El negocio de los tatuajes mueve millones de euros por todo el mundo, aunque pueda parecer una tontería a los ajenos al mundillo, y cada día va creciendo más, así que no es de extrañar que se vaya mejorando las técnicas y los materiales en el negocio. Es más, a unos estudiantes franceses se les ha ocurrido la locura de convertir una impresora 3D en una máquina de tatuar automática basándose en la conocida Makerbot Replicator 3D, y lo mejor es que lo han conseguido con éxito.
Todo esto surge a raíz de un evento del Ministerio de Cultura francés llamado “Public Domain Remix”, en el que se les dio ocho horas a un grupo de estudiantes para que hicieran con el dispositivo electrónico de su elección lo que literalmente quisieran. Los estudiantes se dividieron en varios grupos que empezaron a sacar ideas por su cuenta, y a uno de ellos se les ocurrió hacer una máquina de tatuado automático asistido por ordenador, cogiendo una Makerbot Replicator 3D que tenían por allí.
Los creadores han dejado las instrucciones necesarias para montar nuestra propia máquina en Instructables junto con una buena cantidad de fotografías y detalles del proceso.
Fuente: 3DPrint
3D Systems presentó dos versiones de Chefjet, la más pequeña, pensada para el hogar, imprime comida monocromática y se calcula en unos 3000 €; y otra más sofisticada y cara, Chefjet Pro, de mayor volumen y capaz de imprimir objetos comestibles de varios colores, con un precio estimado de 6000 €.
Para el diseño usa un proceso de impresión capa por capa, similar al que se utiliza en otras impresoras 3D para imprimir piezas industriales. Por ejemplo: para crear dulces se extiende una capa fina de azúcar con sabor y, después, se inyecta agua a través del cabezal de la impresora, que se transformará en cristales endurecidos.
Y para que nadie tenga excusa, una aplicación, Digital Cookbook (recetario digital), introducirá a los menos familiarizados con el proceso a un mundo de delicatessen en 3D.
El fenómeno no acaba aquí: hay otras empresas, como la start-up española Natural Machines, o Systems and Materials Research, que trabaja en un modelo de impresora 3D de comida para la NASA.
El objetivo de ésta última es proporcionar a los astronautas la herramienta para imprimir su propia comida durante las misiones espaciales, lo que permitirá conservar los alimentos hasta un total de 30 años, porque los colores de los cartuchos vienen cargados de proteínas, carbohidratos y nutrientes.
Hablamos de Foodini, la apuesta catalana de Natural Machines, casi lista para salir al mercado. Claro que está especializada en la creación de chocolates, pastas y panes. La razón: estas impresoras 3D suelen funcionar con alimentos en forma líquida como chocolate, queso o masa de bizcochos.
Se espera que Foodini salga al mercado a mediados de este 2014 por unos 1000 euros; incorpora 6 cápsulas para introducir los diferentes ingredientes. Queda para el usuario escoger el diseño ideal para su creación en un panel de control e indicar qué ingredientes usará. No le falta un reloj temporizador, como cualquier horno que se precie.
Porque, ya sea su destino el hogar, restaurantes o panaderías, es importante recalcar que, al menos esta Foodini, incluye un sistema para mantener caliente la comida –y por supuesto, conexión a internet para compartir, diseñar y copiar recetas de la nutritiva nube 2.0.
Fuente: ClubDarwin.NET
En los últimos meses hemos visto como han ido avanzando el surtido de impresoras 3D, llegando a aparecer equipos para imprimir recetas, dulces o siendo útiles en diferentes campos científicos. La novedad es Mark One, la primera impresora 3D capaz de imprimir con fibra de carbono.
Los beneficios de trabajar con fibra de carbono son muchos: más resistente y rígido que el ABS (Acrilonitrilo butadieno estireno). De esta manera, sería un material muy beneficioso para crear prótesis, uno de los usos más prometedores de esta tecnología. En palabras de Gregory Mark, copropietario de Aeromotions, la compañía responsable, es una oportunidad para llevar este material «desconocido» a más público.
