No debemos entorpecer el desarrollo de cosas como el software de código abierto, en el que a muchos de los participantes se les remunera por trabajar en el proyecto, pero a muchos otros no y, a pesar de ello, contribuyen de forma gratuita.
El éxito del software libre y de código abierto no cesa de desconcertar a los economistas. ¿Cómo es posible que un software producido en gran medida por voluntarios que no son propietarios del mismo ni obtienen beneficios del código que crean, sea mejor que un software elaborado por desarrolladores que cobran por ello?
La razón más habitual que aducen los que colaboran de forma altruista en estos proyectos de código abierto es que lo hacen por el placer o el disfrute intelectual. Concretamente ofrecen esta respuesta el 44% de los entrevistados en un estudio clásico elaborado por Karim Lakhani y Robert Wolf. La segunda razón más importante consistía en mejorar sus conocimientos. Otra razón ampliamente citada era más normativa o ideológica: los códigos deberían ser abiertos.
Por lo tanto, la gente aporta su tiempo y su esfuerzo de manera gratuita porque creen que es lo correcto, que contribuir es justo, porque ello intensifica su sentimiento de identidad y comunidad, y, sencillamente, porque es divertido.
Ampliar en: XATAKA Ciencia
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Decía Albert Einstein que “una persona inteligente resuelve un problema. Una persona sabia lo evita”.
Evitar problemas requiere capacidad de análisis/lectura de la situación, de control sobre nosotros mismos, de anticipación y de adaptación.
Pese a eso los problemas llegarán porque siempre existirán factores que escapan a nosotros y porque no somos infalibles. La diferencia se encuentra en evitar la mayor parte de aquellos (o mitigarlos en lo posible) en los cuales y de alguna manera podamos influir (y prever). Esa diferencia permite enfocar mejor nuestros esfuerzos y tener una mayor capacidad de respuesta ante los problemas que vayan surgiendo.
A veces, como decía antes, se tratará de no haber realizado una buena lectura del presente y de lo que se avecina pero otras muchas, tal vez la mayoría, son provocadas por nuestras propias emociones, que nos hacen tratar de correr más rápido de lo que deberíamos, de verlo todo más fácil (o difícil) de lo que es o de dejarnos llevar más por los sentimientos y las sensaciones que por criterios que pueden resultar más objetivos o apropiados.
Somos seres emocionales por eso tenemos una capacidad innata de generar (y generarnos) problemas. No se trata de renunciar a nuestra esencia sino de entenderla, eso sí, supone un largo camino porque parece que es más fácil entender a los demás que a nosotros mismos.
Fuente: Jummp
Las matemáticas pueden provocar una respuesta en el cerebro similar a cuando una persona experimenta dolor físico, según una nueva investigación de la Universidad de Chicago (EE.UU.).
Mediante escáneres cerebrales, los investigadores determinaron qué áreas del cerebro se activan cuando personas muy ansiosas frente las matemáticas se preparan para hacer operaciones matemáticas, son las mismas áreas del cerebro que registran la amenaza de daño corporal y, en algunos casos, el dolor físico.
«Para alguien que tiene miedo a las matemáticas, la expectativa de usar matemáticas provoca una reacción cerebral similar a cuando experimenta dolor -por ejemplo, quemando la mano por una estufa caliente», dijo Sian Beilock, profesor de psicología en la Universidad de Chicago y líder de experto en ansiedad ante las matemáticas.
Sorprendentemente, los investigadores encontraron que era la previsión de tener que hacer matemáticas, y en realidad no hacer matemáticas en sí, lo que se veía como el dolor en el cerebro. «La activación del cerebro no se produce durante la ejecución de las matemáticas, lo que sugiere que no es la propia matemática que duele, sino la anticipación de las matemáticas es dolorosa», agregó Ian Lyons, PhD graduado en psicología de Universidad de Chicago y un investigador postdoctoral en la Universidad de Western en Ontario, Canadá.
El informe de dos de sus hallazgos se muestra en un artículo: «Math Anxiety Predicts Pain Network Activation in Anticipation of Doing Math«, en el último número de PLoS ONE.
