Más o menos, esto es lo que nos ha pasado en más de una ocasión: buscamos una ubicación en Google Maps, la encontramos, y queremos enviarla a alguno de nuestros contactos. Sin embargo, el enlace es demasiado largo o, incluso, podemos encontrarnos con el problema de que el sitio que hemos encontrado no sea todo lo exacto que queremos. El resultado debe ser eficiente, y estamos teniendo problemas en este aspecto.
Siempre os hacemos una misma pregunta, pero en esta ocasión vamos a deciros que es posible conseguir que los resultados sean exactos y que, además, podamos obtener con solo poner tres palabras. Esto es posible gracias a What3Words, una nueva página web que nos permitirá encontrar y compartir una ubicación poniendo 3 palabras. Si, parece increíble, pero así es.
No hace falta que digamos que el proyecto utiliza la API de Google Maps, aunque sí que teneos que admitir que tenemos a nuestra disposición tres aplicaciones, una web, otra para Android y otra para iOS. La función que hemos comentado se ha implementado en todos los programas, haciendo que su uso sea realmente sencillo.
Para que el sistema funcione correctamente, la empresa encargada del proyecto ha realizado una tarea bastante laboriosa: Dividir el planeta en un total de 57 trillones de cuadrados, cada uno de los cuales tiene un tamaño de 3 x 3 metros. Por supuesto, esta característica funciona en todo el mapa de Google Maps, sea el lugar que sea. Para ello, se han implementado identificadores únicos en aquellos lugares donde haya sitios de interés. Ya lo hemos dicho, el identificador consta de tres palabras, por lo que podríamos decir que es único y no se repite.
Fuente: The Next Web
imagen: See-ming Lee ??? SML via photopin cc
Google es un intermediario entre el interés de cientos de millones de usuarios y páginas o sitios, también es el intermediario entre anunciantes y editores que venden espacios en sus webs o aplicaciones. Amazon es el intermediario entre fabricantes y distribuidoras y los compradores finales, es además el intermediario entre otros vendedores (intermediarios) que venden a través de la tienda de Amazon, que a su vez tienen contrato con el que distribuye los paquetes a cada cliente. Twitter es el intermediario entre cientos de millones de usuarios que lo usan para pasarse mensajes cortos. Menéame es un intermediario. Facebook es un intermediario. Google Play o Apple Market son intermediarios entre desarrolladores de app y sus usuarios. Spotify es el intermediario entre otros intermediarios (distribuidoras) y algunos autores con el usuario final. Amazon Kindle es otro intermediario entre otros intermediarios (editoriales) y autores con los lectores. Apple iTunes en tan intermediario como Spotify o Kindle. Dropbox es un intermediario entre sus usuarios finales y el almacenamiento que les provee Amazon S3, que a su vez provee también a Netflix, otro intermediario entre usuarios y distribuidoras y productoras de películas. Los de moda cursos MOOC son intermediarios entre profesores y alumnos, y entre alumnos entre sí. Los periódicos on-line son intermediarios entre decenas o centenares de periodistas y autores con sus lectores.
Cuando alquiláis habitaciones de hotel estáis pasando por al menos cinco intermediarios del sector (quizás el último eslabón sea un HotelBeds que ha comprado y pagado las habitaciones con anterioridad para ofrecer más barato a sus revendedores -se llaman “bancos de camas”-). Aunque alquiléis directamente desde la misma web del hotel, quizás estáis pasando por un intermediario externo que les da ese servicio de gestión de reservas. Incluso cuando compréis directamente en la web de alguna aerolínea, quizás estéis pasando por el sistema Amadeus o Galileo, intermediarios de gestión de reservas.
¿Es posible reducir efectivamente el número de intermediarios en internet? Posiblemente, a costa de reducir el número de empresas y aumentar la complejidad y tamaño de éstas. Pero resulta que tampoco queremos eso, por eso elaboramos leyes antitrust y somos muy celosos contra los monopolios. Por lo que es muy difícil que podamos reducir el número efectivo de intermediarios. Al menos no sabemos cómo, todavía.
Lo que sí ha hecho Internet es reducir el “coste transaccional”, por lo que tenemos un sistema más eficiente de comunicación, pero al ser los costes tan bajos también se facilita la aparición de nuevos intermediarios con ideas “innovadoras” o más eficientes de cómo ofrecer un servicio.
