Los investigadores Karsten Nohl y Jakob Lell han conseguido cargar malware en el firmware de los conectores USB.Esto supondría una nueva manera de hacerse con el control de cualquier ordenador o dispositivo ya que no haría falta tener memoria para almacenar el código malicioso. Este iría incrustado en el firmware de los chips que albergan los conectores USB de cualquier dispositivo, o lo que es lo mismo, cualquier teclado, ratón, cámara de fotos, móvil, ventilador, luz de lectura… cualquier cosa que se pueda conectar mediante USB es susceptible de tener un virus.
Este descubrimiento ha sido posible gracias a que los investigadores han usado ingeniería inversa para llegar a las comunicaciones básicas del firmware del USB. A partir de ahí han desarrollado un virus llamado BadUSB que puede controlar un ordenador completamente con el simple hecho de enchufar un dispositivo USB a un puerto de la misma interfaz.
Fuente: ALT1040
Licencia CC
Imprimir alimentos ya es posible, pero una impresora en 3D que además cocine supondría una verdadera revolución gastronómica, algo que se convertirá en realidad en 2016, fecha en la que una empresa española tiene previsto comercializar un aparato de este tipo.
Este nuevo electrodoméstico tendrá conexión a internet para acceder a las recetas preferidas y compartirlas en redes sociales, y será posible activarlo con dispositivos móviles con sistema Android, por ejemplo, desde la oficina, para tener el plato listo nada más llegar al hogar.
Este revolucionario «cocinero», ideal para los que quieren comer de restaurante, pero en el sofá de casa, «ya está probado y funciona», ha asegurado Emilio Sepúlveda, consejero delegado y cofundador de Natural Machines, empresa responsable del proyecto, quien ha añadido que ahora sólo falta «depurar» la tecnología.
La primera versión de Natural Machines, que imprimirá alimentos aunque todavía no cocinará, y que saldrá al mercado a principios de 2015, será pionera al «construir» menú con más variedad de productos que las que hay hasta ahora centradas en los dulces.
Por ejemplo, permitirá incluir carne, verduras, frutas y masas, entre otras, ya que tiene carga simultánea para cinco cápsulas, según Sepúlveda, con lo que se podrán diseñar menús «espectaculares», a la carta, de distintas formas geométricas y alturas, y que «no se podrían hacer a mano».
Fuente: teinteresa.es
¿Cómo es posible que la nave espacial norteamericana Opportunity haya tardado tanto en superar la distancia recorrida por el Lunojod 2 de la extinta Unión Soviética?
La respuesta la debemos hallar en las diferentes condiciones de las dos misiones espaciales. Los Lunojods eran conducidos en tiempo real desde la Tierra por una tripulación de cinco personas. Es decir, lo que hoy en día llamaríamos ‘telepresencia’. Sin embargo, el retraso en las comunicaciones debido a la distancia que nos separa de Marte hace que sea imposible controlar un vehículo marciano en tiempo real (el retraso puede alcanzar los 40 minutos). Además, los rovers no están en contacto permanente con la Tierra y hay que aprovechar las sesiones de comunicación al máximo (normalmente hay unas dos sesiones usando las sondas Mars Odyssey y MRO). Sólo hace falta echar un vistazo a las instalaciones de control de ambas misiones para entender la diferencia en la filosofía de ambas misiones:
Para ‘conducir’ los rovers marcianos el equipo de tierra planifica una ruta detallada a partir de las imágenes de las cámaras de navegación y panorámicas, normalmente uno o dos días antes. Las instrucciones se mandan al rover y este las cumple diligentemente a no ser que su software detecte algún obstáculo no previsto, en cuyo caso el vehículo se detiene a la espera de nuevas órdenes. Los ordenadores de los rovers marcianos también permiten recorridos ‘automáticos’ de unos cien metros aproximadamente. En estos trayectos el software decide sobre la marcha si es necesario apartarse ligeramente de la ruta programada por los humanos con el fin de evitar rocas, grietas o salientes. Para poder decidir qué acción es la más correcta el rover emplea imágenes de las cámaras de navegación y los datos de las unidades de medida inercial (IMU).
O sea, el ‘conductor’ de Opportunity no dirige el vehículo con un joystick o un volante como si estuviera en un videojuego, sino que usa un ordenador ‘normal y corriente’ para introducir las coordenadas de la trayectoria. La conducción basada en imágenes de Opportunity, denominada ‘odometría visual’, tiene sus limitaciones. El procesador RAD6000 del rover funciona a 200 MHz y necesita unos tres minutos para procesar las imágenes tras recorrer 60 centímetros. Si además el rover se desplaza automáticamente (AutoNav) el tiempo de ejecución se dispara porque el ordenador debe decidir la ruta por sí solo. En AutoNav el rover debe gastar tres minutos de procesado cada 50-150 cm recorridos dependiendo del terreno.
Artículo completo en: El blog de Daniel Marín