Para el estudio, los investigadores trabajaron con 14 adultos que mostraron tener miedo a las matemáticas en base en sus respuestas a una serie de preguntas acerca de las matemáticas. Las preguntas calibran la propia ansiedad al recibir un libro de texto de matemáticas, caminando a clase de matemáticas o de la realización de los requisitos de matemáticas para la graduación. Pruebas adicionales demostraron que estas personas no eran excesivamente ansiosas en general, sino que su elevada ansiedad era específica para situaciones relacionadas con las matemáticas.
Los voluntarios del estudio ensayaron con una máquina fMRI, que permitió a los investigadores examinar la actividad cerebral. Los voluntarios recibieron ecuaciones matemáticas para verificar – por ejemplo, la validez de la ecuación siguiente: (12 x 4) – 19 = 29. Mientras que en el escáner de fMRI, los sujetos se muestran también los rompecabezas de palabras cortas. Para estos rompecabezas, la gente vio una serie de letras (por ejemplo: yrestym) y tuvo que determinar si invertir el orden de las letras produce una palabra escrita correctamente inglés.
Los escaneos fMRI mostraron que la anticipación de las matemáticas causó una respuesta en el cerebro similar al dolor físico. Cuanto mayor sea la ansiedad de una persona acerca de las matemáticas, más se activa un pliegue de tejido situado en el interior del cerebro, justo encima de la oreja que está asociado con el registro de amenazas directas para el cuerpo, así como la experiencia de dolor. Curiosamente, los niveles de ansiedad de matemáticas no se asociaron con la actividad cerebral en la ínsula o en cualquier otra región neural cuando los voluntarios estaban haciendo matemáticas.
El trabajo de Lyon y Beilock sugiere que, para los que tienen miedo a las matemáticas, una dolorosa sensación de temor puede comenzar mucho antes de que una persona se presente a un examen de matemáticas. Investigaciones anteriores han demostrado que los individuos altamente ansiosos por las matemáticas tienden a evitar situaciones relacionadas con las matemáticas e incluso relacionadas con las matemáticas en sus trayectorias profesionales. El trabajo actual sugiere que tal evitación deriva en parte de la ansiedad dolorosa.
El trabajo actual es también consistente con otra investigación de Beilock y Lyon, en el que se demostró que la mera anticipación de matemáticas provoca cambios en los cerebros de personas con altos niveles de ansiedad ante las matemáticas. El trabajo de Beilock, apoyado por la Fundación Nacional de la Ciencia y el Departamento de Educación, también ha demostrado que la ansiedad matemática puede comenzar tan pronto como el primer grado, y que las mujeres maestras de primaria a menudo transmiten su ansiedad ante las matemáticas a sus alumnas.
Estos últimos puntos de estudio en el valor de ver la ansiedad matemática no sólo como un indicador de la capacidad matemática pobres, sino como una indicación de que puede haber una reacción real, psicológica negativa a la posibilidad de hacer las matemáticas. Esta reacción necesita ser tratada como cualquier otra fobia, dijeron los investigadores. En lugar de simplemente apilando la tarea de matemáticas para los estudiantes que están preocupados por las matemáticas, los estudiantes necesitan ayuda activa para sentirse más cómodo con el tema, afirmó Beilock. Su trabajo ha puesto de manifiesto, por ejemplo, que la escritura antes de un examen de matemáticas pueden reducir las preocupaciones y dar lugar a un mejor rendimiento.
Fuente: EurekAlert!
