Los ordenadores biomoleculares, hechos de ADN y otras moléculas biológicas, sólo existen en la actualidad en un puñado de laboratorios especializados, y están lejos de ser utilizados para el almacenamiento y gestión de datos común. Sin embargo, investigadores del Laboratorio del profesor Ehud Shapiro en el Instituto Weizzman han encontrado una forma de hacer esos dispositivos microscópicos de computación más fáciles de utilizar para los usuarios, incluso en la ejecución de cálculos complejos o en la respuesta a complicadas tareas.
Shapiro y su equipo crearon el primer dispositivo informático autónomo y programable basado en ADN en el año 2001. Este aparato microscópico fue capaz de realizar sencillos cálculos como chequear una lista de ceros y unos para determinar si había un nivel constante de unos. Una nueva versión, creada en 2004, pudo detectar cáncer en un tubo de ensayo y liberó una molécula para destruirlo. Pero además de para tantear la posibilidad de que tales aparatos basados en la biología puedan un día inyectarse en el cuerpo para curar enfermedades, los ordenadores moleculares pueden concebirse para realizar millones de cáculos en paralelo.
Ahora, Shapiro y su equipo, en un estudio publicado en Nature Nanotechnology, han diseñado un programa avanzado para ordenadores biomolecualres que les habilita para ‘pensar’ lógicamente, informa Science Daily.
La serie de deducciones utilizada para este dispositivo futurista resulta remarcablemente familiar. Primero se le planteó una simple proposición planteada por Aristóteles hace más de 2000 años: “Todos somos mortales. Sócrates es un hombre. Luego, Sócrates es mortal”. Tras asociar una regla (Todos los hombres son mortales) y un hecho (Sócrates es un hombre), la respuesta del bioordenador a la pregunta ¿es Sócrates mortal? fue correcta. Posteriormente, los investigadores sometieron al bioordenador a tareas más complicadas que implicaban distintas normas y hechos, y el dispositivo fue capaz de deducir las respuestas correctas en cada ocasión.
Al mismo tiempo, el equipo creó un compilador –un programa para conectar un alto nivel de lenguaje de programación y el código de computación de ADN–. A través de la compilación, la tarea encomendada podría ser definida en algo como esto: Mortal (Sócrates)?. Para computar la respuesta, varias filamentos de ADN que representan las normas, hechos y tareas fueron reunidas por un sistema robótico y se buscó una integración en un proceso jerárquico. La respuesta fue codificada en un flash de luz verde: algunos de las filamentos tenían una versión biológica de una señal luminosa que equiparon con una molécula fluorescente natural enlazada a una proteína que mantenía esa luz cubierta. Una enzima especializada, atraída al lugar de la respuesta correcta, retiraba esa cobertura y dejaba la luz brillar. Las pequeñas gotas de agua que contienen las bases de datos biomleculares fueron capaces de responder a tareas muy intrincadas, e iluminar una combinación de colores que representaban respuestas complejas.
Fuente: Ciencia al día
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Enlaces de interés:
– Apuntes Historia Informática. Rafael Barzanallana
– Construyendo un chip molecular para computadoras