La empresa AIO Robotics presentó la primera impresora multifuncional 3D del mundo.
Como ocurre en este tipo de dispositivos incorpora un escáner, aunque en este caso 3D , que permite digitalizar cualquier objeto de pequeñas dimensiones para imprimirlo o bien publicarlo en internet.
La Zeus, costará 2499 dólares, ofrece una superficie de impresión de 20.3 cm × 15.2 cm × 14.5 cm y escanea objetos de hasta 12.7 cm de alto. La impresora opera con un sistema estándar de un solo filamento e imprime a 80 micras. Los usuarios pueden usar una pantalla táctil para controlar el trabajo que quieran llevar a cabo en el dispositivo, por lo que su uso es sencillo e intuitivo.
La aparición de tintas orgánicas y materiales termoplásticos biológicos ha permitido la impresión de diferentes partes del cuerpo humano mediante el uso de impresoras 3D.
Recientemente asistimos a la noticia de que médicos holandeses habían reemplazado casi la totalidad del cráneo de una paciente por una versión del mismo impreso en un material plástico biológico.
Otras partes del cuerpo humano como los ojos podrían ser pronto impresas mediante la tecnología 3D. Por ejemplo, se podría producir una copia de cada ojo con la única diferencia de una pequeña variación en el color del iris.
En otro sentido los escáneres faciales en 3D, también podrían ser empleados para la producción de prótesis faciales, utilizando polvo de almidón y silicona para producir réplicas de piezas faciales muy similares a una nariz o una oreja. Los beneficios serían increíbles al no tener que realizar moldes de la cara del paciente. En su lugar simplemente se escanearía la cara, resultando muchísimo más fácil.
Incluso una oreja podría ser reproducida mediante la impresión de un molde en 3D, utilizando geles y tintas con células vivas. Los productos de impresión son inyectados en células de bóvidos o en colágeno de rata. Posteriormente se incuban hasta que estén listos para posteriormente trasplantarlos a humanos.
¿Piel sintética?, la tinta sintética usada compuesta por enzimas y colágeno, una vez impresa se puede acomodar a las células de la piel en un injerto. La idea emplear estos cultivos celulares en zonas remotas devastadas por la guerra.
Autor: Carlos Alcalde
Fuente: XATAKA ciencia
The Mini Mobile Robotic Printer es un pequeño aparato que, básicamente, trata de un pequeño robot que nos acompañará a todas partes para imprimir nuestros documentos en cualquier parte. Sí, este pequeño bichejo irá moviendose a lo largo de todo el papel para imprimir lo que le pidamos desde un ordenador, un smartphone, o una tablet. Se mueve gracias a unas ruedas situadas en su parte inferior, puede imprimir sobre cualquier tamaño de hoja, y lo mejor es que miréis el vídeo por vosotros mismos para ver como funciona.
Por el momento el proyecto avanza a buen ritmo en Kickstarter, pidiendo 400000 dólares para ser realidad y costando cada una 180 dólares para los mas rápidos y 200 dólares para los que lleguen tarde.
Fuente: Omicrono
El negocio de los tatuajes mueve millones de euros por todo el mundo, aunque pueda parecer una tontería a los ajenos al mundillo, y cada día va creciendo más, así que no es de extrañar que se vaya mejorando las técnicas y los materiales en el negocio. Es más, a unos estudiantes franceses se les ha ocurrido la locura de convertir una impresora 3D en una máquina de tatuar automática basándose en la conocida Makerbot Replicator 3D, y lo mejor es que lo han conseguido con éxito.
Todo esto surge a raíz de un evento del Ministerio de Cultura francés llamado “Public Domain Remix”, en el que se les dio ocho horas a un grupo de estudiantes para que hicieran con el dispositivo electrónico de su elección lo que literalmente quisieran. Los estudiantes se dividieron en varios grupos que empezaron a sacar ideas por su cuenta, y a uno de ellos se les ocurrió hacer una máquina de tatuado automático asistido por ordenador, cogiendo una Makerbot Replicator 3D que tenían por allí.
Los creadores han dejado las instrucciones necesarias para montar nuestra propia máquina en Instructables junto con una buena cantidad de fotografías y detalles del proceso.
Fuente: 3DPrint
3D Systems presentó dos versiones de Chefjet, la más pequeña, pensada para el hogar, imprime comida monocromática y se calcula en unos 3000 €; y otra más sofisticada y cara, Chefjet Pro, de mayor volumen y capaz de imprimir objetos comestibles de varios colores, con un precio estimado de 6000 €.