La apuesta de esta compañía es reducir los costes para trabajar con la fibra de carbono. De todos modos, la Mark One podrá trabajar con otros materiales más «comunes»: fibra de vidrio, nylon y PLA (poliácido láctico). Como es de esperar, el precio es un poco más elevado que el resto de alternativas: 5000 dólares y aceptarán reservas a partir del mes de marzo.
Fuente: ALT1040
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En la Universidad de Harvard (liderados por Jennifer A. Lewis) han diseñado un nuevo método de fabricación de baterías Li-ion que combina las indudables bondades de la tecnología (existente) de micro-impresión 3D con una nueva «tinta» nanotecnlológica que ellos mismos han desarrollado. Veámoslo con más detalle.
El proceso de fabricación completo consta de cuatro fases que se describen en la imagen inferior y que, a su vez, requieren de cierta preparación previa:
c) Impresión del cátodo. El proceso de preparación y aplicación de esta fase es idéntico al anterior, lo único que se modifica es el material a utilizar, que en este caso es LFP (ferrofosfato de Litio o LiFePO4), muy común en la fabricación de baterías tradicionales de Li-ion.
d) Empaquetado. Última fase del proceso que es perfectamente adaptable al uso de la batería. Puede incluir elementos de conexionado o simplemente aislar la batería con un encapsulado plástico o de cristal.
Una vez finalizado el proceso, la batería se solidifica a temperatura ambiente y está lista para su uso, evitando el tratamiento de alta temperatura que se utiliza en baterías de Li-ion tradicionales. El producto final son microbaterías de Li-ion de 1 mm3 en las primeras pruebas, que es el tamaño aproximado de un grano de arena y unas 1000 veces inferior al volumen de las baterías comerciales más pequeñas que se pueden encontrar en el mercado.
La posibilidad que nos brinda esta tecnología es doble; por un lado puede ofrecer una solución energética excepcional para el desarrollo de nuevos dispositivos microscópicos, como sensores biomédicos o microdrones. Por otro, al ser esta tecnología escalable, abre nuevas posibilidades en el campo del autoconsumo o de las tecnologías móviles.
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Los estudiantes pronto podrán ser capaces de alcanzar y tocar algunos de los conceptos teóricos que se imparten en clases de física gracias a una novedosa idea concebida por un grupo de investigadores del Imperial College de Londres. En el nuevo estudio publicado el nueve de diciembre, en la revista EPL, los investigadores han demostrado con éxito que la complejidad de la física teórica se puede transformar en un objeto físico utilizando una impresora 3D.
En sólo ocho horas, y un costo de alrededor de 15 euros, fueron capaces de utilizar una impresora 3D disponible en el mercado para crear su propio objeto de 8 cm3 basado en un modelo matemático que describe cómo se pueden iniciar los incendios forestales y la forma en que finalmente se extienden a través del tiempo .
Los investigadores han llamado al enfoque «Sculplexity«, que también podría ser utilizado para producir obras de arte basadas en la ciencia, o transformar la manera en que las ideas y conceptos se presentan y discuten en la comunidad científica .
Coautor del estudio, el Dr. Tim Evans, un físico teórico del Imperial, dijo: «El trabajo fue inspirado por una visita al Museo Albert Museum en Londres, donde me encontré con el primer objeto que se imprimió en 3D que el museo había adquirido.
«El objeto era una mesa inspirada en las estructuras arbóreas que se encuentran en la naturaleza, que es un ejemplo de un proceso de ramificación que se encuentra comúnmente en los sistemas complejos de la física teórica. Esto me llevó a pensar, ¿qué otros procesos familiares para la física podrían ser convertidos en un objeto impreso en 3D? »
Coautor del estudio, el Dr. Tim Evans, un físico teórico del Imperial, dijo: «El trabajo fue inspirado por una visita al Museo de Victoria y Alberto en Londres, donde me encontré con el primer objeto que se imprimió en 3D del museo había adquirido.
