo. Según la Wikipedia,
El efecto nocebo se refiere al empeoramiento de los síntomas o signos de una enfermedad por la expectativa, consciente o no, de los efectos negativos de una medida terapéutica […] una respuesta orgánica del sujeto como consecuencia de las expectativas pesimistas propias del sujeto al pensar que el fármaco le causaría efectos dañinos, dolorosos y desagradables.
El efecto nocebo se puede dar incluso aunque no haya medicamento ni química alguna por medio —como reacción negativa una sustancia placebo.
El artículo de The New Yorker hace mención a estudios llevados a cabo sobre el síndrome del wifi en voluntarios que fueron sometidos a estas señales sin saberlo y voluntarios que no fueron sometidos a ellas aunque se les hizo creer que sí, de forma similar a los estudios que se hacen con medicamentos y sustancias placebo.
Entre aquellos voluntarios que no fueron expuestos a señales inalámbricas, aunque ellos creían estarlo, se detectaron o reportaron los síntomas comunes del síndrome del wifi (hormigueo en las extremidades, problemas intestinales o de concentración,…). Algunos llegaron a tal grado de incomodidad que tuvieron que salir de la habitación antes de tiempo.
En ocasiones basta con leer en internet sobre síntomas, síndromes y enfermedades para que la preocupación por padecer alguna de ellas pueda llegar a suponer un problema,
Internet se ha convertido en una poderosa —y a veces irresistible— máquina dosificadora de nocebo [y] en pocas horas uno puede alcanzar cierto grado de malestar desde la comodidad de su hogar.
Fuente: Microsiervos
Consideremos:
Aquí tienen la dirección en la red Tor de The Pirate Bay, por ejemplo:http://jntlesnev5o7zysa.onion/. Si no tienen instalado este sistema en su equipo no podrán acceder a ella, pero créanme, está ahí. Pueden hacer búsquedas y encontrar la magnet de lo que quieran bajarse. Con un cliente como rtorrent pueden descargarse el contenido empleando cifrado (ya sin usar la red Tor, que es una salvajada) para que su tráfico pase desapercibido. Resultado: se han bajado lo que han querido y nadie se ha enterado de nada.
El gobierno puede aprobar multitud de leyes con el objetivo de impedir las descargasilegales (como le gusta escribir a cierta prensa), pero existen multitud de medios técnicos que permiten saltarse esas hipotéticas prohibiciones, bloqueos y supervisión (por utilizar un término light) de las comunicaciones. Allí donde haya un usuario que quiera realizar una descarga, habrá una descarga. Desde este punto de vista, diría que para la industria es más beneficioso retornar al vinilo que hacer lobby.
Ampliar en: Las penas del Agente Smith
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El proyecto Opte Project consiste en estudiar algunos datos sobre los aproximadamente 14 mil millones de páginas que cohabitan en la WWW, creando visualizaciones como la que acompaña esta entrada.
Pues bien, según Barabási (el enlace os llevará a artículos similares en los que se cita al autor) físico especializado en teoría de redes, podemos navegar desde cualquier página a otra en 19 o menos clicks.
La teoría, publicada ayer en Philosophical Transactions of the Royal Society, parte de un modelo simulado de la web que muestra cómo de entrada la mayor parte de sitios, imágenes, archivos, etc. están bastante poco interconectados entre sí. Existen sin embargo unos pocos “nodos”, una minoría de páginas, buscadores, índices y agregadores que funcionan de forma contraria, sirviendo de puentes entre una y otra área de la web.
El tema os recordará inevitablemente a la denominada Teoría de los seis grados de separación o de los “mundos pequeños” que se aplica a las relaciones entre seres humanos en cualquier lugar de un planeta mucho más interconectado de lo que parece (más incluso en época de redes sociales virtuales, según otros estudios).
Las páginas no están enlazadas al azar sino que siguen, en la línea habitual del autor, determinados patrones según temas, lugares, etc. La regla de los 19 clicks se mantiene, además, de forma invariable aunque la web crezca…. resultando válida si observamos unos pocos o el millón de millones de documentos (trillón norteamericano) que contiene.
Google anunció que cerrará Google Reader el próximo uno de julio.
Por medio de una entrada en su blog oficial,Google anunció que el próximo 1 de julio cerrará su servicio de feeds Google Reader. Este servicio de Google fue lanzado en el año 2005, y su objetivo principal es permitir a los usuarios seguir las actualizaciones de sus sitios web favoritos en forma eficiente, por medio del sistema RSS. El vicepresidente de infraestructura técnica deGoogle, Urs Hölzle, afirmó lo siguiente con respecto al cierre de Google Reader: «Estos cambios nunca son fáciles, pero al centrar nuestros esfuerzos nos podemos concentrar en construir grandes productos que ayudan realmente en nuestras vidas. Mientras que los productos han tenido un seguimiento leal, el uso de Google Reader a lo largo de los años ha descendido.»