Las personas parecen preferir sus mentiras antes que cambiar de opinión; experimentos psicológicos nos dicen por qué es tan difícil cambiar frente a las evidencias
“Te diré algo impresionante: el agua tiene memoria. Así es, un científico lo descubrió hace unos años, ¿sabes lo que eso quiere decir? Pues sólo tienes que derramar una gota pequeña de agua en un litro y todo el líquido recordará la información. De hecho, por eso funciona la homeopatía”. Mentira
“Te diré algo horrendo: las vacunas causan el autismo. Los científicos dicen que se trata del mercurio que tienen, por eso es mejor no vacunar a tus niños, no te preocupes, nada les pasará; es mucho peor si lo haces”. Mentira
“Te diré algo extraordinario: el reiki te sana. Hay personas que pueden manipular su energía positiva y lanzarla a través de las manos, por ello, te dan un masaje sin tocarte y te sirve más que cualquier medicina”. Mentira
La realidad, sin embargo, necesita de evidencias. Pruebas de que ocurrió, pruebas de que ocurrirá cada vez que lo haces y de que sus manifestaciones afectan a un porcentaje mayoritario de la población. La realidad busca todos esos elementos y nos cuenta que el agua no tiene memoria, que la homeopatía no le gana ni al placebo, que las vacunas ya no tienen mercurio, además, el autismo ha sido detectado antes de que los bebés reciban inyecciones de este extraordinario programa de salud y que es mucho peor no vacunar, no sólo es peligroso para tu bebé sino para todos los demás cercanos a él. Y el reiki… bueno, es broma, ¿no?
A pesar de que existen evidencias, las malas informaciones se convierten en afirmaciones que las personas integran en su vida como verdades, hechos comprobados, estudiados y analizados cuando realmente son sólo malentendidos; desinformación que ahora la gente se niega a erradicar no importa si la ciencia haya demostrado o no que están equivocados; ellos no lo harán.
Ahora, un artículo en la página de la revista estadounidense de divulgación científica, Scientific American, explora esta curiosa condición del ser humano y nos explica que hasta sencillos esfuerzos para combatir la mentira pueden ser contraproducentes también. De hecho, un artículo publicado en el diario Psychological Science in the Public Interest (PSPI) dice que los esfuerzos para luchar contra el problema tienen, frecuentemente, el efecto contrario.
“Hay que tener cuidado al corregir la información errónea pues sin querer podemos fortalecerla. Si los temas tratados están profundamente arraigados en el corazón de las personas y tienen que ver con la forma en que interpretan la realidad, pueden arraigarse aún más si se intenta actualizar su pensamiento”, expresó Stephan Lewandowsky, psicólogo de la Universidad de Australia Occidental en Perth y uno de los autores del artículo.
Y todos nos hemos encontrado con ese incómodo momento en que las evidencias van en contra de nuestras creencias y percepciones. Ocurre en un sinnúmero de ramas del quehacer humano; es un momento que pone a prueba nuestra capacidad para aprender, para cambiar nuestras convicciones si un nuevo experimento nos demuestra que estábamos errados. Si lo pensamos bien, es así como progresamos, si todavía pensáramos como Homo erectus no existirían ni el internet ni las vacunas.
Las creencias son perseverantes, nos dicen los psicólogos. Precisamente, este fenómeno de mantener tu opinión original a pesar de las pruebas, proviene de que muchas creencias tocan las melodías principales en nuestras vidas. Los investigadores han encontrado que los estereotipos, las creencias religiosas e incluso nuestro concepto propio, son especialmente vulnerables a la perseverancia de las creencias. Un estudio realizado en 2008 en el Journal of Experimental Social Psychology (diario de la psicología social experimental) encontró que las personas tienen más probabilidades de seguir creyendo información incorrecta si las hace lucir bien (realza su auto-imagen).
“Por ejemplo, si una persona es conocida en su comunidad por afirmar que las vacunas causan autismo, pues esa persona pudo haber construido su propia identidad como alguien que ayuda a prevenir el autismo, es decir, una persona que ayuda a los demás padres a evitar la vacunación. No obstante, si admite que el estudio original que une el autismo a la vacuna triple vírica (sarampión-paperas-rubéola) ya fue considerado fraudulento, pues la haría quedar mal, en otras palabras, disminuiría su concepto de sí misma”, escribieron los autores.
Investigadores han observado, además, los prejuicios que determinan qué información consideraremos como ciertas. Como es obvio, es mucho más posible que creamos una aseveración si confirma nuestras opiniones preexistentes. Además, somos animales cómodos y preferimos aceptar antes que negar pues esta última requiere de más esfuerzo cognitivo.
“La desinformación es un problema humano, no es liberal ni conservador”, dice Brendan Nyhan, del Colegio Universitario DartMouth.
El problema es mucho peor cuando un grupo con poder desea promover la desinformación porque le conviene, como ha ocurrido con el clima, con los cigarrillos y otras percepciones sociales y prejuicios.