«El objeto era una mesa inspirada en las estructuras arbóreas que se encuentran en la naturaleza, que es un ejemplo de un proceso de ramificación que se encuentra comúnmente en los sistemas complejos de la física teórica. Esto me llevó a pensar, ¿qué otros procesos familiares para la física podría ser convertido en un objeto impreso en 3D? »
Los sistemas complejos están compuestos de muchas partes que interactúan en diversas escalas de tiempo y longitud y que muestran un comportamiento coherente y ciertos patrones a gran escala. Un organismo vivo es el mejor ejemplo de un sistema complejo, en el que las partes individuales – en este caso los procesos moleculares en la célula – interactúan entre sí y contribuyen a procesos mucho más grandes en una escala macroscópica.
Las interacciones en juego en muchos sistemas complejos pueden ser mapeadas en una rejilla de dos dimensiones que se divide en cuadrados idénticos, o «células». Cada una de las células puede existir en un cierto estado y evolucionar con el tiempo, que se rige por un determinado conjunto de reglas.
En su estudio, los investigadores utilizaron un incendio forestal como un ejemplo, en el que cada celda representa un árbol que podría bien estar vivo, muerto o ardiendo. El estado exacto en el que cada celda está ocupada en el tiempo depende de un conjunto de reglas, que tienen en cuenta la proximidad de la celda a otras celdas que pueden ser que arde o si fue alcanzado por un rayo.
«La idea básica es simple», continuó el Dr. Evans. «Una impresora 3D construye un objeto en capas, la altura del objeto puede ser considerado como tiempo Suponga que tiene un modelo matemático que define una imagen plana, de dos dimensiones que evoluciona en el tiempo, que normalmente será un cuadrícula con algunos lugares llenos y algunos vacíos.
«El modelo matemático se define en cada punto en el tiempo lo que debe imprimir la impresora en una altura. El siguiente paso en el modelo definirá entonces qué imprimir en la parte superior de la primera capa, y así sucesivamente. El resultado es un objeto 3D que muestra cómo el modelo matemático ha evolucionado con el tiempo «.
El modelo resultante que los investigadores crearon no estuvo exento de problemas técnicos, sin embargo, el Dr. Evans cree que la experiencia les ha permitido identificar los obstáculos, formular soluciones e inspirar a la comunidad de físicos a «ser creativos».
Fuente: Institute of Physics
Una compañía pionera, Organovo, promete que el próximo año veremos el primer hígado artificial. La impresión 3D es una gran apuesta, en la que el sector privado y algunos grupos de investigación públicos han centrado sus esfuerzos. En este segundo caso, hace unos días unos científicos de la Universidad de Cambridge, lograron imprimir células ganglionares de la retina y células de la glía.Las células madre y la impresión 3D prometen revolucionar la medicina
Su éxito permitía que pudiéramos soñar con que algún día la impresión 3D pudiera ser usada en la regeneración de estructuras visuales dañadas por alguna enfermedad o accidente. Aunque no podemos decir todavía que las impresoras 3D servirían para curar la ceguera, lo cierto es que sus aplicaciones en medicina regenerativa son cada día más evidentes.
Dentro del sector privado, hay una compañía que destaca especialmente por el uso de la impresión 3D en biomedicina. Se trata de Organovo, una empresa fundada en 2003 a partir de los resultados de investigación del Dr. Thomas Boland en la Clemson University de Estados Unidos. Sus pioneros trabajos contaron con el apoyo de otras entidades académicas, como la University of Missouri o los propios Institutos Nacionales de Salud (NIH).
El pasado mes de octubre la compañía estadounidense anunció que había conseguido imprimir tejidos hepáticos, que habían presentado una actividad normal durante 40 días. Estos cultivos tridimensionales también respondían de manera fisiológica a determinados fármacos.
Por desgracia, contar con un cultivo hepático tridimensional no es lo mismo que construir un hígado artificial mediante impresión 3D. Para lograr realmente un órgano funcional, necesitamos también acoplar de alguna manera estructuras similares a vasos (arterias y venas), que pudieran mimetizar el riego sanguíneo que recibe un hígado de forma normal en nuestro organismo.
Organovo ha anunciado que ya es capaz de construir un auténtico sistema vascular mediante impresión 3D, noticia que facilitaría la llegada de un hígado artificial el próximo año. Una noticia excelente para la investigación biomédica, que ve en esta puntera tecnología una posible solución para los problemas de abastecimiento de órganos de trasplantes o incluso para la reparación de tejidos dañados tras una enfermedad o accidente.