También afirmó que los usuarios pueden utilizar Google Takeout para exportar su contenido, incluyendo las distintas suscripciones. Además de Google Reader, Google cerrará otros servicios, entre ellos: Google Voice para Blackberry, Google Cloud Connect, y Google Building Maker. La noticia del cierre de Google Reader, no fue bien recibida por los millones de usuarios de éste servicio en todo el mundo. Para protestar por dicho cierre, abrieron una nota de petición en el sitio web Change.org y ya superaron más de 100.000 firmas hasta la fecha. Además, otro usuario de Google Reader, creó un sitio web propio de protesta, llamado Save Google Reader.
La ciudad inteligente o smart city es un nuevo modelo de gestión de los servicios básicos que está emergiendo en el panorama nacional y que se apoya en las TIC para la gestión y uso más sostenible y racional de los mismos. Eso significa eficiencia y, por tanto, ahorro, un tema nada baladí si tenemos en cuenta el complejo contexto económico social que vivimos, y que implica una fuerte contención presupuestaria e incluso recortes.
Según el informe Spain 20.20, la implantación de redes eléctricas inteligentes ahorrarían 11097 millones de euros; los sistemas inteligentes de producción ayudarían a lograr unos ahorros de 73853 millones de euros, mientras que los transportes inteligentes y servicios a personas, como e-health, e-learning y teleasistencia, supondrían ahorros de 94573 millones y de 122958 millones, respectivamente.
En la actualidad, hay cerca de 500 ciudades en el mundo con más de un millón de habitantes y se prevé que en el año 2050 otras cien más superen esta cifra. En menos de 40 años, se estima que las ciudades acojan al 70% de la población, lo que abre grandes retos para hacer frente a la eficiencia de estos espacios con gran densidad de personas. No hay duda de que esta creciente concentración de la población en los grandes núcleos urbanos plantea y planteará problemas energéticos y ambientales, y que la solución pasa por la necesidad de implantar un modelo sostenible (smart city) para la gestión de los servicios básicos de estas ciudades.
Y para ello nadie ya discute que será necesario realizar una digitalización de las ciudades. Mientras asistimos al incremento exponencial de la digitalización de la sociedad y de los servicios demandados por las personas y las organizaciones, la mayor parte de las grandes ciudades actuales tienen infraestructuras antiguas que se necesitan modernizar.
Este proceso de digitalización implicará el despliegue de infinidad de sensores y elementos activos, que igualmente van a multiplicar en varios órdenes de magnitud las necesidades de los servicios de comunicaciones. Todo ello conllevará la necesidad de una transformación del modelo de operación: se debe disponer de una gran capacidad de respuesta rápida ante escenarios críticos en las infraestructuras, que requiere detección temprana y un análisis integrado, un importante grado de automatización de las operaciones y una recuperación reactiva ante problemas, así como la necesidad de realización de operaciones masivas sobre áreas de la red. Aquí es donde precisamente entran en juego las tecnologías de información, articuladas en los sistemas de gestión de dichas infraestructuras.
Fuente: TICbeat
Foto cc Siemens Worklife
En el choque de civilizaciones, Samuel Huntington argumenta que el eje principal de conflicto global ya no era ideológico o económico, sino también cultural y religioso, y que esta división caracterizaría las «líneas de batalla del futuro». En contraste con el enfoque top down que en la investigación anterior se centró en las relaciones entre los estados-nación, nos hemos centrado en los flujos de comunicación interpersonal como una vista de abajo hacia arriba de los alineamientos internacionales.
Para ello, estudiamos las ubicaciones de los países del mundo en las redes mundiales de correo electrónico para ver si podíamos detectar líneas de falla culturales. La utilización de geolocalización IP en un conjunto de datos en todo el mundo obtenidos de forma anónima de una importante empresa de internet, se construyó una red de correo electrónico global. En informática el correo electrónico fluye, así que contamos con un procedimiento novedoso de cambio de escala para tener en cuenta las diferencias debidas a la adopción irregular de un servicio particular de internet en todo el mundo.
El análisis muestra que los flujos de correo electrónico son compatibles con la tesis de Huntington. Además de la ubicación en «El choque de civilizaciones» de Huntington, los resultados también dan fe de la importancia de los factores culturales y económicos en los patrones de lazos de comunicación entre países.
Ampliar en: arXiv