En el universo como un todo, el helio es uno de los elementos más comunes: sólo el hidrógeno lo supera en términos de abundancia.
Sin embargo, en la Tierra es relativamente raro. Además, es uno de los pocos elementos a los que la gravedad no amarra, así que se fuga al espacio.
«Es posible que si nos ponemos a cavar en los basureros del mundo podríamos recuperar todos los otros elementos que hemos dispersado alrededor del globo», le dice a la BBC el químico Andrea Sella, del University College London (UCL).
«Pero el helio es único. Cuando se va, lo perdemos para siempre».
El helio tiene el menor punto de ebullición de cualquier elemento, -269 C, sólo unos pocos grados sobre cero absoluto (-273 C).
Esa característica es de importancia fundamental para los imanes superconductores que se utilizan en los escáneres de MRI o IRM (imagen por resonancia magnética), que deben ser sometidos a temperaturas muy bajas para generar los campos magnéticos necesarios.
«En el futuro vamos a pensar: ‘¡no puedo creer que la gente usaba el helio para inflar globos, cuando es un elemento tan valioso y único!'», predice el químico de la Universidad de Cambridge Peter Wothers, quien ha llamado a terminar con los globos de helio para fiestas.
El gas, que se forma por el decaimiento de rocas radiactivas en la corteza terrestre, se acumula en depósitos de gas natural y se recoge como un subproducto de la industria del gas.
Estados Unidos es actualmente el mayor proveedor mundial, con la mayor parte de lo almacenado cerca de Amarillo, Texas, en la Reserva Nacional de Helio, la cual por sí sola representa el 35% de la oferta actual del mundo.
En 1925 se estableció como reserva estratégica para suministrar gas a aeronaves de Estados Unidos, y después de la Segunda Guerra Mundial proporcionó refrigerante para misiles y cohetes del ejército y la Nasa.
Para algunos científicos, un recurso finito que podría algún día acabarse no debe utilizarse para inflar globos de fiesta.
En el universo como un todo, el helio es uno de los elementos más comunes: sólo el hidrógeno lo supera en términos de abundancia.
Correlación no implica causalidad, hay que decirlo más (si queréis, con la entonación que Ernesto Sevilla le daba a cierto insulto muy español en cierto vídeo que fue un fenómeno de internet hace un tiempo…). Y hay que decirlo más porque en general no llegamos a comprender qué significa esta frase. Bueno, o eso o que aun comprendiéndola intentamos confundir a quien no la entiende haciéndole creer que una cosa sí que implica a la otra.
Prácticamente a diario nos encontramos en (principalmente) medios de comunicación noticias cuyo titular tiene una estructura parecida a algunos de los siguientes:
Un estudio afirma que cuanto más A más B.
Un estudio afirma que quienes son A tienen menos B.
Un estudio afirma que dado que A es así entonces B es de esta otra forma.
…
En principio, todos esos titulares indican básicamente que lo que dice A es lo que provoca que ocurra B, o, lo que es lo mismo, que B es consecuencia de A. Normalmente, cuando uno se lee esas noticias, acaba dándose cuenta de que lo que hay es una correlación entre A y B (vamos, una relación entre esos dos sucesos), pero, en principio, sin ningún indicio de que sea uno de ellos, A en este caso, el que provoca el otro, B.
El estudio de la correlación entre dos variables es uno de los temas que se trata en Estadística. Resumiendo un poco, la cuestión sería algo como lo siguiente:
– A partir de ciertos datos obtenidos de cada una de esas variables uno estima si hay alguna relación entre ellas. La que se estudia con mayor frecuencia es la llamada regresión lineal (mediante la que buscamos si hay relación lineal hay entre las variables), pero hay muchos más tipos posibles: cuadrática, exponencial, logarítmica…
– Con esos datos se calcula una función (que, por ejemplo, en regresión lineal es una recta) que nos determina exactamente qué relación hay entre esas variables.
– Se estudia la correlación real entre ellas (es decir, cómo de fuerte es la relación que habíamos estimado a partir de los datos iniciales) mediante un coeficiente de correlación.
Este coeficiente suele tomar valores entre -1 y 1, y se interpreta de la siguiente forma:
Ahora, que la relación entre las variables sea muy fuerte (esto es, que sea casi 1 o casi -1) no significa que una de ellas sea la causa de la otra. En ningún sitio esta teoría nos deja asegurar con tanta ligereza que el hecho de que haya una correlación muy fuerte entre A y B significa que la variable A es la que está provocado que se presente la variable B. La teoría habla de relación entre las variables, no de que una sea la causa de la otra.
Todo esto de la mala interpretación de la correlación también se encuentra, y en demasiadas ocasiones, en estudios científicos supuestamente serios. No son pocos los estudios que al encontrar una cierta relación entre dos variables presentes en los sujetos estudiados se tiran a la piscina afirmando que por tanto una de ellas es la causa de la otra, cuando en realidad en dichos estudios no hay ninguna evidencia de que esto sea verdad (simplemente hay correlación).
Supongo que más de uno se estará preguntando lo siguiente: ¿entonces es mentira que correlación implique causalidad? Pues no, no es mentira, y verdad tampoco. Me explico:
Cuando se dice que la frase correlación no implica causalidad (en latín, Cum hoc ergo procter hoc) es cierta lo que se quiere decir es que el hecho de que haya correlación entre dos variables no significa que una provoque a la otra, pero eso no significa que si encontramos correlación entre dos variables automáticamente podamos descartar que una sea causa de la otra. Hay casos en los que A es la causa de que ocurra B, en otros es al revés, en otros hay alguna variable adicional la que hace que se produzca esa correlación…y a veces todo es fruto de la casualidad (sí, casualidad, no “causalidad”).
El problema de creerse que una fuerte correlación implica una cierta relación causal entre las variables es que esa creencia se puede usar (malintencionadamente o no) para engañarnos, ya que no es demasiado difícil encontrar correlación entre dos variables que en principio ni están relacionadas a poco que queramos “forzarla”.
Por ejemplo, si os digo que el descenso de piratas en el mundo está provocando una subida de la temperatura media global de nuestro planeta, ¿qué pensaríais? Posiblemente que estoy muy mal de la cabeza, ¿no?
Artículo completo en: Gaussianos
Creative Commons acaba de lanzar una versión 4.0 renovada de sus licencias que permite un uso más global de las licencias para que estas se adapten a la legislación de cada país.
Según revela el portal Arnnet, las nuevas modificaciones se han desarrollado tras un trabajo de dos años en el que han colaborado expertos legales de todo el mundo para “renovar y perfeccionar” las licencias. La nueva versión 4.0 de Creative Commons permite un uso más sencillo e internacional de estos permisos legales, que el proporcionado hasta ahora esta plataforma. De esta manera, las modificaciones introducidas ofrecen seis licencias estándar para que tanto artistas, autores, científicos o profesores “puedan gestionar sus derechos de autos de una manera más flexible”, aseguran desde Creative.
Junto a esta implementación, las bases de datos no están cubiertas por la anterior versión 3.0, por lo que se eliminan posibles confusiones ocasionadas en ciertas jurisdicciones en torno a sus derechos. A esta mejora añade un mayor anonimato para el usuario, al tiempo que se incluye la posibilidad de solicitar una licencia para eliminar la atribución de una adaptación de la obra, lo que implica que los propietarios de la licencia pueden elegir cuándo quieren realizar la atribución de su trabajo.
Fuente: ITespresso.es