Cuando su PC envejezca y desaparezca de su escritorio, empezará un complicado proceso que puede acabar al otro lado del planeta. Si hay suerte, el aparato será reciclado adecuadamente, los materiales valiosos como plata o paladio serán reutilizados y los tóxicos, como el plomo y el mercurio -aún presentes en muchos ordenadores- eliminados de la manera más ecológica posible. Si no la hay, su viejo PC acabará en un basurero del tercer mundo donde sus componentes tóxicos contaminarán el suelo y el agua. O será desamblado en Guiyu, China, conocida como la capital de la basura electrónica y por sus poco ecológicos procedimientos.
El reciclaje de ordenadores es un creciente problema. Sólo en EE UU, 63 millones de PC y ordenadores portátiles fueron desechados en 2005. Según el Consejo Nacional de Seguridad, el número de computadoras obsoletas acumuladas en este país alcanzará los 500 millones en 2007, cantidad suficiente para cubrir la superficie de Los Ángeles.
EE UU es sede de algunos de los principales grupos tecnológicos del mundo, pero es la única nación industrializada que no ha ratificado la Convención de Basilea, que prohíbe la exportación de basura electrónica contaminante a países pobres. No hay leyes federales que regulen el reciclaje de viejos ordenadores. Sin embargo, cada vez más fabricantes están descubriendo que invertir en reciclaje y en un diseño más ecológico compensa.
La estricta legislación de la UE obliga a las multinacionales a fabricar productos con estándares más rigurosos si quieren vender en Europa. Pero también la presión de un creciente número de accionistas y consumidores en EE UU está contribuyendo al cambio. Apple, por ejemplo, anunció recientemente que reciclará los ordenadores viejos de aquellos que compren un Mac en alguna de las tiendas Apple o en su página web. La idea, propuesta por un grupo de accionistas, salió adelante pese a la opinión contraria de la presidencia.
Hewlett-Packard (HP) también recoge y recicla los PC obsoletos de sus clientes. En sus plantas de Roseville (California) y Nashville (Tennessee) la firma procesa unas 680 toneladas de basura electrónica al mes. Entre viejos monitores y teclados HP aparecen unos 250 gramos de materiales preciosos por tonelada, un rendimiento mayor al de muchas minas de oro y plata. Pero el reciclaje no es un negocio rentable. Según un estudio gubernamental, el valor de las materias primas obtenidas al reciclar un ordenador alcanza, como mucho, los dos dólares. ‘Reciclamos porque lo demandan nuestros clientes, no hacemos dinero con ello’, dice un portavoz de HP.
Los fabricantes están aumentando su inversión para producir equipos con menos componentes tóxicos y más fáciles de reciclar. Uno de los avances más interesantes es la sustitución de plásticos derivados del petróleo por biopolímeros, que se obtienen del maíz y de otros vegetales. HP creó un prototipo de impresora con este material. El problema: no tolera el calor. El pasado verano, el encargado de estrategias medioambientales de HP, John Frey, cargó el prototipo en el maletero de su coche para mostrarlo en una oficina en Tejas. Parte del aparato se derritió durante el viaje.
Fuente: 5dias