El experto en cibernética de la Universidad de Reading (Reino Unido), Kevin Warwich está convencido de la perfecta unión a la que se puede llegar entre el hombre y la máquina. Él mismo es la demostración. Utilizándose como conejillo de indias, se ha implantado un chip que, a través de radiofrecuencia, se conectaba con un ordenador. «Conseguí identificarme con él, de manera que la máquina pudiera abrir puertas y dar las luces en mi lugar», dijo ayer en Cáceres.
Del mismo modo, se autoimplantó un dispositivo en su sistema nervioso. Con este implante descubrió, con los ojos cubiertos, que «sin ver, era capaz de decir si se me acercaba un objeto».
Asimismo, a través de este implante y con la implicación de su esposa, a la que colocó un collar conectado al implante, Warwick dijo haber conseguido «uno de los resultados que más me emocionó, porque conseguía transmitir a mi esposa señales de miedo, de alegría, de excitación. Conseguimos unir nuestros dos sistemas nerviosos», añadió durante el I Congreso Internacional de Ingeniería Médica (Memeet), organizado por el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón.
Sus experimentos no son un juego. Ante una sala llena de médicos, informáticos, diseñadores e ingenieros, Warwick quiso mostrar cómo las nuevas tecnologías robóticas son la solución a enfermedades como el párkinson, la ceguera o la amputación de algún miembro, «a pesar de que algunos científicos tienen una visión muy limitada».
Fuente: ElPais.com