“La manera más eficaz de luchar contra la desinformación sería, en última instancia, centrarse en los comportamientos de las personas. Un cambio en la conducta fomentará nuevas actitudes y creencias”, explicó Lewandowsky.
Fuente: HechosdeHoy
Un estudio de la Universidad de Michigan sugiere que las personas somos más propensas a decir la verdad y a revelar información delicada a través de mensajes de texto que en conversaciones de voz.
«Esto es algo sorprendente, ya que mucha gente pensó que en los mensajes de texto se reduciría la probabilidad de revelar información sensible, ya que crea un registro permanente y visual de las preguntas y respuestas que otros puedan ver en su teléfono y en la nube.»
Con el texto, los investigadores también encontraron que las personas eran menos propensas a participar en la «satisfacción»-un término de la encuesta se refiere a la práctica común de dar buenas respuestas, suficientes, fáciles, como el redondeo a múltiplos de 10 en las respuestas numéricas, por ejemplo.
«Creemos que la gente darrespuestas más precisas a través de mensajes de texto porque no es sólo la presión del tiempo en un modo asíncrono en gran medida como el texto que hay en las entrevistas por teléfono», dijo Conrad. «Como resultado, los encuestados son capaces de tomar más tiempo para llegar a respuestas más precisas.»
Conrad realizó el estudio con Michael Schober, un profesor de psicología y decano de Facultad de la New School for Social Research. Su equipo de investigación incluyó a psicólogos cognitivos, psicolingüistas, metodólogos de las encuestas y científicos informáticos de ambas universidades, así como colaboradores de AT & T Research. La financiación para el estudio provino de la Fundación Nacional de Ciencias.
Ampliar en: UNIVERSITY OF MICHIGAN
Las matemáticas que describen tanto la percepción sensorial como la transmisión de información, resultan tener similitudes notables.
En 1834, el fisiólogo alemán Ernst Weber llevó a cabo una serie de experimentos para determinar los límites de la percepción sensorial. Dio a un hombre con los ojos vendados una masa para que la sostuviera, y la fue incrementando gradualmente, preguntándole al sujeto cuándo había empezado a notar el cambio.
Estos experimentos demostraron que el menor incremento de peso que puede percibir un humano es proporcional al peso inicial. El psicólogo alemán Gustav Fechner más tarde interpretó el trabajo de Weber como una forma de medir la relación entre la magnitud física de un estímulo y su intensidad percibida.
El modelo matemático resultante de este proceso es conocido como la Ley de Weber-Fechner, y demuestra que la relación entre estímulo y percepción es logarítmica. (Para una derivación más simple, ver la Wikipedia). La Ley de Weber-Fechner es importante debido a que establece un nuevo campo de estudio llamado psicofísica.
La relación logarítmica entre un estímulo y su percepción aparece en varios ejemplos bien conocidos, como la escala logarítmica de decibelios para la intensidad del sonido, y una escala similar para medir el brillo de las estrellas, su magnitud.
Hoy, Haengjin Choe de la Universidad de Corea en Corea del Sur, dice que hay una interesante conexión entre la Ley de Weber-Fechner y la famosa teoría matemática de la información desarrollada por Claude Shannon en los Laboratorios Bell en la década de 1940.
El trabajo de Shannon está entre los más importantes del siglo XX. Establece los límites en la cantidad de información que puede enviarse desde una localización del universo a otra. No es una exageración decir que toda la infraestructura de comunicaciones y computación del mundo, están basadas en el trabajo de Shannon.
Choe señala que la ley desarrollada por Shannon que vincula la cantidad de información que puede transmitirse mediante un único símbolo, también es logarítmica. De hecho, toma exactamente la misma forma que la Ley de Weber-Fechner.
Lo que esto significa es que los fenómenos psicofísicos pueden tratarse matemáticamente de la misma forma que cualquier otro tipo de transmisión de información, por lo que se abre una nueva puerta a un nuevo y extenso conjunto de herramientas matemáticas que pueden proporcionar nuevas visiones sobre la naturaleza de la percepción.