Así, por un lado no queremos que haya pocos intermediarios (los llamamos “oligopolios”), por otro la tecnología reduce los costes de intermediación, y los números objetivos nos dicen que tenemos más intermediarios que nunca. La próxima vez que alguien os diga que Internet mata la intermediación, pedid por lo menos una evidencia: grandes afirmaciones requieren evidencias extraordinarias. Y no valen las excepciones, son sólo eso, excepciones que no deberían sustentar la venta de humo, mucho menos las generalizaciones y simplificaciones sesgadas y de propaganda.
PS: Tampoco hay que confundir “facilidad de acceso” con “menor intermediación”. En un sistema complejo, las intermediaciones son las que permiten la facilidad de acceso. Es parte hasta del diseño del protocolo IP, de los programas informáticos y de cualquier organización social.
Artículo completo en: Ricardo galli, de software libre
Licencia CC
El lector de RSS Google Reader ha dejado de trabajar oficialmente desde el uno de julio. Afortunadamente, existen varios servicios para hacerse cargo. Futura-Ciencias ha realizado una selección de las mejores alternativas a Google Reader.
El lector de RSS (Really Simple Syndication) que fue lanzado por Google en 2005 ha dejado de trabajar desde el uno de julio. Para justificar su decisión anunciada en marzo pasado, el gigante de EE.UU. había justificado la acusa en una audiencia en declive, pero también podemos ver una elección dictada por la ausencia de un modelo económico satisfactorio.
De todos modos, los usuarios de Google Reader están cambiando a otro servicio. Afortunadamente, abundan las alternativas
Antes que nada, debe guardar (plazo hasta el 15 de juio) primero las suscripciones RSS suscritas a través de Google Reader, para poderlas volver a utilizar con otros servicios. Para ello, podemos utilizar Google para llevar, una opción que permite recuperar una copia de todos los datos relacionados con una cuenta de Google. Una vez en la página, seleccione Google Reader, haga clic en el botón «Create Archive«. Una vez completada la operación, haga clic en «Descargar» para obtener su archivo como un archivo comprimido. Zip. En que es un archivo, Subscriptions.xml, que contiene todas las direcciones URL de los feeds RSS que se haya suscrito. Este es el archivo que se va a importar cuando se acceda a un nuevo lector de RSS. Tenga en cuenta que tiene hasta el 15 de julio para recuperar sus datos, a continuación, Google eliminará de forma permanente de sus servidores. Ahora, para la selección …
Feedly y Digg, casi clones de Google Reader
Desde el anuncio del cierre de Google Reader, Feedly se ha posicionado para tomar el relevo. Éste es muy similar al de Google, se basa con una interfaz sencilla y conveniente. La ventaja de Feedly es permitir recuperar fácilmente suscripciones vinculadas con su cuenta de Google. Así, podemos encontrar su flujo, como las agendas en Google Reader, con la opción adicional de cuatro tipos de presentación, lista, revista, mosaico o extendida. El servicio ofrece la posibilidad de compartir artículos en varias redes sociales simultáneamente, incluyendo Facebook, Twitter o LinkedIn, a través de la aplicación de búfer. Feedly también ofrece aplicaciones para Androidey iOS que se sincronizan con el servicio web con el fin de mantenerse al día. Simple y eficaz, este servicio es el que ofrece la transición más transparente con Google Reader. Con el anuncio del fin de Google Reader, Digg precipitó sus planes para un lector de RSS del que su primer borrador es bastante convincente.
Lo mismo es cierto para el propuesto, que también se basa en una unidad de interfaz optimizada. Ofrece, como Feedly, atajos de teclado muy útil. Sin embargo Digg ofrece menos opciones para la personalización de la pantalla, con sólo dos puntos de vista posibles: lista o alcance. Pero también se puede compartir contenido a través de Facebook, Twitter y Digg, o guardarlos en una carpeta. Una aplicación para iOS está disponible, y cuenta Digg que agregará rápidamente nuevas características, incluyendo la capacidad de importar o exportar archivos OPML, el formato estándar utilizado por los lectores de RSS. Una aplicación Android también se anuncia para antes del fin de julio.
Hay muchos más datos recogidos y resumidos en el gráfico completo en The Internet: Then and Now.
