Cien voluntarios de la compañía pondrán en práctica un plan acordado por la empresa y el sindicato en Francia. La consigna: «El lugar de trabajo es la PC»
Hace más de un año que el gigante automotriz francés Renault reflexiona sobre el concepto «nuevos ambientes de trabajo». La iniciativa responde a una búsqueda de ahorro y también pasa por transformar la organización del trabajo.
A estos factores se suma la demanda cada vez mayor de parte de los empleados de un mayor equilibrio entre vida profesional y personal. La respuesta de Renault ha sido el teletrabajo y la automotriz se convirtió así en la primera empresa de su nivel en instaurar este sistema en Francia, según detalla la prestigiosa publicación española 5Días.
La dirección y los sindicatos llegaron a un primer aucerdo que alcanzará las cien personas a principios de este año. Cada empleado podrá trabajar desde casa entre dos y cuatro días por semana y presentarse en la oficina al menos un día ‘para no romper el contacto físico con la empresa’, según un portavoz de Renault. Renault pagará la conexión de internet y dará una PC portátil a aquellos empleados que acepten trabajar desde su domicilio.
Según una encuesta del Centro Francófono de Informatización de las Organizaciones (Cefrio), orientada a ayudar a empresas, universidades y gobiernos a equilibrar productividad y bienestar de los ciudadanos, todo parecen ser ventajas para los teletrabajadores: mayor flexibilidad de horarios de trabajo y menor estrés y cansancio.
Consigna
Según informa 5Días, «la marca del rombo se ha sumado a la lógica anglosajona» y tomó para sí la consigna de que en la actualidad «el lugar de trabajo es la PC».
El 40% de puestos de trabajo en las oficinas de Renault en París queda vacío cada día por trabajo, por enfermedad o por vacaciones, sobre todo desde la implantación de la jornada laboral de 35 horas semanales del anterior gobierno socialista.
¿Por qué seguir pagando entre 10.000 y 15.000 euros por cada lugar de trabajo al año? Como ya hicieran Accenture y después IBM, la marca del rombo experimenta desde hace seis meses el sistema de oficina flexible. Se acabó la mesa con objetos personales.
Un total de 350 personas en una de las direcciones de Boulogne Billancourt, donde está instalado el núcleo empresa en París, eligen cada día un puesto e instalan en él su computadora portátil con acceso directo a una línea de teléfono. De querer aislarse para concentrarse en el trabajo, los empleados podrán utilizar las quiet rooms, salas sin conexión telefónica.
Al terminar la jornada laboral, guardan sus efectos personales y deben asegurarse de que no queda ninguna huella de su paso por ese puesto, que otra persona utilizará al día siguiente. A largo plazo la empresa quiere prescindir de 2.000 lugares de trabajo de los 24.000 actuales en París, que se traducirán en un ahorro de 20 millones de euros anuales.
Fuente: INFOABEprofesional.com
Autor: rafa casado
Tiene gracia!!!, tanto llamar los agoreros y nuevos píndaros al teletrabajo por la vía de reducción de costes y mejora de la productividad, y no había manera de seducir a las empresas y sus dirigentes. Y, sin embargo, ahora, después de más de 30 años de vida de esta nueva forma de trabajo en red, es por la vía de la conciliación como está penetrando.
La verdad es que se trata de una de las respuestas clásicas a las demandas de los trabajadores y sus sindicatos para mejorar y recuperar el equilibrio perdido entre trabajo-vida, pero, desde mi punto de vista, no es más que un parche a un problema de fondo que no hay que olvidar.
Veamos. La cultura de la red va acompañada de globalización y de una fuerte presión competitiva, que se materializa en el mundo del trabajo a través de la extensión de horarios y ampliación de las jornadas, de procesos de individualización y mercantilización de las relaciones laborales, deslaboralización, deslocalización, precarización, de todo lo que, en suma, hace que cada vez se trabaje más y peor (menos productividad).
La presión competitiva que existe es de tal calibre que está generando problemas en la gestión de los recursos humanos en las empresas, especialmente –aunque no sólo– en los profesionales que optaron por la individualización y no están sujetos a la negociación colectiva. Hasta el punto que se está rompiendo ese equilibrio que siempre debe existir entre trabajo y vida privada, o vida laboral y vida familiar.
El teletrabajo, en ese contexto, se presenta ahora como una solución a los problemas de gestión que tienen las empresas. La vía de la conciliación, en teoría, es una buena forma de empezar a introducir el teletrabajo. Pero también hay que tener mucho cuidado si se hace en aras de la conciliación y la mejora, porque la experiencia demuestra que suelen aparecer síntomas de malestar con esta nueva forma de trabajar a lo largo del tiempo, porque el problema de fondo no se resuelve.
En consecuencia, existe el peligro de entrar en dinámicas desestructurantes, no sólo ya del trabajo en la oficina sino también de las tareas del hogar, especialmente en el caso de la mujer trabajadora en contextos machistas, destaylorizando uno y taylorizando otro. Y es que esto de mezclar espacios y horarios, se puede convertir en un conflicto familiar grave. Por lo tanto, a eso también hay que estar muy atento. Hay que ser muy rigurosos a la hora de introducir el teletrabajo y, sobre todo, seleccionar muy bien a los/as teletrabajadores, cuidando sus respectivos entornos sociales (tanto laborales como familiares) y evaluar de forma continua, para evitar disfunciones adicionales tanto en la familia como en el trabajo.
Lo que sí es cierto es que, cuidando todos estos aspectos, la vía de la conciliación es de la mejores para que el teletrabajo vaya penetrando en las empresas y en la sociedad. Pero todavía sería mejor que nos sirviera para reflexionar acerca de este paradigma basado en la globalización y presión competitiva que es realmente el que nos lleva a deshumanizar el trabajo, en tanto que actividad social, y ahora parece que también va a penetrar en la esfera social y privada de la familia y el hogar para completar el proceso de deshumanización de la vida, la familia y el trabajo
Fuente: Infobae.com