Durante dos años he sido fiel cliente de PC Box. Cuando se me estropeaba el equipo me lo revisaban, me tenían al tanto de lo que ocurría y, en caso de no poder arreglarlo, me lo cambiaban en cuestión de días. Y sin embargo, ahora les voy a dar un consejo que surge directamente de mi experiencia: no compren en PC Box.
Y es que los últimos cinco meses han sido una auténtica odisea, y todo para que me arreglen un disco duro portátil que vale 40 €.
Todo comenzó en septiembre. Mi disco duro portátil dejó de funcionar de la noche a la mañana, y lo llevé a que lo revisaran. “En una semana te llamamos”, me dijeron. Sin embargo, pasados quince días nadie se había puesto en contacto conmigo, así que acudí a la tienda.
“No estoy seguro que de la garantía cubra el desperfecto” me dijo un empleado.
“¿Y eso?”
“¿Usted para qué emplea este disco duro?”
“Lo llevo a mi trabajo, a la facultad, lo uso en los diferentes ordenadores de mi casa…”
“Claro, es que usted lo está llevando de aquí para allá, y por eso se le estropea.”
Tras unos largos minutos de discusión, y tras pedirle el libro de reclamaciones, parece que acabó convencido de que cuando uno comprar un disco duro portátil es, justamente, para portarlo de un sitio a otro.
“Pásate en quince días y, si no lo hemos arreglado, te damos otro.”
Tras quince días volví. Ay, mala suerte, el chico que me había atendido ya no trabajaba en la tienda y se había olvidado de avisar de la reparación.
Tras otros quince días volví.
“El disco duro no funciona.”
“Por eso lo traje.”
“Ya, pero es que no logramos hacer que funcione.”
“Bueno, pues denme otro.”
“No es tan sencillo. Hay que pedirlo a fábrica, y eso puede tardar un mes.”
“Pues esperemos un mes, total.”
Pasó un mes. Nadie me llamó. Pasó un mes y medio y volví a acudir.
“No nos han mandado nada, tiene que esperar.”
Pasó otro mes, pero nadie me llamó. Volví a acudir.
“Usted no nos aparece como cliente.”
“¿Cómo?”
“Que usted no nos aparece como cliente. ¿Seguro que fue en esta tienda donde depositó el disco duro?”
Puesto que la PC Box más próxima a Cádiz está a 45 minutos en coche, ratifiqué que, salvo poderes de teleportación ocultos, efectivamente había sido allí. Me tomaron todos los datos, me dijeron que me llamarían a la semana y, obviamente, nadie me llamó.
Volví a ir. Empezaba a ponerme nervioso y a hablar mal a los empleados de la tienda, cosa que les molestaba obviamente. Pero total, ¿qué iban a hacer? ¿Retrasarse más?
“Hemos encontrado su disco duro, pero no funciona.”
Me quedé en silencio unos instantes.
“¿Usted está de broma? Llevan con mi disco duro cerca de cuatro meses, ¿y me dice que no funciona? ¡Ya sé que no funciona! ¡Si funcionase lo tendría en mi casa, no en la tienda!”
Tras pedirme que me calmara, me dijo que me pasara después de Reyes y que me darían otro.
Y allí he ido hoy, y me han dado el disco duro.
“Ya funciona. Te lo hemos arreglado y tienes toda la información que creías perdida.”
“¿No me iban a dar otro?”
“Eso era si no lo arreglábamos.”
“¿Y cómo lo han arreglado?”
“La caja estaba suelta. Le he puesto cinta adhesiva y ya está perfecta.”
Lo comprobó y funcionaba, efectivamente.
Pues nada, cinco meses para poner cinta adhesiva a una caja. Así que entiendan si les digo que no compren ni lleven sus ordenadores allí… ¡imagínense que tienen que quitar un tornillo!
Fuente: Gades Noctem