Por supuesto, la idea de que la percepción sensorial es una forma de comunicación y, por tanto, obecede a las mismas reglas, no es completamente sorprendente. Lo que es asombroso, (de ser cierto) es que la conexión no se haya advertido antes.
Fuente: Ciencia Kanija
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nvestigadores de la Universidad de Arkansas, dirigidos por el profesor Jeffrey M. Lohr, han comprobado que algunas webs sobre citas y encuentros a través de Internet pueden contener “ciencia basura” y así lo explican en un artículo publicado en PhysOrg.
Aimee King y Deena Austin-Oden, bajo la dirección de Lohr (quien lleva muchos años trabajando sobre el problema de la pseudociencia en psicología), han indagado en las tácticas de publicidad implícita en diversas webs. Muchos de los sitios analizados basan sus datos en testimonios personales y anécdotas cuya intención final es la de que el consumidor acepte la supuesta prueba como un hecho. De este modo, se pretende que la persona que acceda a estas webs adquiera un determinado producto o servicio.
Páginas de citas por Internet
Estos investigadores han estudiado, concretamente, las prácticas desarrolladas en las páginas web de citas y encuentros. Según PhysOrg, en los Estados Unidos de América el 40% de los solteros de este país buscan citas online a través de las webs de contacto.
En su trabajo, los investigadores comprobaron que es posible que las tácticas de compatibilidad no sigan criterios psicológicos. De hecho, páginas como eHarmony, PerfectMatch o Match no muestran los criterios empleados a la hora de establecer las vinculaciones entre los usuarios.
En este sentido, eHarmony sólo afirma que es la única web que tiene una patente sobre sus pruebas de compatibilidad, pero no muestra a los usuarios las características de esta sistema de relación. PerfectMatch, en cambio, afirma que emplea un sistema de compatibilidad basado en “más de 35 años de investigación” pero nada más. Por ultimo, Match simplemente dice que su método funciona debido al volumen de éxitos de sus historias.
Según el artículo de PhysOrg, los responsables del proyecto consideran que la web Chemistry es otro sitio de contactos a través de Internet que sí muestra la tecnología psicológica empleada. Dicha técnica emplea una estructura similar a los indicadores de tipología psicológica Myers-Briggs que divide a las personas en cuatro tipos psicológicos: extrovertido o introvertido, sensorial o intuitivo, racional o emocional y calculador o perceptivo. A partir de ahí van estableciendo los criterios de compatibilidad de los usuarios.
Todo esto hace que Lohr y colaboradores consideren que el supuesto uso de la psicología en el establecimiento de muchas de las relaciones de estas páginas de contactos provenga de la utilización de la ciencia psicológica como excusa. Es decir, en lugar de basarse en el conocimiento y en las técnicas científicas, muchas de estas web realmente lo que hacen es pseudociencia.
Ciencia y pseudociencia
Existen distintos saberes humanos que son más fáciles de manipular que otros, dadas las características propias de ellos. Una de estas disciplinas es la psicología, que debido al hecho de basar sus datos en las experiencias humanas, tiene el riesgo de caer en un subjetivismo exagerado. De ahí que sea posible que la ciencia psicológica se manipule cayéndose en lo que comúnmente se denomina pseudociencia.
A la hora de distinguir ciencia de pseudociencia se suele recurrir al método científico como criterio de delimitación entre una y otra. De tal manera que la pseudociencia será el conjunto de afirmaciones y prácticas no sometidas al método científico de investigación y verificación.
No obstante, la Enciclopedia Stanford de Filosofía muestra que existe una gran cantidad de criterios racionales de demarcación entre las disciplinas científicas y pseudocientíficas. Unos basados en la búsqueda permanente de lo falso, otros basados en procesos de verificación, otros fundamentados en la solución de problemas o en la noción de progreso.
Sea como sea, todos estos criterios están basados en el uso de la racionalidad. De ahí que para cualquiera de nosotros que desee saber si algo es científico o pseudocientífico, la mejor manera de saberlo es la de basarse en la razón como pilar fundamental. Además, es preciso alejarse de los subjetivismos propios de las opiniones particulares que, al fin y al cabo, es la manera en la que una persona percibe una determinada situación.
Fuente: Tendencias21