Fuente: ALT1040
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La policía de Manchester detuvo a una serie de personas sospechosas de imprimir armas con una impresora 3D. El miedo pareció instalarse en la Red, cuando finalmente resultaron ser piezas de otro tipo.
A partir de ahí, la información comenzó a expandirse en la Red como la pólvora (nunca mejor dicho), despertando de nuevo el eterno «miedo a la tecnología». Curiosamente, horas después de publicarse la noticia, se desmentía que las piezas encontradas formaran parte de ningún arma de plástico.
La información era publicada por varios periódicos británicos (como The Telegraph), donde se puede leer que la policía de Manchester detenía a una serie de personas, supuestamente relacionadas con el crimen organizado, acusadas de fabricar armas con una impresora 3D. Horas más tarde, después de que la psicosis 3D se expandiera por Internet, se confirmaba que esas piezas encontradas no tenían ninguna relación con una pistola, etc.
Siempre que existe una brecha tecnológica, llegan los miedos, algunos justificados y otros no tanto. A la impresión 3D se le empiezan a colgar los mismos demonios que, por ejemplo, a los videojuegos. Que juegues a Grand Theft Auto no te convierte automáticamente en una persona violenta o que piense seriamente en iniciar su carrera en el mundo del tráfico de drogas. Como siempre, culpamos a la tecnología, cuando el error es humano.
A finales del mes de julio se hablaba de que las impresoras 3D podían perjudicar seriamente la salud, algo que tampoco era del todo cierto. Como vemos, vuelve a repetirse el cuento del «miedo al avance». Está claro que las herramientas adecuadas en las manos equivocadas pueden ser un problema, pero no nos equivoquemos, no culpemos a un objeto que hemos creado, el error siempre es humano.
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Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y Laser Zentrum Hannover han descubierto que un compuesto de origen natural puede ser incorporado en los procesos de impresión en tres dimensiones (3-D) para crear médica implantes de polímeros no tóxicos. El compuesto es riboflavina, que es conocido como vitamina B2.
«Esto abre la puerta a una gama mucho más amplia de materiales para implantes biocompatibles, que pueden ser utilizados para desarrollar diseños de implantes personalizados utilizando la tecnología de impresión 3-D,» dice el Dr. Roger Narayan, autor principal de un artículo que describe la obra y profesor del servicio de ingeniería biomédica en la NC State y UNC-Chapel Hill (EE.UU.).
Los investigadores de este estudio se centraron en una técnica de impresión 3-D llamada polimerización de dos fotones, ya que esta técnica se puede utilizar para crear objetos pequeños con las características detalladas – tales como andamios para la ingeniería de tejidos, microagujas u otros dispositivos de liberación de fármacos implantables.
La polimerización de dos fotones es una técnica de impresión 3-D para la fabricación de estructuras sólidas a pequeña escala a partir de muchos tipos de precursores líquidos fotorreactivos. Los precursores líquidos contienen químicos que reaccionan a la luz, convirtiendo el líquido en un polímero sólido. Al exponer el precursor líquido al volumen esperado de la luz, la técnica permite a los usuarios para «imprimir» los objetos 3-D.
La polimerización de dos fotones tiene sus inconvenientes, sin embargo. La mayoría de los productos químicos mezclados en los precursores para hacerlos fotorreactivo también son tóxicos, lo que podría ser problemático si las estructuras se utilizan en un implante médico o están en contacto directo con el cuerpo.
Pero ahora los investigadores han determinado que la riboflavina se puede mezclar con un material precursor para que sea fotorreactivo. Y riboflavina es a la vez no tóxica y biocompatible – es una vitamina que se encuentra en todo, desde los espárragos al queso cottage.
Fuente: Alexander K Nguyen, Shaun D Gittard, Anastasia Koroleva, Sabrina Schlie, Arune Gaidukeviciute, Boris N Chichkov, Roger J Narayan. Two-photon polymerization of polyethylene glycol diacrylate scaffolds with riboflavin and triethanolamine used as a water-soluble photoinitiator. Regenerative Medicine, 2013; 8 (6): 725 DOI:10.2217/rme.13.60