El que Grace Hopper (1906 – 1992) sea una de las mujeres clave en la historia de la informática viene, además de por ser una de las primeras programadoras, y además programadora del Mark I (el primer ordenador electromecánico), de que desarrolló el primer compilador.
Aunque por lo que quizás más se la conoce es por popularizar el término “bug” (bicho) para referirse a un error informático.
Tales fueron sus aportaciones a la informática, a las que se unieron también las de su carrera militar, que hasta la marina de EE.UU. puso su nombre a uno de sus destructores, el USS Hopper (DDG-70). También el superordenador Cray XE6 se apoda “Hopper” en su honor.
Cuando el Mark II, de 1944, sufrió un fallo, se detecto que el problema venía de que una polilla había atascado uno de los relés.
Cuando se reportó la incidencia, se pegó el insecto en el informe en papel, refiriéndose al bug (bicho) como la causa del problema.
Posteriormente, Hopper haría popular la expresión “debugging”.
Fuente: Javier Garzás.
Un entretenimiento común es imaginar qué podrán hacer los ordenadores del futuro… y la imaginación es el único límite. Pero todas las especulaciones parten de que vamos a tener máquinas capaces de funcionar a mucha mayor capacidad, con mucho mayor almacenamiento de datos. El problema es cómo conseguirlo.
Quizá las moléculas vivientes, como el ADN, puedan ser las sucesoras del ordenador electrónico que ha dominado nuestra vida desde la década de 1970. Ya en 2003, el científico israelí Ehud Shapiro consiguió crear un “ordenador” biomolecular en el que moléculas de ADN y enzimas que hacen que el ADN produzca determinadas proteínas podrían resolver problemas como la identificación de ciertos tumores en sus etapas más tempranas. Un ordenador que utilizara cadenas de ADN para realizar las operaciones de proceso de datos podría ser, en teoría, miles de veces más poderoso y rápido que los mejores procesadores electrónicos de hoy en día, al menos en ciertos tipos de procesos.
En el terreno de los posibles ordenadores biológicos, también se trabaja en uno formado por neuronas, es decir, las células del sistema nervioso de los animales. En 1999 se desarrolló el primero, formado por una serie de neuronas procedentes de sanguijuelas, donde cada neurona representaba un número y las operaciones se realizaban conectando a las neuronas entre sí. Uno de los atractivos de los ordenadores de neuronas es, según Bill Ditto, creador de este sistema pionero, que hipotéticamente pueden alcanzar soluciones sin tener todos los datos, a diferencia de los ordenadores electrónicos. Al poder realizar sus propias conexiones, en cierto modo estas neuronas podrían “pensar” de modo análogo, a grandes rasgos, a como pensamos nosotros cuando tratamos de resolver un problema sin datos suficientes.
Pero el área de trabajo más intenso como alternativa al ordenador electrónico es la informática cuántica, que trabaja a niveles subatómicos.
En el mundo a nuestra escala, los ordenadores trabajan con un lenguaje binario, es decir, que cada elemento de su lógica o “bit” sólo puede tener uno de dos valores: 1 o 0. Las operaciones de proceso de datos van transformando cada bit hasta que llega a un valor final que es la solución del problema.
Pero en un ordenador cuántico no tenemos bits sino qbits (bits cuánticos), que debido a las propiedades de las partículas elementales que describe la mecánica cuántica, pueden tener un valor de 0, de 1 o de una“superposición” de esos dos valores, es decir, ambos a la vez. Pero si tomamos un par de qbits, pueden estar cualquier superposición de cuatro estados. Así, la cantidad de qbits para representar la información en un ordenador cuántico es mucho menor que la cantidad de bits en uno electrónico y la cantidad de procesos que puede realizar es mucho mayor y a mayor velocidad, explorando diversas opciones para cada problema.
Los primeros ordenadores cuánticos comerciales han sido ya adquiridos por una empresa aeroespacial y por el gigante de las búsquedas en Internet, Google. La decisión se tomó después de constatar que el ordenador cuántico resolvía en medio segundo un problema que le tomaba media hora a uno de los más poderosos ordenadores industriales existentes.
Por más que nos pueda asombrar cuánto ha avanzado la informática desde sus inicios en 1946, es posible que apenas estemos por salir de la infancia de los ordenadores. Y el futuro será todo, menos predecible.
Ampliar en: Los expedientes Occam