Para el diseño usa un proceso de impresión capa por capa, similar al que se utiliza en otras impresoras 3D para imprimir piezas industriales. Por ejemplo: para crear dulces se extiende una capa fina de azúcar con sabor y, después, se inyecta agua a través del cabezal de la impresora, que se transformará en cristales endurecidos.
Y para que nadie tenga excusa, una aplicación, Digital Cookbook (recetario digital), introducirá a los menos familiarizados con el proceso a un mundo de delicatessen en 3D.
El fenómeno no acaba aquí: hay otras empresas, como la start-up española Natural Machines, o Systems and Materials Research, que trabaja en un modelo de impresora 3D de comida para la NASA.
El objetivo de ésta última es proporcionar a los astronautas la herramienta para imprimir su propia comida durante las misiones espaciales, lo que permitirá conservar los alimentos hasta un total de 30 años, porque los colores de los cartuchos vienen cargados de proteínas, carbohidratos y nutrientes.
Hablamos de Foodini, la apuesta catalana de Natural Machines, casi lista para salir al mercado. Claro que está especializada en la creación de chocolates, pastas y panes. La razón: estas impresoras 3D suelen funcionar con alimentos en forma líquida como chocolate, queso o masa de bizcochos.
Se espera que Foodini salga al mercado a mediados de este 2014 por unos 1000 euros; incorpora 6 cápsulas para introducir los diferentes ingredientes. Queda para el usuario escoger el diseño ideal para su creación en un panel de control e indicar qué ingredientes usará. No le falta un reloj temporizador, como cualquier horno que se precie.
Porque, ya sea su destino el hogar, restaurantes o panaderías, es importante recalcar que, al menos esta Foodini, incluye un sistema para mantener caliente la comida –y por supuesto, conexión a internet para compartir, diseñar y copiar recetas de la nutritiva nube 2.0.
Fuente: ClubDarwin.NET
En los últimos meses hemos visto como han ido avanzando el surtido de impresoras 3D, llegando a aparecer equipos para imprimir recetas, dulces o siendo útiles en diferentes campos científicos. La novedad es Mark One, la primera impresora 3D capaz de imprimir con fibra de carbono.
Los beneficios de trabajar con fibra de carbono son muchos: más resistente y rígido que el ABS (Acrilonitrilo butadieno estireno). De esta manera, sería un material muy beneficioso para crear prótesis, uno de los usos más prometedores de esta tecnología. En palabras de Gregory Mark, copropietario de Aeromotions, la compañía responsable, es una oportunidad para llevar este material «desconocido» a más público.
La apuesta de esta compañía es reducir los costes para trabajar con la fibra de carbono. De todos modos, la Mark One podrá trabajar con otros materiales más «comunes»: fibra de vidrio, nylon y PLA (poliácido láctico). Como es de esperar, el precio es un poco más elevado que el resto de alternativas: 5000 dólares y aceptarán reservas a partir del mes de marzo.
Fuente: ALT1040
Licencia CC
En la Universidad de Harvard (liderados por Jennifer A. Lewis) han diseñado un nuevo método de fabricación de baterías Li-ion que combina las indudables bondades de la tecnología (existente) de micro-impresión 3D con una nueva «tinta» nanotecnlológica que ellos mismos han desarrollado. Veámoslo con más detalle.
El proceso de fabricación completo consta de cuatro fases que se describen en la imagen inferior y que, a su vez, requieren de cierta preparación previa:
c) Impresión del cátodo. El proceso de preparación y aplicación de esta fase es idéntico al anterior, lo único que se modifica es el material a utilizar, que en este caso es LFP (ferrofosfato de Litio o LiFePO4), muy común en la fabricación de baterías tradicionales de Li-ion.
d) Empaquetado. Última fase del proceso que es perfectamente adaptable al uso de la batería. Puede incluir elementos de conexionado o simplemente aislar la batería con un encapsulado plástico o de cristal.
Una vez finalizado el proceso, la batería se solidifica a temperatura ambiente y está lista para su uso, evitando el tratamiento de alta temperatura que se utiliza en baterías de Li-ion tradicionales. El producto final son microbaterías de Li-ion de 1 mm3 en las primeras pruebas, que es el tamaño aproximado de un grano de arena y unas 1000 veces inferior al volumen de las baterías comerciales más pequeñas que se pueden encontrar en el mercado.
La posibilidad que nos brinda esta tecnología es doble; por un lado puede ofrecer una solución energética excepcional para el desarrollo de nuevos dispositivos microscópicos, como sensores biomédicos o microdrones. Por otro, al ser esta tecnología escalable, abre nuevas posibilidades en el campo del autoconsumo o de las tecnologías móviles.
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